(CNN) – El sensacionalista estilo de vida de Donald Trump lo hizo rico, famoso y, en últimas, construyó la imagen pública que lo llevó a ser presidente de Estados Unidos. Aún así, su futuro encuentro con ese pasado escandaloso y melodramático podría convertirse en su talón de Aquiles.
Dado su historial, tal vez no sorprenda que la presidencia de Trump se encuentre ahora enredada en un teatro legal lleno de grandes personajes, incluyendo a una estrella porno, una modelo Playboy, abogados en líos y una celebridad misteriosa.
Esos componentes esenciales de cualquier historia sensacionalista engrosaron la trama este lunes en el tribunal de Nueva York, durante la primera jornada de una batalla legal que podría tener potenciales consecuencias graves para Trump, después del impresionante allanamiento que hizo el FBI la semana pasada contra su abogado personal, Michael Cohen.
Vestida con un traje rosado, la actriz de películas para adultos Stormy Daniels –quien llegó a la audiencia en medido del asedio mediático– criticó duramente a Cohen afuera del tribunal y aseguró que él se puso “por encima de la ley” durante años y “abiertamente se refería a sí mismo como el amañador del señor Trump”.
En otro impactante desarrollo, se reveló en la corte que el presentador de Fox News, Sean Hannity, es el cliente misterioso de Cohen, añadiéndole otra sobredosis de intriga a lo que ya es una historia taquillera, aunque una fuente cercana a la situación indicó que no había una relación formal de abogado-cliente entre ellos. Hannity consultó de vez en cuando a Cohen y recibió sus comentarios sobre asuntos legales, señaló la fuente, por lo que nunca recibió una factura en la que se cobraran los honorarios.
Sin embargo, la noticia de que el presidente y su animador más vehemente en los medios de comunicación comparten el mismo abogado –quien a su vez enfrenta ahora su propio abismo legal– envió una onda de desconfianza en la sala del tribunal.
“Es el tipo de cosas que, si estuvieran en un libreto o en una novela, se descartarían por ser inverosímiles”, comentó John Avlon, editor en jefe de The Daily Beast, con Erin Burnett de CNN.
Además, la identidad del otro cliente de Cohen hizo poco para limpiar el olor del escándalo. La semana pasada, fuentes le dijeron a CNN que Cohen facilitó en 2017 un plan de pago de 1,6 millones de dólares a una exmodelo de Playboy que dice haber quedado embarazada de Elliott Broidy, un destacado recaudador de fondos del Partido Republicano.
Pero los increíbles giros sensacionalistas no lograron dejar a la sombra el peligro que está enfrentando Trump, lo que podría explicar su furia pública ante el allanamiento: el caso Cohen marcaría el arriesgado momento de convergencia entre su escandalosa vida pasada y su presidencia.
En parte eso se debe a que, si no fuera por el pago de 130.000 dólares que Cohen le hizo a Stormy Daniels para que guardara silencio sobre su supuesto romance con Trump, el allanamiento al abogado y la audiencia de este lunes tal vez jamás hubieran ocurrido.
No es del todo claro hacia dónde se dirigen los fiscales del Distrito Sur de Nueva York, pero el pago podría equivaler a una violación de las finanzas de campaña.
El abogado telegénico de Daniels, Michael Avenatti, es un experto manipulador de los medios: interpreta al presidente en su propio juego, aviva los momentos informativos y aprovecha el sistema legal para inyectarle el caso de su cliente al torrente sanguíneo de los medios.
Hay una ironía en la ley de la jungla del sensacionalismo con la cual Trump vivió por años y ahora, probablemente, regresará para atormentarlo.
Después de todo, el presidente utilizó los periódicos para convertirse en una gran figura de Nueva York, asegurándose de que su ego, sus rascacielos, sus amores y sus viajes por la vida nocturna de Manhattan llenaran columnas de chismes durante décadas enteras. También allanó el camino al estrellato en un famoso programa de televisión que lo convirtió en un personaje nacional y lo llevó a las puertas del premio mayor: la Casa Blanca.
La biografía de Trump está escrita con tinta de los tabloides de Nueva York.
“El mejor sexo que he tenido”, anunciaba un típico titular de la década de los noventa en el New York Post, citando a Marla Maples, quien luego se convirtió en la segunda esposa de Trump.
Al New York Daily News le encantaba atormentar al hoy presidente: una vez lo apodó “Trumpty Dumpty”. Aunque, en 1999 la publicación presagió su futuro, titulando: “El Donald le dice al mundo: Quiero ser presidente”.
En el cargo, Trump se ha mantenido en el método que orquestó una generación de cobertura mediática en Nueva York sobre la base de que toda publicidad es buena publicidad, incluso si suele chocar con la decencia que se espera de la Presidencia.
Trump comercia con el sensacionalismo –típico de los tabloides– de la emoción, la indignación, la ira y la intriga: todas derramadas sobre sus próximas decisiones. También se ha desprendido de los ataques punzantes contra los rivales políticos, actuando como el maestro de ceremonias de su propio circo de noticias.
De hecho, sus tuits casi diarios de por la mañana con las mayúsculas en bloque –el mes pasado calificó a la investigación de Mueller de “CACERÍA DE BRUJAS”– sirven al mismo propósito que tuvieron las primeras páginas de los tabloides durante el siglo pasado.
Hasta ahora, las revelaciones sobre el colorido pasado de Trump –como la grabación de la revista Access Hollywood en la que alardeó acerca de manosear a las mujeres, o los comentarios controvertidos desenterrados del programa de radio de Howard Stern– no lo han dañado significativamente.
Pero el puente hacia el pasado de Trump, encarnado en el allanamiento del FBI contra Cohen, podría poner a prueba la piel del presidente.
Dicho allanamiento se parece cada vez más a un nuevo frente legal, separado de la investigación del fiscal especial Robert Mueller, que podría ser inmune a cualquier intento de Trump por neutralizar a este último.
Ahora, aún no está claro si los documentos y las comunicaciones incautadas por el FBI incluyen cualquier discusión entre Trump y Cohen acerca de los enredos legales del presidente en el pasado, o si hay algún caso penal para responder.
Pero en un desarrollo preocupante para Trump, Stephen Ryan, un abogado de Cohen, dijo que los agentes se habían llevado materiales de la Organización Trump. Y eso potencialmente podría darles a los fiscales una ventana a las transacciones comerciales pasadas de Trump, así como a los asuntos financieros de su familia, ya que Cohen ha sido durante mucho tiempo un emisario y una persona confiable que arregla cosas para el multimillonario ahora convertido en político.
Gloria Borger de CNN contribuyó a este artículo.