(CNN) — Un nuevo estudio confirmó lo que los padres ya sabían: el interior de los patitos de hule es asqueroso.
Sí, esos muñecos infaltables el arsenal de juguetes de baño parecen muy bonitos en la tienda. Y son trozos de alegría pintados con colores brillantes la primera vez que los pequeños los tiran a la bañera.
Pero, ¿cómo se ven después de un par de semanas? Por lo general, están cubiertos de algo negro en la abertura de la base y tienen una sustancia pegajosa y viscosa por dentro. Y eso no es para nada inofensivo.
Una nueva investigación, publicada esta semana en la revista NPJ Biofilms y Microbiomes, asegura que esas cosas dentro de los patitos de hule están llenas de bacterias que tienen nombres aterradores como Bradyrhizobium, Agrobacterium, Caulobacter y Sphingomonas. Y dichas bacterias suelen causar infecciones en los ojos y oídos de los humanos.
La razón
Para el estudio, los investigadores probaron 19 tipos diferentes de juguetes y encontraron que aquellos hechos de plástico más el agua sucia del baño crean el ambiente perfecto para un microbio.
El principal problema, explicó el investigador principal Frederik Hammes, es de qué está hecho el plástico que compone a los patitos de hule y otros juguetes para el baño.
“Todos estos materiales de plástico blando tienen suavizantes llamados plastificantes para que sean flexibles”, dijo a CNN Hammes, quien realizó el estudio con otros cinco investigadores del Instituto Federal Suizo de Ciencia y Tecnología Acuáticas. “(Los plastificantes) salen del plástico al agua. A las bacterias les gusta comérselos”.
Pero los productos químicos de los juguetes no son lo único que les gusta a las bacterias y los microbios. El agua tibia del baño, en sí misma, también está llena de cosas que ellos quieren: como nitrógeno y fosfatos, proporcionados por el jabón y los fluidos corporales humanos. Entonces, la combinación de plastificantes y agua sucia de baño crean prácticamente un manjar para las bacterias.
La advertencia
Toda esta información sobre bacterias e infecciones ciertamente asusta, pero Hammes no quiere que la gente entre en pánico. Siempre estamos expuestos a microbios y bacterias, indicó, así que “un poco de exposición a las bacterias no es tan malo”.
Así que, mientras esto no resulta tan malo para las personas sanas, cualquiera con un sistema inmune más comprometido sí necesitarían tener más cuidado.
Entonces, ¿qué deberían hacer los padres para proteger a sus hijos de las bacterias encontradas en los juguetes debaño? ¿Dejar de comprarlos? ¿Dejar de bañar a sus hijos?
No, nada tan radical, aclaró Hammes. Alguna rutina de higiene será suficiente.
“La respuesta más fácil es lavar el juguete frecuentemente con agua caliente y un poco de jabón”, explicó. “También, hay muchos patitos de goma sin ese agujero. Menos divertido, pero más limpio”.
Y eso concuerda con un truco que todo buen padre sabe: pon pegamento en el orificio del juguete. Claro, detiene la diversión de chorros, pero previene la plaga.