(CNN) – Cuando Eddie Bible se miraba en el espejo no veía a un joven adolescente. Le resultaba muy difícil no fijarse en los grandes senos que tenía en el pecho.
“Tenía senos más grandes que las niñas del colegio”, aseguró. “Pensé, ‘voy a tener que usar un sostén”, añadió.
En aquel momento, a sus 13 años, Bible padecía los efectos secundarios –entonces no revelados– del medicamento que tomaba para su trastorno bipolar y de ansiedad.
“Me recetaron Risperdal. Los doctores dijeron: ‘Bueno, Risperdal le funciona a algunos’. Pero a mí no me ayudó porque un año y medio después tenía ginecomastia”.
La ginecomastia es una enfermedad que hace que el tejido mamario de los hombres crezca en exceso.
Bible y miles de hombres más preparan una demanda contra la compañía Johnson&Johnson por daños. Reclaman que la empresa no advirtió de este posible efecto secundario de manera oportuna.
“Me siento como un experimento”
Aunque es común que los hombres adolescentes desarrollen tejido mamario durante la pubertad, en este caso se trataba de algo totalmente diferente. Bible dice que era humillante.
Primero, Bible pensó que sus senos eran consecuencia de un aumento de peso, algo por lo que también pasan quienes toman Risperdal. Así que, al principio, lo pasó por alto.
“Si hubiera sabido cuál era el efecto secundario del medicamento nunca lo hubiera tomado”, aseguró Bible, quien consumió Risperdal a principios de la década del 2000.
Cuando sus senos comenzaron a hacerse evidentes, Bible dejó de salir con sus amigos. Se pasaba los días encerrado en su habitación jugando videojuegos para aislarse del mundo exterior. Cuando le obligaban a salir para ir a la escuela tenía que lidiar con las miradas de la gente, explicó.
Y, por supuesto, con los comentarios.
“Cuando iba a los vestidores, la gente me señalaba y se quedaba mirándome”, recordó.
Cuenta que lidiar con los efectos secundarios del Risperdal fue peor que el propio desorden bipolar.
“Se aprovecharon de mí”, afirmó Bible, quien ahora tiene 26 años, refiriéndose al fabricante del medicamento, Johnson&Johnson, y a su subsidiaria, Janssen, que lo comercializó.
“Todo el mundo molestándote por ser un hombre con senos… Es simplemente… deprimente”, añadió.
En 2006, más de diez años después de que el medicamento saliera al mercado, la compañía puso en las etiquetas del Risperdal que la ginecomastia era uno de sus efectos secundarios.
Para Bible fue demasiado tarde.
“En retrospectiva, me siento como un experimento”, confesó.
Una “medicina esencial”
En una declaración para CNN, Johnson&Johnson afirmó en nombre de Janssen que Risperdal se considera una medicina muy útil, “esencial para ayudar a quienes sufren de enfermedades mentales… Los médicos son los que deciden la mejor manera de tratar a sus pacientes”.
La Organización Mundial de la Salud incluy la risperidona, nombre químico de Risperdal, en su lista de “medicamentos esenciales”, lo que significa que es una “de las medicinas mínimas necesarias para garantizar un sistema de salud básico”.
Sin embargo, desde 1994, cuando J&J empezó a comercializar Risperdal, la medicina ha estado en el centro de la atención y la controversia, más allá de sus efectos secundarios no revelados.
La compañía ha tenido que pagar más de 2.000 millones en multas y acuerdos con entidades estatales y gubernamentales por demandas relacionadas con Risperdal y otros dos medicamentos, así como por denuncias civiles y criminales sobre su uso.
En 2013, durante uno de los mayores procesos por fraude en asistencia médica de la historia de Estados Unidos, el Departamento de Justicia aseguró que se recomendó el Risperdal y otros dos fármacos de Johnson&Johnson a pacientes con demencia cuando Risperdal sólo fue autorizado para tratar la esquizofrenia. Además, dicho uso no fue aprobado como seguro y efectivo por la Administración de Alimentos y Medicamentos.
