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La economía de Argentina: nueva baja en ventas minoristas
06:23 - Fuente: CNN

(CNN) – El presidente electo y confirmado de Estados Unidos, Donald Trump, ha advertido que impondrá grandes aranceles a bienes que provengan de México para proteger empleos en Estados Unidos.

Pero Trump podría desear tomar nota de cómo aranceles similares han funcionado en Argentina. En el 2009, ese país impuso un arancel del 35 % a computadores, tablets y otros productos electrónicos en orden de escudar a sus trabajadores manufactureros. Es el mismo porcentaje impositivo propuesto por el magnate.

Expertos estadounidenses advierten que al aplicarse esa medida arancelaria en Estados Unidos haría que productos importados, desde carros hasta ropa, sean más caros para el ciudadano promedio.

El impuesto argentino funcionó tan mal que lo acabará al iniciar el próximo año.

El enorme arancel protegió a los trabajadores manufactureros argentinos de la industria electrónica, una muy pequeña en realidad, pero costó le caro a muchos de sus 44 millones de habitantes, con precios muy altos en televisores, computadoras y teléfonos celulares, entre otros.

Los impuestos son tan elevados que los argentinos van al vecino Chile para comprar artículos electrónicos, donde son significativamente más baratos gracias a unos aranceles más bajos. Eso ha creado un gran mercado negro de iPhones en Argentina, donde la gente revende iPhones comprados en cualquier otra parte.

“Todos están perdiendo. Los únicos que han ganado son aquellos que tienen empleos en la industria”, dice Javier Masoero, un desarrollador de software de 26 años quien vive en Buenos Aires, la capital argentina.

Masoero fue a Chile el año pasado para vacaciones, y para comprar un iPhone y un notebook Asus. Se ahorró cerca de 900 dólares al comprarlos en Chile en vez de hacerlo en su propio país. Él cree que los aranceles son la principal razón del elevado precio.

En internet, un comprador argentino puede comprar un iPad Mini por cerca de 1.260 dólares. En Chile puede conseguir el mismo iPad por cerca de 640.

Además de los altos precios en Argentina, los propietarios locales de negocios dicen que la falta de competición les da a los fabricantes un incentivo para producir productos de baja calidad y cobrar grandes cantidades.

“No puedes ser competitivo sólo poniéndole aranceles a las importaciones para proteger una industria que no está contratando a cientos de miles de personas”, asegura Matías Recchia, consejero general de IguanaFix, una start up latinoamericana similar a Task Rabbit. Conecta a trabajadores con consumidores que necesitan un trabajo terminado.

Recchia desea que se derogue el arancel. Cree que su negocio de 120 empleados se beneficiará porque si más argentinos pueden comprar televisores de alta calidad a un precio más bajo, es probable que tengan que pagar por la instalación. Los trabajadores de la empresa de Recchia instalan televisores, entre otras tareas.

Expertos subrayan que Argentina no es una perfecta ilustración para los aranceles que desea Trump. Por ejemplo, en Estados Unidos la producción de automóviles cruza muchas veces la frontera dada la cadena de distribución. En Argentina las partes no cruzan muchas fronteras.

Y las motivaciones detrás de los aranceles son diferentes. Mientras Argentina buscaba únicamente proteger los empleos de la industria manufacturera, Trump también los está usando para renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) entre Estados Unidos, Canadá y México.

En general, “el impacto (de los aranceles) en el empleo ciertamente ha sido negativo”, afirma Santiago Urbiztondo, economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL).

Los fabricantes en Argentina le han advertido al gobierno que derogar el arancel sobre los productos electrónicos podría poner en riesgo los empleos. Los economistas reconocen esa legítima preocupación, pero también afirman que es necesario que bajen los precios. En su opinión, la política de comercio proteccionista no ha funcionado.

La economía argentina, que se encuentra en recesión, es relativamente cerrada en términos de comercio. Su arancel promedio es más alto que el de Chile, México, Colombia y Perú, entre otros, según la Organización Mundial de Comercio (OMC).

No todos sus aranceles son tipo dumping —por debajo del precio normal para eliminar a la competencia—. Argentina aún tiene altos impuestos arancelarios en otros bienes como la ropa, que es muy cara allá.

La delgada línea entre ayudar a los consumidores y proteger los empleos no es fácil de navegar.

“Puedes complacer a uno a expensas del otro”, dice María Victoria Murillo, profesora argentina de Ciencias Políticas en la Universidad de Columbia. “Si pones aranceles, los consumidores terminarán pagando más”.