En 2012, cuando tenía solo 39 años, Raúl, administrativo en una asesoría de Burgos (España), fue diagnosticado de un cáncer de esófago y estómago. Todo comenzó cuando participaba en una carrera y notó que se sentía mal, se le hinchaban las piernas y le costaba mucho trabajo poder tragar.
“Tras el diagnóstico me operaron, pasé por procesos de quimioterapia y radioterapia y conseguí superarlo. Sin embargo, a los dos años tuve una recaída, que empezó con unos dolores de espalda, por lo que en un principio pensaron que se trataba de una lumbalgia”, explica. Le trataron de esta enfermedad, pero no mejoraba.
Así, tras realizarle un TAC le detectaron metástasis en una vértebra. Comenzó el tratamiento de radioterapia y quimioterapia pero no mejoró, incluso el cáncer se extendió a la pelvis. Fue entonces cuando empezó a tener dificultades para caminar. “Hubo un momento que no podía andar, iba del sofá a la cama, de la cama al sofá, no podía ni tenerme en pie”, asegura.
Llegó a la Clínica Universidad de Navarra en silla de ruedas, donde le ofrecieron un ensayo clínico con inmunoterapia en abril de 2016. “La inmunoterapia es la estrategia que más ha cambiado el panorama actual en la lucha contra el cáncer”, revela el Dr. José Luis Pérez Gracia, oncólogo y codirector de la Unidad Central de Ensayos Clínicos de la Clínica.
Así, los fármacos inmunoterápicos estimulan el sistema inmune del organismo para que sea más activo contra los tumores. Más concretamente, la inmunoterapia radica en el tratamiento del cáncer, no incidiendo directamente en las células tumorales, sino activando el sistema inmunológico del paciente para que reaccione contra el tumor. “Trabajando sobre esos mecanismos de nuestro sistema inmunitario ayudamos a que el tumor entre en regresión”, indica el especialista.
Raúl, desde que empezó el tratamiento, acude cada semana a este centro hospitalario donde le administran el tratamiento por vía endovenosa. “Las primeras semanas empecé a notar reducción en el dolor y comencé a moverme…”, asegura. Al principio, tenía que viajar desde Burgos con sus padres, pero hace tiempo que Raúl conduce las dos horas que separan la ciudad castellanoleonesa de Pamplona para recibir el tratamiento. Esto se debe a que una de las principales aportaciones de la inmunoterapia es la baja toxicidad de esta línea de fármacos respecto a las terapias convencionales, “lo que posibilita mantener esa calidad de vida que tenía previamente sin deterioro y en ocasiones durante periodos muy largos”.
“Incluso le planteé al doctor Mariano Ponz, oncólogo de la Clínica, si podía hacer deporte y conseguí nadar 10 metros, era algo milagroso”, cuenta Raúl. De hecho, en diciembre de 2016 ya pudo participar en la carrera San Silvestre.”La semana pasada me hicieron un TAC y todas las lesiones óseas habían desaparecido. El tumor que tengo en el esófago se ha reducido un 25%. Antes no se me entendía ni hablar por teléfono, de hecho, hace cinco meses, no habría podido hacer esta entrevista”, explica.
El doctor asegura que la capacidad que ha demostrado la inmunoterapia en “prolongar de forma sustancial la supervivencia y cronificar la enfermedad durante muchos meses, incluso años, aspecto que no habíamos visto antes con otros tratamientos oncológicos, ni siquiera con fármacos dirigidos contra algunas alteraciones genéticas concretas”.
Más de 200 ensayos clínicos disponibles contra el cáncer
En este sentido, la Clínica Universidad de Navarra mantiene abiertas más de 200 ensayos clínicos contra distintos tipos de cáncer. Estos estudios son una pieza clave para la investigación biomédica clínica. Permiten a los enfermos beneficiarse de los fármacos antes de su comercialización contribuyendo de forma significativa a la prolongación de la supervivencia, especialmente en el campo oncológico. Gracias a estos ensayos, la supervivencia de los pacientes de cáncer ha aumentado de forma muy importante en la última década.
Además de las investigaciones contra el cáncer, la Clínica desarrolla las técnicas más avanzadas a nivel de imagen molecular para el diagnóstico precoz y la monitorización de la eficacia de los tratamientos del cáncer “para poder hacer realidad nuestro reto: personalizar realmente el tratamiento a las necesidades de cada paciente”, incide el Dr. Jesús San Miguel, director médico.
En definitiva, subraya, “para tratar de curar el cáncer -que es nuestro sueño- necesitamos una aproximación multidisciplinar. El oncólogo no puede estar solo. Tiene que trabajar junto a especialistas de otras áreas: quirúrgica, radioterapia, medicina molecular, inmunoterapia,… áreas que van hacer cambiar realmente la perspectiva y lograr ese sueño, el sueño de poder curar el cáncer”.