Nota del editor: Geovanny Vicente Romero es abogado y politólogo, con experiencia como profesor y asesor de políticas públicas y gobernanza. Es estratega político y consultor de comunicación gubernamental. Está por finalizar una maestría en Comunicación Política y Gobernanza en la Universidad George Washington. Es fundador del Centro de Políticas Públicas, Desarrollo y Liderazgo RD (CPDL-RD). Síguelo en Twitter: @GeovannyVicentR. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
(CNN Español) – Las elecciones intermedias eligen a la totalidad de la Cámara de Representantes y una parte importante de los senadores, que se someten a votación cada seis años.
En otras palabras, con las elecciones intermedias los estadounidenses tendrán la oportunidad de renovar su congreso y rebalancear los pesos y contrapesos de su democracia. ¡Es mucho lo que está en juego! No solo hablamos de mover las piezas del juego de poder en cuanto a la agenda legislativa del congreso, sino que también será impactada la agenda de la Casa Blanca. Estas elecciones son consideradas un examen a los dos primeros años del mandato del presidente Donald Trump.
Es cierto que en cada proceso electoral siempre escuchamos la frase que dice que “estas son las elecciones más importantes de la historia”. Pero esta vez ha sido Barack Obama quien ha ido más allá. El expresidente ha dicho que las elecciones intermedias son quizá las más importantes que las presidenciales de 2008, donde él ganó. Por otro lado, aunque el presidente Donald Trump no considere que estos comicios sean más importantes que los de 2016, cuando él ganó, no deja de reconocer su importancia.
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Generalmente las elecciones intermedias atraen a menos votantes que las generales. En 2014 el promedio de electores habilitados para participar fue de un 35,9%. Sin embargo, un estudio señala que esa cantidad aumentará. De acuerdo con un estudio del Centro de Investigación Pew, 61% de los votantes registrados han reportado estar más entusiasmados con las elecciones de 2018 que con las anteriores.
Nadie pone en duda la importancia histórica de este proceso y los cambios que se tejen en torno a él. Todos y todas observamos este certamen de una manera u otra, ya sea como ciudadanos a través de los medios de comunicación o desde una óptica más formal.
Como sucede alrededor del mundo, las misiones de observación electoral serán el mecanismo de evaluación independiente e imparcial que promoverán los valores democráticos y la defensa de los derechos humanos. En esta elección se estrenará una metodología conocida como la Observación Basada en Muestras (SBO, por sus siglas en inglés) a través de un proyecto que desarrollan la Universidad de Georgetown, en Washington, y el Centro Baker de Liderazgo y Gobierno de la misma institución.
Esa iniciativa se llama Observe DC. Es la primera vez en la historia de Estados Unidos que se desarrolla una metodología de observación no partidista a partir del muestreo. Ese experimento busca observar cómo se desarrolla el proceso el día de las elecciones.
Con la autorización de la Junta Electoral del Distrito de Columbia, Observe DC entrega data representativa de la calidad de la administración de las elecciones intermedias en Washington, y pretende ser una proyección de las elecciones generales. El objetivo es mejorar la transparencia electoral e introducir una nueva plataforma para que los ciudadanos puedan involucrarse durante las elecciones.
Pero, ¿qué es la Observación Basada en Muestras (SBO)?
Es una metodología que ha venido siendo usada alrededor del mundo por grupos no partidistas para presentar información precisa del proceso durante el día de las elecciones. Como su nombre lo indica, estamos ante un ejercicio científico que a través de una muestra procura interpretar el comportamiento del universo en cuestión.
Este modelo, a veces llamado por el nombre de Tabulación Paralela de Votos (TPV), ha sido ampliamente usado por el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales (NDI) que lo ha implementado en Albania, Haití, Cambodia, entre otros. La SBO es un método avanzado, probado y desarrollado desde 1986. A lo largo de los años, el NDI ha asistido a grupos civiles en 52 países y ha desarrollado más de 200 TPV. En Georgia, esta institución ha asistido unas ocho TPV desde 1995.
En mi opinión, es un modelo que va más allá del simple hecho de contar votos, pues permite que los observadores puedan valorar, por ejemplo, si los funcionarios electorales siguen los procedimientos, si los equipos electrónicos y la tecnología están funcionando de manera óptima, confirmar que se respete el derecho a votar en secreto, determinar que las personas con dificultades físicas puedan entrar al recinto de votación, entre otros factores.
Este análisis integrador permite tener una fotografía amplia del proceso electoral que pueda alinearse con un concepto de democracia más abarcador y ambicioso. Los observadores electorales también verificarán la violencia en los recintos o el hecho de que a algún ciudadano apto para votar se le haya impedido ejercer su derecho, así como cuando uno de los puntos de votación no pueda abrir sus puertas en la hora acordada.
Esta iniciativa es liderada por Ben Mindes, quien es un estudiante de postgrado de la Universidad de Georgetown, con experiencia en procesos electorales en países en desarrollo como resultado del trabajo que realizó para el Instituto Nacional Demócrata con sede en Washington.
Observe DC ha reclutado y entrenado a 83 observadores que serán distribuidos en igual número de centros de votación, donde permanecerán el día completo observando el proceso. Estarán recolectando data que será enviada en 6 reportes que realizarán durante el día para un centro operativo de llamadas localizado en la Universidad de Georgetown. Esta operación permitirá que se recoja información importante que puede ser usada para reformas en el futuro.
Hace unos días conversaba con Mindes, el director de Observe DC, y él me señalaba que la información recolectada a través del sistema de la Observación Basada en Muestras (SBO) puede llegar a representar a toda una jurisdicción o hasta un país, ya que los observadores recogen información en centros que son elegidos de manera aleatoria.
Debo confesar que al momento de escribir esta columna me encontraba preparándome para ser testigo no sólo de unas elecciones intermedias que prometen darle forma a un nuevo panorama político para el año 2019, sino también para ser testigo de primera mano en la implementación de un modelo de observación electoral en el cual aporté un granito de arena como observador electoral.