Washington (CNN) – Los tuits de Donald Trump son la mejor ventana para sus pensamientos sin filtro… ¡y los medios no pueden lidiar con eso!
Los tuits de Donald Trump no son declaraciones presidenciales oficiales o declaraciones políticas, ¡y los medios de comunicación se obsesionan con ellos de todos modos!
Ambas declaraciones no pueden ser verdaderas. Se contradicen directamente entre sí. Los tuits de Trump son importantes o no. (Alerta de spoiler: ¡sí importan!).
Y sin embargo, en las últimas 48 horas, una gran cantidad de miembros del séquito de Trump (sin mencionar al mismo Trump) han tratado de argumentar que la única manera de entender la presencia en redes sociales de Trump es mantener ambas ideas en tu cabeza al mismo tiempo y hora.
He aquí un ejemplo de lo escrito por el mismo Trump la mañana de este martes, a través de Twitter, por supuesto: “El FALSO MSM está tratando muy duro de conseguir que no use las redes sociales. Odian que pueda comunicarme honestamente y sin filtros”.
Seamos claros: NINGÚN medio quiere que Trump deje de tuitear. Nadie lo quiere. Nunca antes tuvimos una línea directa sobre cómo piensa un presidente como la hemos tenido con Trump. Y eso es todo gracias a Twitter.
Los medios de comunicación, independientemente de lo que piensen de nosotros, dependen del acceso, de que se les dé una idea de quién es realmente este presidente (o cualquier presidente) y cómo piensa sobre un asunto determinado. Y el uso que hace Trump de Twitter nos da ese acceso de una manera que sería inimaginable si fuera un presidente más ortodoxo o tradicional.
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Lo que es notable es que la lógica de Trump con respecto a lo que escribe en Twitter no es ni siquiera la defensa más tortuosa de sus prácticas en redes sociales que anduvo por ahí la mañana de este martes. Ese premio se le otorga al representante por Nueva York Chris Colllins durante una entrevista en New Day de CNN.
Aquí les muestro un detalle de lo que Collins dijo sobre los tuits de Trump:
“Tú los tomas en serio porque son los pensamientos de nuestro presidente, pero con matices finales, tendrán que pasar un cierto filtro cuando se conviertan en política oficial. Quiero decir, los expertos en leyes siempre o casi siempre atenúan o miran los diferentes matices. Por lo tanto, hay un balance. Entiendo que es un poco difícil entender lo que digo. Pero, sabes, tenemos que ver las declaraciones oficiales que se han filtrado para el ejercicio de la política, pero, entretanto, los tuits son una mirada no filtrada de la forma en que el presidente Trump observa al mundo, ya sea en cuanto a terrorismo, prohibición de viajes, en cuanto a lo que sea, empleos, economía, reforma tributaria, reforma sanitaria. Creo que esto es francamente refrescante”.
Ehhhhh… ¿qué?
A ver si entendemos la lógica de Collins: los tuits de Trump deben ser tomados en serio, pero las políticas oficiales deben pasar a través de un filtro, a diferencia de los tuits. Los abogados siempre cambian cosas, pero esto para mí no tiene sentido. Los pronunciamientos oficiales son filtrados, pero los tuits responden a lo que es el verdadero Trump. Por lo tanto, esto es bueno y la gente lo ama.
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Bien. Así está la cosa. Lo que Collins dijo en su entrevista con New Day es lo mismo que dije este lunes: que lo que hay en la cuenta de Twitter de Trump es más importante que lo que su personal afirma como posición de la Casa Blanca y que Twitter muestra al auténtico Trump, aquel cuyas posiciones no son analizadas legalmente y que no son filtradas.
Cualquier intento de diferenciar entre el feed de Twitter de Trump y la voz oficial de la Casa Blanca es una distinción inútil. Cuando el presidente habla, es la palabra de la Casa Blanca. Cuando el presidente tuitea, es también la palabra de la Casa Blanca.
Esa es una realidad a la que el personal de la Casa Blanca (que, por cierto, son los únicos que instan a Trump a que tuitee menos) necesita enfrentarse. La mejor manera de mantener el mensaje que sale de la Casa Blanca consistente es detener (o reducir drásticamente) el tuiteo de Trump, pero todos sabemos que eso no va a suceder, lo que es bueno para el periodismo pero malo para el personal de la Casa Blanca de Trump.