Nota del editor: La vulcanóloga Einat Lev es profesora asistente de investigación en el Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia. Su investigación, financiada por la Fundación Nacional para la Ciencia, se centra en la dinámica de flujos de lava en diferentes volcanes, incluidos los de Hawai. Los comentarios expresados en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) – Cuando se les pide dibujar un volcán en erupción, la mayoría de personas plasma un cono de lados empinados con una gran columna de humo saliendo de la parte superior. Es probable que también sea una imagen bastante aterradora, una situación de “¡corre por tu vida!”. Y esa justamente podría ser la razón por la que la actual erupción del volcán Kilauea, en Hawai, ha sorprendido a muchos.
Esta erupción, aunque es típica en Hawai, no se parece a esa imagen común. En el caso del Kilauea estamos lidiando con una “erupción efusiva” en la ladera de un volcán en escudo. Esto quiere decir que la lava está saliendo por las grietas en el suelo, en el lado de un volcán que es bajo y ancho.
Correr aquí no es necesario: un flujo típico de este tipo de erupción se mueve unos pocos metros por segundo, por lo que caminar es probablemente adecuado (¡pero aléjate!).
La lava –o roca fundida que fluye por el suelo al la vista de todos– es tan bella como peligrosa. Hay un zoológico completo de formas y figuras que la lava podría adoptar. Por ejemplo, puede ser gruesa y pegajosa y construir grandes montículos, como la cúpula que formó en la árida cima del Monte Santa Helena entre 2004 y 2008, y aún permanece allí.
En casos extremos, la lava llega ser muy líquida y se precipita por la ladera de una montaña en pocas horas, como sucedió en el volcán Nyiragongo en África durante 2002. Las superficies de los flujos de lava también pueden ser lisas y brillantes, o ásperas, que generan dolor al caminar sobre ellas, o incluso escombros, hasta cualquier cosa en el medio.
Entender cuál será el comportamiento de la lava cuando empiece la erupción es mi enfoque y mi pasión. En ese sentido, la situación actual en el volcán Kilauea es una oportunidad para aplicar lo que sabemos con el objetivo de ayudar a una comunidad a manejar un desastre emergente a medida que se desarrolla.
Si bien no podemos saber cuánto durará esta erupción, podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para predecir hacia dónde irá la lava. Entonces, una vez que termine la erupción, será el momento de evaluar cómo y dónde puede reconstruir la comunidad.
¿Cómo es la lava que expulsa el Kilauea?
Afortunadamente, la lava de la erupción actual en Kilauea no ha cobrado ninguna vida por el momento. Sin embargo, sí expulsó a miles de residentes de sus hogares, destruyó casas y afectará gravemente un área que hasta la semana pasada era una subdivisión pacífica y semirrural.
Los flujos que hemos visto hasta ahora saliendo de las fisuras en Leilani Estates pertenecen un tipo llamado a’a. Son gruesos y lentos, además están cubiertos por piezas sólidas de “escoria volcánica” (fragmentos de enfriamiento) que flotan en la parte superior del flujo mientras el interior se mantiene líquido y empuja hacia adelante.
La lava se endurece y desacelera a medida que se enfría. También puede formar canales a medida que los lados se enfrían primero, construyendo así sus propios diques mientras que el interior se mantiene líquido y continúa avanzando. A veces, la parte frontal de un flujo se enfría, se solidifica y se detiene, entonces luego la lava líquida retrocede hasta que genera suficiente presión para una “ruptura”.
Estas rupturas resultan peligrosas porque son impredecibles y pueden cambiar drásticamente la dirección de un flujo. Además, cuando los flujos de lava atraviesan edificios y otros obstáculos, pueden estancarse o encontrar un camino más fácil alrededor de la obstrucción.
Dichos obstáculos y objetos suelen ser simplemente flujos de lava que se solidificaron unas horas antes: la superficie del suelo cambia constantemente a medida que llega más lava y se abre paso sobre el ahora solidificado flujo. Hemos visto todos estos procesos en Leilani Estates. También se han hecho predicciones sobre los caminos que tomarán los flujos de lava, algo desafiante para los científicos y los funcionarios de defensa civil, pero crucialmente importante.
¿Qué se puede hacer para reducir los riesgos?
Además de pronosticar qué curso tomará la lava, es crítico predecir dónde se abrirá la próxima fisura. Los científicos están haciendo mapas de pronóstico para revelar lo que sucedería si una fisura de un cierto tamaño se abriera en un lugar determinado y lanzara lava a cierta velocidad. Después, usan estadísticas para combinar estas simulaciones con la probabilidad de tal evento, y producen mapas que guían a la Defensa Civil y otros equipos de emergencia.
Hasta ahora, los flujos no han avanzado muy lejos de las fisuras, así que los mapas no han sido retados. Pero, entre 2014 y 2015, los flujos del cráter Pu’u O’o –más arriba en la Zona de Rift Este del Kilauea– avanzaron más de 32 kilómetros hacia la ciudad de Pahoa. Los mapas del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) predijeron hacia dónde iría la lava, pero tuvieron que actualizarse constantemente para tener en cuenta las rupturas, la desviación del flujo por obstáculos y los cambios topográficos en el curso del flujo.
La predicción de flujos de lava también requiere que los científicos se alejen de sus simulaciones. Una herramienta clave que utilizan son las cámaras infrarrojas térmicas, similares a las usadas para la visión nocturna. Los científicos las necesitan para medir la temperatura de la lava, ya sea cerca de un flujo o desde una distancia segura encima de ella, en un helicóptero o usando un dron.
A simple vista o en una cámara normal, dos flujos de lava parecerían tener el mismo aspecto: cubiertos en escoria volcánica gris. Pero una cámara térmica puede indicar qué parte del flujo probablemente presentará una ruptura, cuál es la zona es más caliente y por lo tanto más fluida, y hacia dónde se dirige la lava. Puedes hacer clic aquí para ver un mapa térmico producido por el Observatorio Volcánico de Hawai del USGS que muestra los flujos de lava desde el 7 de mayo.
Las áreas de blancas o grises claro son más calientes que las áreas de color gris oscuro y negro. Los canales, las rupturas y un flujo más joven que sobrepasa uno anterior son todos visibles. Además, puedes observar dónde el flujo ha cubierto las calles en el vecindario.
Es con mapas como este que podemos ver el desarrollo minuto a minuto de los eventos, documentando con increíble detalle cómo un paisaje –que hasta la semana pasada permaneció intacto durante décadas– está cambiando para siempre.