(CNN) – Las muertes de niños son causa de desgracia, y una nueva investigación sugiere que uno de los peligros más graves se presenta en forma de medicamentos falsificados y de calidad inferior para tratar la malaria, la neumonía y otras enfermedades.
Cientos de miles de niños cada año mueren debido al aumento de medicamentos falsos o de mala calidad, según el reporte.
“Estamos hablando de, al menos, 300.000 niños que han muerto a causa de presuntos medicamentos distribuidos por delincuentes”, dijo el doctor Joel Breman, coautor del informe y asesor científico emérito del Centro Internacional Fogarty de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
La Organización Mundial de la Salud ha definido tres tipos de productos médicos falsificados y de calidad inferior.
“Productos médicos falsificados” que tergiversan deliberadamente su identidad, composición o fuente. Los “productos médicos de calidad inferior”, que son medicamentos regulados que de alguna manera no cumplen con los estándares o especificaciones de calidad, por ejemplo, que tienen menos de las cantidades necesarias de un ingrediente farmacéutico activo. Y los “productos médicos no registrados o sin licencia”, que son medicamentos no que no han pasado pruebas de calidad y no han sido aprobados.
¿Dónde está sucediendo?
El número de productos médicos falsificados y deficientes está aumentando, según Breman y los coautores en el informe, publicado el lunes en el American Journal of Tropical Medicine and Hygiene.
En 2008, por ejemplo, Pfizer Global Security, el equipo del fabricante de medicamentos que trabaja para contrarrestar los medicamentos falsificados, identificó que 29 de sus productos como falsificados en 75 países. 10 años después, Pfizer encontró 95 falsificaciones en 113 países.
“Inicialmente, nuestro enfoque estaba en los países pobres porque no tienen control y tienen una alta carga de enfermedad”, dijo Breman, quien también es presidente electo de la Sociedad Americana de Medicina Tropical e Higiene.
Breman dijio que el “impacto” de los medicamentos falsificados y deficientes se estima en un 10% de todos los medicamentos, con un costo de hasta 200.000 millones de dólares, en los países de ingresos bajos y medios.
Una de las dos principales áreas de preocupación en estos países es la falsificación de antimaláricos, que podrían ser responsables de la muerte de más de 150.000 niños cada año, dijo Breman. Los antimaláricos y la terapia de combinación con artemisinina (a menudo llamada TCA) son la mejor solución para tratar la malaria.
El programa ACT-watch, una división dentro de la organización Population Services International, sin fines de lucro y enfocada en la salud, supervisa estos medicamentos en ocho países africanos. El programa encontró que un cuarto de los ACT disponibles en el campo no tenían garantía de calidad. (De hecho, el programa encontró 185 fabricantes de ACT sin garantía de calidad, en comparación con solo 12 compañías acreditadas que realizan estas terapias combinadas aprobadas).
Una segunda preocupación clave en los países de ingresos bajos y medios son los antibióticos para tratar la neumonía infantil. Breman dijo: Cada año, los antibióticos que son falsos o deficientes causan tantas muertes infantiles como los antipalúdicos falsos.
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Más allá de los niños, una nueva categoría de medicamentos falsificados y deficientes está en aumento: tratamientos para enfermedades crónicas como la hipertensión. El Instituto de Seguridad Farmacéutica, una organización de vigilancia sin fines de lucro, encuentra que representan más del 50% de todos los medicamentos falsos.
Entre los medicamentos falsos más comunes, que a menudo se comercializan en Internet y en ocasiones están vinculados a la delincuencia organizada y los grupos terroristas, están los medicamentos para enfermedades cardíacas, disfunción eréctil, cáncer y dolor (opioides recetados).
Breman dijo que no “glorificaría” las instalaciones ilícitas que producen drogas falsas y opioides, llamándolos “laboratorio”. “Están llenos de plagas y equipos anticuados y sucios”, dijo, y agregó que las píldoras pueden estar mezcladas con fentanilo y otras sustancias dañinas.
En 2009, se pudieron encontrar pocas farmacias en línea, pero solo siete años después, aproximadamente 35.000 de esas farmacias operaban en todo el mundo, según Breman y los coautores del estudio. Mientras tanto, el acceso a Internet sigue creciendo en las economías emergentes, poniendo a más personas en peligro.
