Los médicos descubrieron el parásito Echinococcus granulosus alojado en la columna vertebral de una mujer de 35 años.

(CNN) – La mujer que ingresó a la sala de emergencias en Dijon, Francia, dijo que había tenido problemas para montar su caballo durante tres meses. Sus síntomas solo habían empeorado: sufría desde debilidad y caídas hasta descargas eléctricas en ambas piernas.

Después de una serie de pruebas, los médicos descubrieron un gusano parásito escondido en su espina dorsal.

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Cuando los médicos Marine Jacquier y Lionel Piroth del Centre Hospitalier Universitaire de Dijon realizaron una resonancia magnética de su espina dorsal, encontraron un bulto lobulado anormal en su novena vértebra torácica, según escribieron junto con una imagen publicada recientemente en el New England Journal of Medicine. Pruebas posteriores revelaron que una tenia, la Echinococcus granulosus, había causado los síntomas de la mujer.

Cuando vieron por primera vez la resonancia magnética, “para ser honestos, no podíamos imaginar que podría ser una solitaria”, dijo Piroth. Presentó la imagen a la revista para educar a los médicos sobre la posibilidad de esta enfermedad, que es poco común tanto en Francia como en el área del cuerpo de la mujer en que se encontró.

Los gusanos de Echinococcus causan principalmente dos enfermedades en humanos: equinococosis quística y equinococosis alveolar. La enfermedad es zoonótica, lo que significa que se transfiere a los seres humanos por los animales, en este caso los perros, que a su vez están infectados por ungulados como el ganado o las ovejas. Según la Organización Mundial de la Salud, que enumera la equinococosis como una enfermedad tropical desatendida, más de un millón de personas en todo el mundo se ven afectadas por la equinococosis en algún momento dado.

Pero si bien la enfermedad está ciertamente desatendida, no es solo tropical, dijo la doctora Dominique Vuitton, profesora emérita de la Universidad de Franche-Comté y miembro del Centro Colaborador de la OMS para la Prevención y el Tratamiento de la Equinococosis Humana. Casi todas las naciones del mundo han visto casos de la enfermedad, agregó Vuitton, que no participó en el tratamiento de la mujer.

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Aunque es poco común ver Echinococcus en los países desarrollados, el parásito causa enfermedades en hasta un 10% de la población en países endémicos como Argentina, Perú y China, según la OMS. En las regiones hiperendémicas de América del Sur, entre el 20% y el 95% del ganado sacrificado tiene la enfermedad.

Los doctores informaron que la mujer de 35 años no tenía antecedentes de viajes al extranjero, pero era propietaria de un gato y tenía contacto con el ganado, lo que le permitió saber dónde podría haber infectado a la mujer con el gusano, pero según Christina Coyle, directora de la clínica de medicina tropical en el Hospital Jacobi y profesora de medicina en el Colegio de Medicina Albert Einstein, el gato y el ganado son pistas falsas, ya que la enfermedad se transmite típicamente a los humanos por los perros.

Los humanos pueden ser huéspedes de lis parásitos cuando ingestan sus huevos, que están presentes en las heces de un perro infectado, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. Piroth dijo que la mujer no reportó contacto con perros ni que hubiese viajado a cualquier región donde la enfermedad es endémica, como Córcega.

“No tenemos una idea real de cómo se contaminó”, dijo, sugiriendo que la mujer pudo haber comido alimentos o vegetales contaminados por un perro infectado.

Vuitton dijo que aproximadamente el 65% de las lesiones (que delatan la ubicación del gusano) se desarrollan en el hígado, el 20% en los pulmones y el resto en otros lugares, incluido el cerebro, los huesos y ocasionalmente las vértebras.

La mayoría de las personas con Echinococcosis son asintomáticas, añadió Coyle. Cuando el parásito se desarrolla en el hígado, los quistes tienden a crecer durante muchos años; en el caso de esta mujer, sin embargo, el quiste desplazó su columna vertebral a medida que crecía y causó sus síntomas.

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La resonancia magnética de la espalda de la mujer fue notable para los expertos; Piroth dijo que la lesión parecía “una pequeña flor”, y Vuitton señaló que la imagen era “muy, muy bonita” porque mostraba el quiste de la mujer muy claramente.

Sin embargo, estaba “asombrada” de que la revista publicara la nota de los doctores sin requerir una identificación más específica de las especies del gusano e información sobre dónde la mujer podría haber estado expuesta a ella.

Después de descubrir el quiste de la mujer, los médicos extirparon quirúrgicamente el gusano y dieron a la paciente el medicamento antiparasitario albendazol. Nueve meses después, la mujer no tenía síntomas residuales o signos de recurrencia, según el informe.

Vuitton dijo que el albendazol es el único medicamento disponible para tratar a pacientes y que casi el 20% de los pacientes que lo toman experimenta efectos secundarios que pueden incluir toxicidad hepática. El medicamento debe usarse en conjunto con la cirugía, e incluso entonces, no es 100% efectivo.

Según la OMS, los programas de prevención se centran en la regulación del sacrificio de animales y la desparasitación de perros y ovejas, que son los anfitriones definitivos de la enfermedad.