“La conducta que le concierne a este caso perjudicó la salud y la seguridad de los pacientes, así como la confianza pública”, aseguró el entonces secretario de Justicia, Eric Holder.
El departamento también alegó que Janssen promocionó la droga para su uso en niños y personas en situación de discapacidad mental, a pesar de conocer los riesgos de salud. Incluso afirmó que ese era uno de los objetivos de negocio de la empresa.
La agencia agregó que los representantes de ventas de Janssen les dijeron a los médicos que debían aumentar sus prescripciones de Risperdal si querían recibir honorarios por participar en las charlas que Janssen organizaba. La compañía aceptó el acuerdo y las multas.
Sin embargo, en una declaración, Janssen culpó a los representantes de ventas.
Como respuesta a las acusaciones de que el fármaco fue comercializado de manera inapropiada para los niños, J&J aseguró que Janssen “no ordenó a representantes de ventas promover el uso de Risperdal en niños o adolescentes y no aprobó ventas enfocadas en niños o adolescentes”.
J&J insistió en que “Risperdal es un medicamento seguro y efectivo que ha ayudado a millones de personas a vivir mejor durante más de dos décadas”.
“13.000 víctimas”
El hecho de que los doctores todavía sigan prescribiendo Risperdal es preocupante para Jason Itkin, el abogado que representa a Eddie Bible y a “13.000 víctimas que como él fueron fueron afectadas por la medicina”.
Demandan a J&J por daños económicos relacionados con “la desfiguración causada por Risperdal”.
“Desafortunadamente, las multas pasadas que ya pagó J&J no ayudaron nada a aquellos que sufrieron directamente el bullying y el acoso por desarrollar senos”, aseguró Itkin.
“A mediados de los 90 y principios de los 2000, Johnson&Johnson tomó conscientemente la decisión de retener información importante sobre su fármaco para poder, esencialmente, aumentar las ganancias vendiéndosela a niños”, agregó el abogado. “J&J hizo todo lo posible para herir a estos menores y ahora la información ha salido a la luz”, insistió.
Cuando era apenas un adolescente, Arturo Carino tomó Risperdal para tratar una enfermedad mental y desarrolló grandes senos. Estaba tan incómodo al respecto que dejó la escuela secundaria por el acoso que sufrió y nunca se graduó. Incapaz de costearse una cirugía de reducción de senos, el hombre de 23 años todavía sufre de ginecomastia.
“Traté de actuar como si los senos no estuvieran ahí, pero cada vez que me miraba al espejo aparecían”, explicó Carino. “En el auto, cuando pasas un bache, los sientes; los niños te tocan para tratar de averiguar qué eres. Si tengo esto el resto de mi vida, probablemente nunca consiga una pareja”, añadió.
Demanda compensatoria
Para Bible, demandar a J&J no le va a devolver el pasado. Tampoco borrará las cicatrices de la cirugía que tuvo que hacerse para extirparse los senos. Pero si le muestra a Johnson&Johnson lo que el fármaco le hizo tal vez pueda hacerles entender lo que él tuvo que pasar.
“Quiero poder decirles que se pongan en mi piel cuando yo tenía esa edad”, dijo.
A finales de octubre, un juez de Filadelfia aceptó la moción a favor de J&J para adelantar un proceso sin juicio (conocido como juicio de sumario), en un reconocido caso sobre Risperdal y ginecomasia.
También se resolvió un caso aparte que debía comenzar a finales de octubre.
Sin embargo, el dinero no detendrá “el bullying, el acoso, la deformidad de ser un niño con senos de mujer”, explicó Itkin.
Lograr que J&J indemnice económicamente a las víctimas es un objetivo para el abogado. Pero no el único.
“La siguiente parte es, ojalá, ayudar a J&J a encontrar su camino de regreso”, afirmó Itkin. “Quiero decir, esta es una compañía que, se supone, debe ayudar a las personas y en su lugar ha terminado lastimando a los niños”, agregó.
Sin embargo, Johnson&Johnson insiste en que Risperdal ha ayudado a millones y seguirá ayudando a muchos más.