(CNN) – La administración de Trump presionó al Departamento de Seguridad Nacional para que liberara a los inmigrantes detenidos en la frontera sur en las llamadas ciudades santuario, en parte para tomar represalias contra los demócratas que se oponen a los planes del presidente Donald Trump para un muro fronterizo, dijo una fuente familiarizada con las discusiones a CNN el jueves.
Trump personalmente presionó a la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, para que siguiera adelante con el plan, dijo la fuente. Nielsen se resistió y el equipo legal del Departamento finalmente realizó un análisis que destruyó el plan, que fue publicado por primera vez por The Washington Post.
La fuente dice que el asesor principal de la Casa Blanca, Stephen Miller, presionó personalmente a los altos funcionarios del Departamento para tratar de persuadirlos para que hicieran realidad el plan.
Miller se enojó porque los abogados del Departamento se negaron a brindar orientación legal que hiciera viable el plan.
Los abogados del Departamento le dijeron a la Casa Blanca que el plan probablemente sería ilegal.
El plan finalmente murió después de que Miller y otros funcionarios de la Casa Blanca lo impulsaron en febrero, según la fuente.
Los funcionarios del Departamento creen que el enfrentamiento legal es una de las razones por las que Miller ha presionado para que se despida a John Mitnick, asesor jurídico del Departamento que aún se encuentra en el cargo.
Nielsen fue obligada a renunciar esta semana.
“Ciudad santuario” es un término amplio que se aplica a las jurisdicciones que tienen políticas establecidas para limitar la cooperación o la participación en acciones federales de inmigración. Las ciudades, los condados y algunos estados tienen una variedad de políticas informales, así como leyes que califican como posiciones de “santuario”.
La mayoría de las políticas se centran en no cooperar con la policía federal en las políticas de inmigración. Muchas de las ciudades más grandes del país tienen formas de tales políticas.
Trump ha ampliado su retórica sobre la inmigración ilegal en las últimas semanas, amenazando con cerrar la frontera sur si el Congreso y México no toman medidas.