(CNN) – El viaje del papa Francisco a Sudamérica, esta semana, se supone que se trata de paz, unidad y esperanza. Pero el pontífice también podría ser recibido con protestas, amenazas de violencia y controversia sobre acusaciones de abusos por parte de la Iglesia católica.
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Francisco, argentino, llega a su continente natal para una visita apostólica a dos países y seis ciudades que comienza en Chile, este lunes, y termina en Perú, una semana después.
Según funcionarios del Vaticano, algunos de sus temas sobre el viaje incluirán el medioambiente y la difícil situación de los pueblos indígenas. En la tradición del papa Francisco, se reunirá con sus hermanos jesuitas y obispos católicos, pero también con los pobres, los grupos vulnerables, los grupos de jóvenes y las comunidades indígenas.
Vandalismo en Chile
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Ya ha habido violencia reciente en Santiago, la capital de Chile, donde al menos cinco iglesias fueron atacadas recientemente, algunas con bombas incendiarias, según el subsecretario del Interior del país, Mahmud Aleuy. Los vándalos dejaron un mensaje amenazante.
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“Papa Francisco, las próximas bombas estarán en tu sotana”, decía uno de los mensajes, según los periódicos locales.
Los ataques a las iglesias comenzaron el viernes, dejando a algunas con las puertas quemadas y las ventanas chamuscadas y rotas. Nadie resultó herido, de acuerdo con informes locales.
Aleuy denunció la violencia en un comunicado de prensa y dijo que “todos tienen derecho de expresión siempre que sea pacífico y no violento”. Una de las iglesias atacadas está cerca de la Nunciatura Apostólica, la embajada del Vaticano donde el pontífice se alojará mientras esté en Chile.
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A raíz de los ataques, el plan de seguridad para la visita del papa se está reevaluando y reforzando, dijo Aleuy. Nadie ha sido arrestado en relación con los ataques a las iglesias.
También se esperan protestas por el escándalo sexual clerical de la Iglesia católica. Los residentes de la sureña ciudad de Osorno se oponen con vehemencia a la decisión de Francisco de nombrar a Juan Barros, en 2015, como obispo de la diócesis y han dicho que planean protestar contra su llegada a Santiago.
Los sobrevivientes acusan a Barros de encubrir al padre Fernando Karadima, quien fue encontrado culpable por el Vaticano de abuso sexual infantil. Según Crux, un medio de comunicación católico, Karadima fue declarado culpable de pedofilia y abuso de su posición en 2011 y fue sentenciado a una vida de penitencia y oración.
Barros ha negado cualquier conocimiento del abuso.
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Un caso de abuso en Perú
Más protestas pueden venir en Perú, donde el Vaticano recientemente tomó el control de una sociedad apostólica, Sodalitium Christianae Vitae (SCV), después de las acusaciones de que sus miembros abusaron de la juventud sexual, física y psicológicamente. Un informe emitido por SCV, en febrero del año pasado, detallaba el presunto abuso, que data de la década de 1970, y encontró que las acusaciones tenían sus méritos.
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Un comunicado de prensa del Vaticano dijo que Francisco había estado siguiendo la investigación por varios años e insistió en que la iglesia prestara atención al asunto. Las autoridades de Perú están llevando a cabo una investigación criminal por separado.
Las familias de las víctimas han dicho a los periódicos locales que les gustaría hablar con el papa. Cuando se le preguntó si Francisco se encontrará con víctimas de abuso, un funcionario del Vaticano dijo que no estaba en el programa, y Francisco podría enfrentar protestas por el manejo de este caso por parte de la iglesia.
Estas tensiones también son evidentes en las redes sociales, donde las personas en ambos países han expresado entusiasmo y descontento con la visita de Francisco.
El papa Francisco es muy consciente de los desafíos que le esperan en Chile y Perú. Pasó un año y medio en Chile y viajó varias veces al Perú, según funcionarios del Vaticano. Y en su mensaje de video a ambos países, grabado antes de su visita, mencionó específicamente su conocimiento de sus historias difíciles y su esperanza de compartir sus dolores y alegrías durante su visita.
“Quiero compartir sus alegrías, tristezas, dificultades y esperanzas”, dijo. “Quiero decirte que no estás solo, que el papa está contigo”.