(CNN) – El Vaticano rompió su silencio este jueves sobre el reporte del jurado investigador de Pensilvania en el que detalló décadas de abusos sexuales por parte de sacerdotes y encubrimientos por parte de obispos, diciendo que las acusaciones son “criminal y moralmente reprochables”.
“Hay dos palabras pueden expresar los sentimientos frente a estos horribles crímenes: vergüenza y dolor”, dijo Greg Burke, director de la Oficina de Prensa del Vaticano.
“La Santa Sede trata con gran seriedad el trabajo del jurado investigador de Pensilvania y el extenso informe provisorio que ha producido”, dijo Burke en el comunicado. “La Santa Sede condena inequívocamente el abuso sexual de menores”.
Esta semana, el papa Francisco ha estado bajo una creciente presión para que se aborde rápidamente la crisis de abuso sexual que se ha expandido por varios continentes, desde Australia hasta América Latina.
La crisis representa una prueba crucial para el papado de Francisco, que a veces ha tenido errores al abordar el abuso sexual entre el clero. Algunos católicos están preocupados por la habilidad del papa para servir como un testigo moral para mundo pueda verse comprometida si no actúa con decisión.
“El reloj está andando para todos nosotros en el liderazgo de la Iglesia”, dijo el cardenal Sean O’Malley de Bosto, un alto consejero del papa sobre abuso sexual. “Los católicos han perdido la paciencia con nosotros y la sociedad civil perdió confianza en nosotros”.
En un vívido símbolo de cómo la crisis está envolviendo a los líderes de la iglesia, el propio O’Malley tuvo que cancelar un viaje a Irlanda para asistir a la Reunión Mundial de Familias, un gran evento papal que será llevado a cabo la próxima semana, para lidiar con una investigación de mala conducta sexual en la arquidiócesis de su propio seminario.
Los comentarios del Vaticano llegaron 48 horas después de que el reporte de Pensilvania fuera revelado. El propio papa aún no ha comentado las acusaciones del reporte de casi 900 páginas.
En Estados Unidos, los liberales y conservadores católicos se unieron de manera inusual para presionar al papa para que responda el reporte del jurado investigador de Pensilvania. El secretario de Justicia del estado dijo que este es “el reporte más grande y comprehensivo sobre abuso sexual en la Iglesia católica que se haya producido en Estados Unidos”.
El reporte dice que documentos internos de seis diócesis católicas en Pensilvania —algunos escondidos en un archivo secreto del que solo el obispo tiene la llave— muestran que más de 300 “curas depredadores” ha sido creíblemente acusados de abusar sexualmente de más de 1.000 víctimas menores de edad.
El largo catálogo de abusos sexuales del clero en el reporte es difícil de leer. Como subrayan los investigadores del jurado, los curas y otros líderes católicos victimizaron niños, niñas, adolescentes y niños prepúberes.
A algunas víctimas le dieron alcohol y los manosearon o abusaron sexualmente de ellos, dice el reporte. A otros los violaron oral, vaginal o analmente, según el reporte.
“Hay muchas cosas de las que habla la iglesia que son temas políticamente delicados”, dijo Kurt Martens, profesor de derecho canónico en la Universidad Católica de Estados Unidos. “Cuando no abordamos adecuadamente un problema tan grave como el abuso sexual, socava la credibilidad de los líderes de la Iglesia”.
El jurado investigador describió los métodos de la iglesia como “un libro de jugadas para ocultar la verdad”.
El reporte dice que “casi cada etapa de abuso que encontramos es muy vieja para ser investigada”. Pero ya han sido levantados cargos contra dos sacerdotes, uno en la diócesis de Erie, y otro en la diócesis de Greensburg. Ambos fueron acusados de abusar de menores.
“Los abusos descritos en el informe son criminales y moralmente reprobables. Estos hechos
han traicionado la confianza y han robado a las víctimas su dignidad y su fe. La Iglesia debe aprender duras lecciones de su pasado, y debería haber asunción de responsabilidad tanto por
parte de los abusadores como por parte de aquellos que permitieron que se produjera”, dijo el Vaticano.
Aunque Burke hizo un llamado a la “responsabilidad”, hay poco acuerdo entre los líderes católicos sobre lo que eso podría significar.
Y por ley eclesiástica, solo el Papa puede disciplinar o destituir a los obispos.