(CNNMoney) – Inicia la cuenta regresiva: Estados Unidos y China se han dado 100 días para avanzar en el espinoso tema del comercio.
El presidente de Estados Unidos Donald Trump bajó el tono de su retórica cuando se reunió con su homólogo chino Xi Jinping a finales de la semana pasada. Esto no fue el comienzo de una guerra comercial como temían algunos.
No se repitieron las afirmaciones de que China estuviera robando empleos a Estados Unidos mediante la manipulación de su moneda, tampoco hubo un gran acuerdo entre los líderes de las dos economías más grandes del mundo.
En vez de ello, acordaron un “plan de 100 días” para mantener conversaciones, de acuerdo con el secretario de comercio de los Estados Unidos, Wilbur Ross.
No está claro qué esperan lograr. Ross admitió que es “muy, muy poco tiempo” como para que sean negociaciones comerciales.
Los analistas dicen que China podría hacer pequeñas concesiones, pero que no tendrán mucho impacto en el déficit comercial de Estados Unidos que asciende a 310.000 millones de dólares.
“El marco de tiempo de 100 días probablemente llevará a China a dar al gobierno estadounidense algunas victorias fáciles y rápidas, como acuerdos o anuncios de compras de aviones o insumos agrícolas”, dijo Louis Kujis, economista principal de Asia en Oxford Economics.
Victorias rápidas
Esas victorias podrían incluir ofrecer más libertad a los bancos y aseguradoras estadounidenses para invertir en China, así como el levantamiento de una prohibición sobre las importaciones de carne de res proveniente de Estados Unidos, reportó el Financial Times, citando a funcionarios de Estados Unidos y China.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China dijo que no podía confirmar el reporte.
Acciones como esas darían a Donald Trump pequeñas victorias para promocionar en Twitter, pero no harán mucho progreso hacia las metas principales, las cuales, según describió Ross, consisten en incrementar las exportaciones a China y reducir el déficit comercial.
Los expertos dicen que el gobierno del presidente Trump debe concentrarse en hacer que China abra sus mercados a las empresas estadounidenses en lugar de fijarse en el déficit comercial.
“El problema es que las medidas significativas para reducir específicamente el déficit comercial entre Estados Unidos y China serían perjudiciales para todas las partes involucradas”, dijo Kujis. “Espero que el enfoque cambie eventualmente”, comentó.
El riesgo es que las medidas agresivas podrían afectar los patrones de comercio en los que países como Estados Unidos se beneficien de la especialización en campos particulares, dijo Kujis, señalando que incluso China tiene déficits con algunos países.
El riesgo de una guerra comercial disminuye
El principal éxito de la reunión en Florida parece haber sido la falta de disputas públicas, a pesar de que Trump advirtió con antelación que las cuestiones comerciales harían el encuentro “muy difícil”.
“Tenemos intereses económicos muy similares, y creo que hay áreas en las que claramente quieren trabajar con nosotros”, dijo el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, después de la cumbre.
Aquel lenguaje difiere mucho del de la campaña de Trump, donde amenazaba con imponer aranceles de hasta el 45% en productos chinos y etiquetaba al país como manipulador de moneda. El presidente Trump no siguió con estas amenazas y el plan de 100 días sugiere que no lo hará pronto.
El más reciente informe del Departamento del Tesoro sobre monedas “saldrá en un futuro próximo”, dijo Mnuchin.
Los analistas piensan que las posibilidades de que el informe etiquete a China como manipulador de moneda son bajas.
“La amenaza de una guerra comercial ha disminuido considerablemente, al menos durante los próximos meses”, dijeron los economistas de Daiwa Capital Markets en una nota de investigación.