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(CNN) – La Autoridad del Valle del Tennessee (TVA, por su sigla en inglés) está celebrando algo que fabricó durante 43 años: la finalización de la planta nuclear Watts Bar.

En 1973, la TVA, uno de los mayores proveedores públicos de energía eléctrica de Estados Unidos, comenzó a construir dos reactores que, combinados, prometían generar suficiente energía como para iluminar 1,3 millones de hogares.

El primer reactor, demorado por defectos de diseño, logró ponerse en marcha en 1996. Hoy, después de miles de millones de dólares de sobrecosto en el presupuesto inicial, el segundo reactor por fin ha comenzado a enviar energía a casas y empresas.

Parado en frente de ambos reactores, Bill Johnson, el presidente de TVA, aseguró esta semana que Watts Bar 2, el primer reactor de Estados Unidos en entrar en operación comercial en 20 años, ofrecerá energía limpia, barata y confiable a los residentes de varios estados del sur del país, al menos por una generación más.

“Si tú estás en el negocio nuclear, la vista detrás mío es una hermosa vista”, dijo Johnson. “Es una escena que hemos esperado por años, la del vapor saliendo de las dos torres de enfriamiento, lo que significa que ambas están funcionando. Se puede oír la turbina andando. Es un gran día”.

Caída de popularidad

Cuando la TVA propuso, por primera vez, la construcción de la planta Watts Bar, la energía nuclear estadounidense estaba en medio de una edad de oro, dado que los reactores nucleares recibieron la aprobación regulatoria en la década del 70.

TVA comenzó a trabajar en los reactores de Watts Bar en los años siguientes. Antes de que la planta entrara en funcionamiento, sucedió el accidente de la central nuclear de Three Mile Island, en 1979. Aunque nadie murió, el hecho puso al país en alerta máxima y llevó a que se incrementaran las regulaciones, lo que afectó la rápida expansión de la industria nuclear.

Siete años después hubo una catástrofe nuclear mucho mayor: la de Chernobyl, en Ucrania, que llevó a la industria estadounidense a la parálisis. Después de Chernobyl, los servicios ofrecidos por los reactores nucleares se encarecieron tanto, que eso forzó a muchas compañías a suspender los planes que tenían.

Mientras eso pasaba, sin embargo, emergieron otros grandes poderes en el mundo nuclear. Hoy, el 75% de la electricidad de Francia viene de plantas nucleares, cuando en Estados Unidos solo llega al 20%, y China se comprometió hace poco a doblar su capacidad nuclear antes de que termine esta década.

Además de hacerle frente al aumento de los costos en Estados Unidos y a un sentimiento antinuclear cada vez más fuerte entre la población, en los años 80 la TVA casi quiebra y no tuvo más opción que suspender sus planes para el reactor Watts Bar.

Una segunda vida para Watts Bar 2

Antes de Watts Bar 2, la última vez que un reactor estadounidense se puso en marcha fue en 1996. Fue el Watts Bar 1 que, según el Atlanta Journal-Constitution, costó 6.800 millones de dólares, mucho más que el costo original de 370 millones de dólares.

En la década del 2000, algunas compañías de energía, enfrentadas a mayores regulaciones ambientales, volvieron a mirar la energía nuclear como alternativa frente a combustibles fósiles como el carbón y el petróleo. Un puñado de empresas, aprovechando los préstamos federales de la administración Bush, revivieron los planes de reactores nucleares en un periodo que ahora se conoce como “el renacimiento nuclear”.

Eventualmente, las autoridades nucleares comenzaron a dar luz verde a nuevos reactores, incluyendo algunos en Georgia y Carolina del Sur. En el 2007, la TVA reanudó la construcción del Watts Bar 2, según la Agencia Internacional para la Energía Atómica. En ese momento, la TVA dijo que le tomaría cinco años más completar la fabricación del reactor.

Ante este nuevo panorama, sin embargo, algunos grupos ambientalistas, incluyendo el Club Sierra, siguen oponiéndose a la construcción de reactores nucleares, sobre todo después del accidente del 2011 en Fukushima (Japón).

“Llegó 30 años tarde y con miles de millones de dólares de sobrecosto, pero si va a funcionar, esperamos que TVA haga que funcione de manera correcta y segura”, aseguró el año pasado al Chattanooga Times Stephen Smith, director ejecutivo de la Alianza del Sur para la Energía Limpia.

Energía, 43 años después

La TVA, que hoy llega a siete estados del sur del país, confía en que la energía nuclear pueda proveer electricidad a cerca de 4,5 millones de hogares.

Watts Bar 2, la séptima compañía en operar el reactor, ha reafirmado su compromiso por ofrecer energía al menos cuatro décadas más, aseguró Johnson.

Al final, TVA necesitó más de cinco años para construir el proyecto. El costo total excedió, de lejos, el presupuesto inicial, llegando a 4.700 millones de dólares.