(CNN Español) – Esto es una historia dulce, con sabor a chocolate. En Honduras, pequeños agricultores están captando la atención de procesadores de chocolate en el extranjero.
La intención de estos agricultores es emprender un proyecto que les permita realizar toda la cadena de producción.
Y a pesar de que Honduras no aparece en las lista de los grandes productores de cacao, la calidad de sus procesos y el manejo de la planta ya le ha traído el reconocimiento internacional por su producción de cacao gourmet.
Un cambio de vida con sabor a cacao
En el exuberante bosque húmedo del atlántico hondureño está la finca de don Manuel Baide, quien asegura que el cacao fino que cultiva le cambió la vida. La finca se ubica en la comunidad del cacao en la ciudad de Villanueva en el norte de Honduras, a 30 minutos de San Pedro Sula, una zona que por años ha sido cafetalera.
No hace mucho, la poca producción de cacao en Honduras parecía una causa perdida debido a las plagas, bajos precios y pocos insumos para los agricultores del rubro.
Pero las cosas cambiaron desde 2010 cuando agricultores como Felipe Martínez, de la finca El Ocote —convertida hoy en un centro educativo turístico de cacao— decidieron cosechar plantas de alta calidad porque querían dejar atrás la siembra de cacao forastero, una plantación tradicional de baja calidad.
Martínez, presidente de la Asociación Ruta del Cacao, explica que “toda es calidad trinitaria toda es cacao fino, o sea este es el mejor uno de los mejores cacaos del mundo”.
Un nuevo enfoque con las mujeres como protagonistas
A esta actividad se dedican unas 4.000 personas, asistidas por la Fundación Hondureña de Investigación Agrícola, entidad del gobierno que les facilita las capacitaciones para que estos cultivos se realicen bajo las buenas prácticas agrícolas con material 100% orgánico.
La costumbre de estos productores era vender el cacao a granel, pero han iniciado a transformarlo en materia prima de manera artesanal y aprovechar toda la cadena del producto.
En este nuevo enfoque, en Honduras, las mujeres son parte de la cadena de los cocaoteros, antes se dedicaban a otras actividades. Ahora la transformación del cacao a chocolate artesanal es tarea de las ellas. “Lo primero hay que elegir la fruta de ahí usted saca la semilla, la seca, le quita la cáscara y de ahí lo lleva al molino, lo muele, hay que pasarlo dos, tres veces para que quede fina de ahí ya cuando tiene usted la molida le pone la cantidad de azúcar que usted quiere, pero lo bueno de esto sería no ponerle mucha azúcar vedad para comerlo a un ochenta, un setenta por ciento, de ahí lo lleva a baño maría”, explica Ángela Avelar.
Cacao fino, negocio premiado
Honduras produce al año unas 1.500 toneladas de cacao fino o “clase” que se utiliza para elaborar el chocolate gourmet que deja divisas por el orden de 3,8 millones de dólares según cifras de los agricultores.
Estas cifras son mínimas por lo que Honduras no se encuentra en la lista mundial de los grandes productores del grano, pero su gran calidad le permitió a los productores en octubre de 2015 ganar el noveno lugar en producción de cacao fino del mundo de 146 muestras de 35 países que compitieron en el Salón del Chocolate en Francia.
Son 24 fincas de la ruta del cacao que están en el proceso de aprovechar toda la cadena de transformación de la fruta, además de servir como centros de enseñanza para estudiantes de colegios y universidades que buscan aprender todo el proceso de cultivo y elaboración artesanal de chocolate.
El cacaotero es un árbol que necesita de un clima húmedo, requiere sombra, protección del viento y un suelo rico y poroso, la altura ideal para su cultivo es, más o menos, a 400 metros sobre el nivel del mar aunque en Honduras con las variedades genéticas que se han creado se siembra en alturas que superan los 1.000 metros sobre el nivel del mar.
Para lograr sus sueños, los productores aseguran que primero deben superar dos desafíos: uno, convertir al hondureño en un consumidor insaciable de sus chocolates para garantizar el consumo interno, y dos, que el Gobierno les siga apoyando en la tecnificación de sus cultivos hasta convertirse en auto sostenibles.