(CNN) – El problema de comunicación con los estadounidenses blancos de zonas rurales, los sentimientos heridos por una elección primaria amarga, la rezagada infraestructura nacional del partido, los congresos dominados por los republicanos que diezman los sindicatos y limitan el acceso al voto… todos los desafíos que condenaron a los demócratas en la elección de 2016, aún existen.
Pero el partido también se encuentra con un activo singular que puede dominar cualquiera de esos problemas estructurales: la presidencia de Donald Trump.
Los primeros 100 días del gobierno de Trump han infundido a la base progresiva del Partido Demócrata con una energía —y un afán de luchar— que los miembros más viejos del partido no habían visto antes.
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Las marchas de las mujeres y la aparición de una visión aún más amplia y liberal del Tea Party liderado por nuevos grupos como Indivisible, han traído al partido a nuevos activistas dispuestos a hacer el trabajo de bases de la organización local.
Esa energía se ha manifestado en masivas reuniones incluso en las remotas asambleas públicas organizads por miembros republicanos del Congreso, así como en una oleada de recaudación de fondos sin precedentes para las organizaciones progresistas. Otros grupos nuevos, incluyendo Run for Something, están ayudando a reclutar y entrenar candidatos, algunos de los cuales competirán en lugares que antes fueron ignorados por los demócratas.
Hay algo que los está uniendo: Trump.
FOTOS | Las imágenes que dejaron los primeros 100 días de Trump
El gobernador de Washington, Jay Inslee, comparó la presidencia de Trump con una mezcla de “ópera cómica y de tragedia”.
“Casi que esperas que él diga ‘¿Quién sabía que el norte y el sur eran tan complicados?’”, dijo Inslee en una entrevista, refiriéndose a la afirmación de Trump de que enviaría una “flota” a la península de Corea del Norte cuando de hecho un portaaviones estaba en camino al océanos Índico. “Casi que esperas que nomine a Bill O’Reilly como hombre del año”.
Ben Ray Lujan, el jefe del Comité de Campaña Demócrata del Congreso (DCCC, por sus siglas en inglés) —el brazo de campaña de los demócratas en el Congreso— dijo sobre los primeros 100 días de Trump en la Oficina Oval que “pareciera que el presidente Trump pasara más tiempo jugando golf que gobernando”.
Aunque los demócratas tienen un enemigo en común, aún no tienen un mensaje común o un líder único.
Con Barack Obama disfrutando del retiro, y los Clinton fuera del escenario político, los demócratas ya no tienen una estrella para hacerle contrapeso a Trump.
El líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer (demócrata de Nueva York) fue capaz de obstruir exitosamente al nominado de Trump a la Corte Suprema de Justicia, Neil Gorsuch, forzando a los republicanos a invocar la “opción nuclear” para elegirlo, quitando el obstáculo para futuras elecciones de las altas cortes. Y la líder de la minoría en la Cámara, Nancy Pelosi (demócrata de California), ha mantenido su rango de apoyo a Trump.
Aunque esas figuras les ayudan a los demócratas a ganar pequeñas batallas, no identifican un mensaje positivo para venderlo a la nación.
Otros en el Capitolio —particularmente la senadora por Massachusetts, Elizabeth Warren; el senador de Nueva Jersey, Cory Booker; la senadora de Nueva York, Kirsten Gillibrand y la senadora por California, Kamala Harris— están buscando el liderazgo. Gillibrand se ganó el favor de los progresistas al recoger la mayor cantidad de votos por el “no” contra los nominados del gabinete de Trump.
El senador de Vermont, Bernie Sanders, tiene hasta el momento el megáfono más grande que cualquiera haya dejado. Sin embargo, en una entrevista junto al jefe del Comité Nacional Demócrata, Tom Pérez, en medio de su gira conjunta de unidad, Sanders le dijo a MSNBC que él no es un demócrata sino un independiente.
Pero los demócratas insisten en que no están preocupados. Algunos funcionarios del partido y veteranos demócratas señalaron el ascenso republicano del Tea Party en 2009 y 2010, asegurando que su mensaje nunca paró a Obama y su empuje para la reforma al sistema de salud.
No es probable que Trump se deje provocar por la ira de los liberales, dicen esos demócratas.
“Hay como cinco ataques sobre los valores progresivos cada día, dependiendo de los tuits”, dijo Neera Tanden, presidente del Center for American Progress. “No está haciendo nada para hacer que todos no hagan otra cosa, sino tenerle desagrado”.
Pero los demócratas ahora están enfocados en elecciones especiales para ocupar escaños en la Cámara que dejaron los nominados de Trump para conformar su gobierno.
El partido por poco logró una sorpresa en Kansas, sin inversión nacional del partido.
Luego, en Georgia, la superestrella de recaudación de fondos en línea, Jon Ossoff, estuvo a dos puntos porcentuales de conseguir lo que alguna vez fue el escaño en el Congreso de Newt Gingrich, y tiene otra oportunidad en la segunda vuelta, en junio.
Esos cercanos resultados en distritos normalmente rojos han impulsado las esperanzas de los demócratas para las elecciones de mitad de periodo, incluso si los activistas del partido se sintieron decepcionados por no obtener ganancias.
“El actual campo de juego —esta cantidad de elecciones especiales— está en una pequeña parcela poco representativa del país que es mucho más republicana que la nación en su conjunto”, dice David Nir, el director político de Daily Kos, el blog liberal que ayudó a Ossoff a recaudar la llamativa cifra de 8,3 millones de dólares en el primer trimestre de 2017.
“Pero un montón de republicanos que se sientan en distritos mucho más vulnerables estarán en reelección el próximo año”, agregó Nir. “Si tienen un desliz en cualquier lugar por un margen de error como lo hizo el partido republicano (en Georgia y en Kansas), muchos de ellos van a perder”.
En cuanto a los líderes, Pérez ha tomado el timón del Comité Nacional Demócrata y está ahora en su segundo mes de intentar reconstruir la organización. Gran parte del trabajo tras bastidores de la preparación de la infraestructura para las elecciones de 2018 y las elecciones presidenciales de 2020 podría recaer en él.