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Así se ríen las ratas si les hacen cosquilllas
01:04 - Fuente: CNN

(CNN Español) – Ratas. La simple idea de tener estos animales cerca dispara el pánico (o el asco, según el caso) de muchas personas: les huyen, se suben a las mesas cuando los ven, no los quieren cerca. Los roedores no son muy populares entre los humanos. Pero un artículo publicado por la revista Science reveló que nuestro cerebro y el de las ratas tienen una reacción en común: la risa que producen las cosquillas.

Sí. Ellas también son capaces de sentir este estímulo y reaccionar a él. Según informó la publicación, un estudio con roedores pudo identificar lo que se ha denominado el “centro de cosquillas” en el cerebro de los mamíferos. De tal manera que, cuando esta región es estimulada, se provoca un “paroxismo de chillidos ultrasónicos, la versión en la rata de la risa humana”.

Y un dato curioso: si a las ratas y a los humanos no les hacen cosquillas cuando son jóvenes, es poco probable que de adultos disfruten este estímulo.

Pero, ¿cómo llegaron dos investigadores alemanes a descubrir que las ratas se ríen cuando sienten cosquillas? Según Shimpei Ishiyama, un neurocientífico de la Universidad Humboldt de Berlín y coautor del estudio, el primer paso fue acostumbrar a las ratas al proceso de las cosquillas. Sobre todo a los roedores machos más jóvenes que tienden a ser más juguetones. Así que por un par de semanas las ratas se enfrentaron al hecho de que una mano gigante les hiciera cosquillas.

“Es muy parecido a lo que sucede si le haces cosquillas a los niños, gatos o perros. Con el tiempo, las ratas aprenden que es divertido jugar con el estímulo y empiezan a perseguir la mano o incluso la reconocen como compañera de juegos”, le dijo Ishiyama a la revista Science. Una vez concluido el entrenamiento, los investigadores insertaron electrodos en la corteza somatosensorial de los roedores (una región en el cerebro que está involucrada en el proceso de estos estímulos) para poder registrar la actividad neural durante las cosquillas.

Science relató que, sorprendentemente, en esta zona las células aumentaron su actividad cuando las ratas recibían las cosquillas. Pero no sólo eso: también sucedía cuando, después del estímulo, los animales se reían. Esto, explicó Iishiyama a la publicación, rebate la idea tradicional que la corteza somatosensorial solo procesa la información y no desencadena otros comportamientos. También se dieron cuenta que las ratas sentían más, por así decirlo, cuando el estímulo era en el estómago, un poco menos en la espalda y casi nulo en la cola. Lo que arroja pistas sobre la conexión anatómica que puede existir la reacción a las cosquilleas, según reportó la revista Nature.

Además, cuando los investigadores les aplicaron estímulos eléctricos a las células en la parte del cerebro, la reacción de las ratas fue reírse (el término exacto es “vocalizar”) de la misma manera en que lo hacían cuando la mano les hacía cosquillas. “Esto evidencia que esas células son responsables de las cosquillas”, concluyó Ishiyama. De tal manera que, como apuntó Elise Wattendorf, neurocentífico de la Universidad de Fribourg en Alemania, para Science “este experimento muestra por primera vez que la risa puede provocarse con este tipo de estimulación”.

En últimas se trata de que “los experimentos mostraron que las ratas disfrutaban las cosquillas”, explicó Ishiyama a la revista. Justamente, los animales solían regresar una y otra vez al sitio donde sintieron el estímulo. Además, exhibieron una expresión clásica de emociones positivas que se encuentra en varias especies como los perros, zorros y hasta los niños: “saltos de alegría (juntando las dos piernas)”, explicó el investigador.

El humor es más importante de lo que parece

Ahora, el experimento no fue tan efectivo cuando las ratas fueron puestas bajo condiciones que les generan ansiedad. Una vez estuvieron expuestas a una luz brillante (los roedores son animales nocturnos) y en una plataforma elevada, las ratas experimentaron menos cosquillas y su actividad cerebral registró una supresión en las células que habían provocado la reacción del experimento anterior.

Por eso, como le dijo Ishiyama a Science, una de los elementos más interesantes de investigar las cosquillas y su reacción es que dependen bastante del humor de la persona o el animal. “Hasta Darwin había observado que cuando a los niños les hacía cosquillas un extraño era más probable que gritaran a que se rieran”, insistió.

¿Por qué es importante estudiar las cosquillas?

Ishiyama apuntó que aún hay muchas preguntas sobre el proceso de las cosquillas y cómo lo maneja el cerebro. Está relacionada con nuestra habilidad de reír, jugar y sentirnos bien. Además, un síntoma que puede llevar al diagnóstico de esquizofrenia es que las personas se puedan hacer cosquilleas a sí mismos. “Los neurocientíficos están tan obsesionados con déficits como la depresión y la ansiedad, que es poco común encontrar investigaciones sobre emociones positivas”, concluyó.