Nota del editor: El autor es abogado, político republicano y activista. Ha ejercido como vicepresidente en tres términos del Partido Republicano en Florida y dos más como presidente (1980-1990). Ha sido el primer hispano en liderar el partido Republicano en Florida. Al R. Cárdenas fue uno de los principales consejeros y encargados de recaudar fondos para la campaña presidencial de Jeb Bush en 2016.
(CNN) – Sin importar lo que haya concluido el séptimo informe del FBI sobre el juez Brett Kavanaugh, el líder de la mayoría en el Senado de EE.UU., Mitch McConnell, prometió que habría una votación en el pleno sobre la confirmación de Kavanaugh en la Corte Suprema la semana pasada. Y así ocurrió el sábado.
Cuando el presidente Trump lo designó en julio para el máximo tribunal, en un cargo vitalicio, el liderazgo demócrata inmediatamente se opuso sobre la base de discrepancias filosóficas. Muchos de esos senadores anunciaron su oposición y prometieron públicamente que votarían no en la confirmación.
Los tiempos han cambiado. Las elecciones tienen consecuencias. Una de ellas es el derecho del presidente a designar a individuos aptos en ese cargo. Recordemos que Sandra Day O’connor fue confirmada por unanimidad y que Ruth Bader Ginsburg, una figura más controversial, recibió más de 90 votos.
¡Cómo han cambiado las cosas! Todo comenzó con el rechazo de los demócratas a Robert Bork, gran favorito de los conservadores. Luego, las acusaciones de acoso sexual contra Clarence Thomas. Y después, los republicanos sabotearon la designación del juez Merrick Garland. Parece que hemos evolucionado de una responsabilidad constitucional de “asesoría y consentimiento” a una guerra abierta por principios filosóficos.
Se esperaba esta tensión. Parte de la estrategia demócrata era retrasar el proceso de confirmación solicitando más documentos y pedir una prórroga de las audiencias en la Comisión Judicial hasta obtenerlos. Eso nos llevó a la sorpresa de septiembre, cuando un candidato con un perfil de niño explorador, fue acusado de agresión sexual por Christine Blasey Ford, cuando ella tenia 15 años y Kavanaugh 17. Desde entonces, el drama puso a la nación en vilo y dividió amargamente los sentimientos de los estadounidenses.
El juez Kavanaugh ha negado vehementemente las denuncias y, sin corroboración alguna, esto rápidamente se volvió un debate de “ella dijo contra él dijo”, con los usuales detractores de un lado político y del otro.
Pero ocurrieron otras cosas que lo complicaron todo. Cientos de miles de víctimas de abuso abrieron su corazón, alentadas por el testimonio de la doctora Ford. Parece que este momento se convirtió en un grito de guerra histórico que, esperemos, nos haga un mejor país.
Se aprobó una audiencia para la doctora Ford y para el juez Kavanaugh. Hasta ese momento, el comportamiento del juez fue tranquilo. Pero luego explotó. Atacó políticamente a los senadores demócratas, su ira continuaba en total negación de las acusaciones de las otras dos mujeres que habían decidido hablar.
De repente, habían surgido nuevos problemas: si tenía el temperamento para ocupar un asiento en el máximo tribunal del país y si eran veraces sus comentarios bajo juramento.
Este drama superó el de cualquier otro proceso de confirmación.
Brett Kavanaugh fue confirmado en la Corte Suprema y esta decisión será un factor importante en las elecciones intermedias de noviembre. Posiblemente impactará el equilibrio de poder en una o en ambas cámaras. ¿A cuál partido beneficiará?
Eso queda por verse. Espere mi siguiente artículo…