(CNN Español) – En menos de una semana Nicaragua elige presidente y diputados para los próximos cinco años. El período electoral, que empezó hace seis meses, estuvo caracterizado por controversias y desacuerdos entre diferentes movimientos políticos.
El primer episodio fue el anuncio de la séptima candidatura a presidente del actual mandatario Daniel Ortega, quien aspira a su tercer período consecutivo y cuarto en la historia de Nicaragua.
Su propuesta consiste en continuar trabajando en la línea que lo han hecho desde que volvió al poder: “(Vamos a) seguir haciendo mejor lo que hemos venido haciendo desde el año 2007 hasta la fecha en estos nuevos tiempos de paz, reconciliación, de seguridad de entendimiento, en beneficio de todas las familias nicaragüenses”, dijo luego que su candidatura fue anunciada.En esa misma ocasión anunció que la observación electoral internacional no estaría presente en las elecciones y los llamó “sinvergüenzas”. De acuerdo con la ley, es el Consejo Supremo Electoral a quien le corresponde reglamentar la acreditación y participación de los observadores.
Tan sólo habían pasado unos días cuando la Corte Suprema de Justicia anunció que se retiraba la representación legal al principal partido de oposición, el Partido Liberal Independiente (PLI) liderado por Eduardo Montealegre. “Tarde o temprano la Corte Suprema de Justicia tendrá que revertir ese ilegal y absurdo fallo que abre las puertas a la inestabilidad”, dijo Montealegre en ese momento, pero semanas más tarde dijo que se retiraba de la vida política.
Entonces Pedro Reyes se convirtió en el nuevo presidente y candidato del PLI y tres meses después renunció a su cargo, aduciendo falta de tiempo: “Tengo cinco cargos en mi hobby, me levanto a la 4 de la mañana, y me acuesto a las 11 de la noche”, dijo Reyes.
Pero antes de su renuncia, la Asamblea Nacional destituyó a 28 diputados de la oposición que desconocían el nuevo liderazgo de Reyes. Luego del retiro de la representación legal, se habían autodenominado independientes, y en Nicaragua la ley sanciona con la destitución a los parlamentarios que cambien la opción política por la que fueron electos.
Pero el evento que quizás causó más revuelo fue la elección de la primera dama y vocera del gobierno Rosario Murillo como la candidata a la vicepresidencia al lado de su esposo. La ley dice que no puede postularse para este cargo alguien que tenga segundo grado de afinidad con el presidente, pero ellos dicen que su grado es cero.
“Eso no aguanta ningún tipo de lógica; es decir, si no puede correr mi cuñado porque es pariente de mi mujer, ¿por qué puede correr mi mujer?”, opina el exdiputado de la Asamblea Nacional Eliseo Nuñez.
En este contexto, la Cámara de Representante de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley conocido como “Nica Act”, porque supuestamente el Gobierno reprime a la oposición y viola los derechos humanos. Esta propuesta pretende que se prohiban los préstamos de Estados Unidos a Nicaragua, lo que representa unos 250 millones de dólares anualmente. Sin embargo, para que el Nica Act sea ley debe ser aprobada por el Senado y promulgada por el presidente de Estados Unidos.
“La teoría de este tipo de sanción lo que hace es aumentar la presión en el país en contra del gobernante en este caso por lo que se percibe en los Estados Unidos que ha sido un retroceso importante en la gobernabilidad política Nicaragua”, opina al respecto el analista Francisco Aguirre Sacasa.
Faltando tan solo 12 días para las elecciones, el gobierno anunció que la Organización de Estados Americanos OEA está invitada a las elecciones para que presencie, no para que observe.
En estas circunstancias, seis partidos políticos nacionales y uno regional se presentan a la contienda el próximo 6 de noviembre, en el cual el Gobierno busca la reelección, una parte de la oposición llama a no votar y la otra ofrece un cambio.