Las compañías farmacéuticas son muy conscientes del problema. Para probar terrenos ilícitos en línea, Pfizer Global Security realizó 250 compras de su medicamento Xanax a proveedores de Internet y descubrió que el 96% eran falsificaciones. En algunos casos, incluso las vacunas se han falsificado, dijo Breman, citando el informe.
Durante la última década, académicos y organizaciones sin fines de lucro han elevado la preocupación sobre el tema, mientras que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Interpol y la OMS se reunieron para abordar el problema de los medicamentos falsificados y de calidad inferior, dijo.
“Parece que hay un movimiento ahora, y el liderazgo se ha puesto lentamente en manos de la OMS”, dijo el experto, y agregó que es hora de “poner todo junto. No solo identificar los medicamentos, sino estar seguros de que todos los países tienen legislación, que tienen normas de aceptación, que tienen vigilancia”.
Puede ser necesario un tratado internacional, dicen los autores del informe. Los problemas técnicos también deben abordarse: por ejemplo, existe la necesidad de identificar “el mejor método de prueba de medicamentos”, dijo Breman, explicando que existen pruebas analíticas de gran potencia, pero los laboratorios donde se realizan dichos análisis son tanto distantes como costosos.
La distribución de medicamentos falsos significa que el espectro de la resistencia antimicrobiana también se avecina, dijo. Los medicamentos de baja calidad promueven y propagan la resistencia debido a su incapacidad para matar a fondo las bacterias como lo hacen los medicamentos sin ingrediente activo, llamados “vacíos”.
Se necesitan esfuerzos internacionales, dice la OMS
“La mayoría de los casos que vemos son falsificaciones, así que eso significa que alguien se ha propuesto intencionalmente a engañarte diciendo que es real cuando no lo es”, dijo Michael Deats, del grupo de la OMS de Productos médicos deficientes y falsificados. “Eso es actividad criminal”.
Deats, que no participó en el nuevo estudio, dijo que los medicamentos falsificados y deficientes han sido un “tema político realmente candente” durante años, pero antes de 2012 “se mezclaron con la protección de los derechos de propiedad intelectual y la ley de protección de salud pública”.
Desde entonces, sin embargo, la OMS llegó a definiciones más claras y estableció “un plan de trabajo para prevenir, detectar y responder a medicamentos de calidad inferior y falsificados”.
Hoy, con una imagen más clara del problema, una política coherente y un enfoque coordinado acordados por todos los estados miembros, la OMS ha comenzado a avanzar, dijo Deats, “pero aún hay grandes desafíos”.
Los países de ingresos bajos y medios son particularmente vulnerables debido a las fronteras porosas y las capacidades regulatorias débiles.
“Uno de cada 10 medicamentos en países de ingresos bajos y medianos, en promedio, fracasó en las pruebas de calidad”, dijo Deats. Un grupo de trabajo de tecnología de la OMS está estudiando dispositivos portátiles que permitirían a los reguladores y a otros en el campo realizar pruebas rudimentarias de productos, pero una tecnología, no importa cuán buena sea, no es el “santo remedio”, agregó.
Los países de altos ingresos no son inmunes al problema, por cuenta de Internet, por las farmacias en línea no registradas como por las “aplicaciones para teléfonos inteligentes que le permiten ordenar medicamentos sin receta médica y que los envíe un tipo en una motocicleta que aparece en su casa”, dijo Deats.
La Dirección de Medicinas y Alimentos de Estados Unidos estima que “aproximadamente el 80% de los medicamentos o un componente de los medicamentos disponibles en Estados Unidos provienen de fuera del país”, dijo Deats. “Es realmente importante que tengamos cadenas de suministro seguras”.
Invertir en las autoridades reguladoras es un componente clave para salvaguardar las cadenas de suministro”, pero “una fuerte voluntad política para abordar este problema, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo”, es también necesario, agregó.
“Necesitamos colaborar”, puntualizó Deats. Sin las asociaciones entre las naciones, además de las colaboraciones público-privadas entre los países y la industria, “no podremos abordar este problema”.