(CNN) – La galaxia en la que vivimos, la Vía Láctea, está siendo empujada a través del universo por una gran fuerza invisible, según una nueva investigación. Y aunque este puede parecer un gesto poco amistoso, la nueva fuerza, llamada Repulsor de Dipolo, le está ayudando a nuestra galaxia en su travesía para ampliar el universo.
Los investigadores ya sabían que la Vía Láctea se estaba moviendo a una velocidad relativa en los últimos 30 años, lo que hasta ahora desconocían era el porqué.
“Ahora encontramos un vacío exactamente en la dirección opuesta, lo que proporciona un “‘empujón’ en el sentido en que hay una ausencia de atracción”, explicó Brent Tully, uno de los autores del estudio y astrónomo en el Instituto para Astronomía de Honolulu, Hawai. “En un tirón, si hay más gente en un extremo, entonces el flujo será hacia ellos y lejos del lado más débil”, añadió.
¿Cómo así? ¿aún no sabías que nuestra galaxia se estaba moviendo?
Piénsalo así: todo está en movimiento. La Tierra está rotando sobre su eje y en órbita alrededor del sol. El sol y el resto de nuestro sistema solar orbitan alrededor del centro de la Vía Láctea. Nuestra galaxia y el resto de las que están el supercúmulo Laniakea corren a través del espacio a unos 2 millones de kilómetros por hora.
Pero este no es un movimiento sin propósito. Los investigadores han creído durante mucho tiempo que nuestra galaxia estaba atraída por un área aglomerada con docenas de grupos de galaxias a 750 millones de años luz de distancia, llamada supercúmulo de Shapley.
“En promedio, las galaxias se separan una de las otras debido a la ampliación del universo”, relató Tulley. “Sin embargo, cada una está experimentando tirones gravitacionales de sus vecinos que causan movimientos desviados: hacia regiones de alta densidad y lejos de regiones de baja densidad. Nuestro sistema solar es una pequeña parte de la galaxia que conocemos como Vía Láctea y debido a que pertenece al flujo, entonces nosotros hacemos parte del recorrido”, insistió.
Con la ayuda de poderosos telescopios, los investigadores pudieron crear un mapa 3D sobre el movimiento de las galaxias. Algunas, como la Vía Láctea, siguen los principios de la distribución de materia. Es decir, que tienden a fluir lejos de las regiones dispersas y cerca de las zonas más pobladas.
Al rastrear el movimiento, Tully y sus colegas encontraron el Repulsor de Dipolo.
“Encontramos un patrón de flujo que recuerda las corrientes de agua, organizadas por la gravedad para correr cuesta abajo”, dijo Tully. “En detalle, hicimos un truco matemático al invertir el sentido de la gravedad para saber hacia dónde irían los flujos en este caso alterado. El movimiento terminó en el Repulsor de Dipolo.
Las galaxias luminosas son demasiado densas y tienen mucha concentración de masa, lo que crea la atracción en el supercúmulo de Shapley. Ahora, los investigadores creen que la Vía Láctea no sólo está siendo atraída, sino que también recibe un impulso igualmente útil desde un vacío cósmico detrás suyo.
Debido a que el Repulsor de Dipolo tiene baja densidad, con sólo unas pocas galaxias en su gran vacío, esta región actúa como una fuerza repelente. El universo está lleno de repelentes y atractores, pero el brillo de los atractores es más fácil de detectar. Debido a su baja densidad, los repelentes aparecen como vacíos oscuros, sin importar su tamaño.
Es poco lo que se sabe sobre el Repulsor de Dipolo o las galaxias dentro de él, pero entenderlo mejor puede aumentar nuestra comprensión del universo y su funcionamiento.