Nota del editor: Marco Rubio es senador republicano por la Florida. Es presidente de la Subcomisión para el Hemisferio Occidental de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. También es miembro de las comisiones de Inteligencia y de Apropiaciones del Senado. Las opiniones expresadas en este comentario son propias del autor.
(CNN Español) – En el día de Año Nuevo, el presidente Jair Bolsonaro tomó posesión del cargo en Brasilia, para abrir en la política brasileña una nueva era que marca un dramático apartamiento de la era de los gobiernos antiestadounidenses de izquierda de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff. Nuestra relación bilateral mejoró bajo el anterior gobierno del presidente Michel Temer, y el nuevo gobierno de Bolsonaro ya ha indicado que buscará una relación más cercana con Estados Unidos en temas económicos y de seguridad.
Para la paz y estabilidad de la región, es crucial que EE.UU. le saque el máximo provecho a esta oportunidad histórica para acercar a estas dos naciones en el hemisferio occidental.
Un Brasil fuerte, vibrante y democrático más alineado con EE.UU. como aliado estratégico puede ser una fuerza multiplicadora al abordar la crisis en curso en Venezuela (donde el gobierno se ha deteriorado y hay corrupción masiva), y para contrarrestar las intenciones malignas de regímenes autoritarios como los de China, Rusia e Irán, que pretenden expandir su presencia y actividades en América Latina.
El gobierno de Trump debería moverse rápidamente para avanzar los objetivos que serían bien recibidos por el gobierno de Bolsonaro, como apuntalar nuestros lazos de inteligencia y de defensa, aumentar la inversión en comercio, la cooperación en el sector energético, apoyar la ascensión de Brasil a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, expandir el acceso de EE.UU. a la industria espacial de Brasil, y la cooperación adicional contra el terrorismo y las redes criminales transnacionales.
Con el apoyo a la ascensión de Brasil a la OCDE, EE.UU. puede ayudar a dar forma a los futuros planes del país basados en el mercado y estabilizar la economía. Como la segunda economía más grande del hemisferio occidental y la octava del mundo, Brasil tiene actualmente el estatus de socio clave en la OCDE, pero ha carecido anteriormente del apoyo formal de EE.UU. debido al deseo de los anteriores líderes de Brasil de alinearse más con países en desarrollo y de apoyar políticas que no concuerdan con los principios centrales de la OCDE.
El estatus de socio clave permite la participación directa y activa en la labor de los sustanciales organismos de la OCDE de manera completa y sostenida. Pero, si el gobierno de Bolsonaro está preparado para desplazar a Brasil hacia su legítimo lugar como potencia modernizadora y económica en ascenso, el apoyo de EE.UU. por este ascenso demostraría nuestro compromiso de interacción económica con Brasil y de un desarrollo económico responsable y sostenido más amplio en América Latina.
También deberíamos buscar en Brasil a un nuevo socio para aumentar nuestras capacidades espaciales y expandir nuestra cooperación espacial.
La cooperación internacional será crítica para la exploración espacial futura. En agosto, Estados Unidos y Brasil firmaron un acuerdo de Conciencia Circunstancial Espacial, o Space Situational Awareness (SSA) en inglés, lo que permitirá un mayor conocimiento de las operaciones de cada nación en el espacio. Esto es particularmente útil dado que Brasil busca aumentar su presencia en el pequeño mercado de lanzamiento de satélites.
Brasil promulgó leyes que protegen la propiedad intelectual extranjera, y su ubicación geográfica ofrece mucho potencial para lanzamientos espaciales. Si se lleva a cabo adecuadamente, una alianza más cercana entre empresas brasileñas y estadounidenses, como la de Boeing y Embraer, beneficiará a ambas naciones.
La relación comercial entre EE.UU. y Brasil es grande, con más de US$ 100.000 millones en servicios y bienes intercambiados en 2017. El comercio bidireccional con EE.UU. convirtió a Brasil en nuestro decimosegundo mayor socio comercial en 2016. A medida que trabajamos para expandir el comercio entre nuestras economías, deberíamos buscar profundizar nuestra interacción económica bilateral y el compromiso de un comercio justo y recíproco, que podría conducir a beneficios mutuos para nuestras dos naciones.
La inversión bilateral entre los sectores energéticos de EE.UU. y Brasil, en particular, creará un marco de trabajo de apoyo para países en desarrollo en el hemisferio. Juntos, podemos ayudar a que países más pequeños salgan de su dependencia del petróleo venezolano, que ayuda a crear una dependencia del régimen de Maduro, un estado patrocinador del narcotráfico (si bien niega esto).
A la vez, esta alianza aumentará probablemente la cooperación y el intercambio de tecnología.
Los anteriores gobiernos de izquierda menoscabaron la estabilidad económica y política de Brasil, lo que provocó una inflación más alta, tasas más altas de pobreza, y una disminución de niveles de ingreso per cápita, pero el nuevo gobierno del presidente Bolsonaro presenta una oportunidad para asegurar una alianza más fuerte y estratégica con nuestra nación que podría beneficiar al pueblo brasileño.
El gobierno de Trump debería trabajar para expandir el rol de Brasil en el llamado Grupo de Lima, constituido por las democracias de América Latina, que buscan el regreso a la democracia en Venezuela. EE.UU. debería también estar preparado para brindar mayor apoyo a Brasil para ayudar a manejar la crisis humanitaria resultante de los cientos de miles de venezolanos que han huido a Brasil. Ante un pedido de Brasil, nuestro gobierno debería estar preparado para brindar asistencia técnica a las fuerzas militares y agencias de seguridad de Brasil para los esfuerzos de seguridad fronteriza, y asegurar que los terroristas no usen el aeropuerto internacional de Sao Paulo como puerto de entrada a las Américas.
Mientras que la relación económica de Brasil con China ha sido importante para su crecimiento, los valores culturales y democráticos de Brasil están más naturalmente alineados con los de EE.UU. Juntos, EE.UU. y Brasil tienen una oportunidad histórica de mejorar nuestra relación comercial y nuestras economías, a la vez que lidiamos con reveses de los enemigos de la democracia -China, Irán y Rusia- que buscan apuntalar a dictadores y apoyar a líderes autoritarios como los de Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela.
El nuevo gobierno de Bolsonaro brinda una nueva oportunidad de construir una alianza entre Brasil y Estados Unidos para asegurar la paz constante y la prosperidad y estabilidad expandida para el hemisferio occidental. EE.UU. debe aprovechar esta oportunidad.