(CNN Español) – Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y reconocido por más de 50 países como presidente del país sudamericano, envió una carta a los miembros de las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas este sábado. Según pudo conocer CNN, el documento no fue recibido en cuatro instalaciones militares temprano este sábado.
En la misiva, Guaidó asegura que la realidad venezolana resulta insostenible y que los “cambios estructurales urgentes” que se necesitan requieren del rol fundamental de las instituciones militares del país.
Asimismo, a lo largo de seis puntos, el líder de la oposición al régimen del cuestionado presidente Nicolás Maduro plantea una serie de “elementos concretos de nuestra visión de la seguridad de la Nación y de la Fuerza Armada, basados en nuestra Constitución”.
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El fin a los “grupos irregulares”, el respeto a los méritos en los ascensos, las mejoras económicas y la reforma de la justicia militar son algunos de los aspectos que se tocan en la carta.
En tanto, esta mañana, Nicolás Maduro llegó esta mañana al centro de entrenamiento militar “G/J José Laurencio Silva” en El Pao, estado Cojedes. Ahí, frente a más de 3700 cadetes, según cifras que dio el mismo Maduro, pidió “lealtad activa” a los cadetes y militares presentes, al referirse a militares que han desertado al ejército.
A continuación, la carta completa de Juan Guaidó a los militares de Venezuela:
A LA FUERZA ARMADA VENEZOLANA
Quiero enviar un mensaje venezolanista y patriótico a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Lo hago en nombre de las fuerzas democráticas del país, desde las posiciones que legítimamente ocupo en el Estado y desde el papel político que me ha tocado desempeñar.
La situación política, social y económica de nuestro país es insostenible y demanda cambios estructurales urgentes. Para acometer esta tarea histórica, el rol de la institución militar es fundamental.
Este es el convencimiento de las fuerzas sociales, políticas, intelectuales, económicas y espirituales que luchan por la recuperación de la democracia y el bienestar por el que clama la inmensa mayoría del país. La legitimidad para comandar las Fuerza Armadas emana de la soberanía popular, expresada a través del sufragio libre. Es por esto que hemos establecido una ruta política que incluye como objetivo fundamental tener elecciones libres, resguardadas por los soldados de la República.
Quiero enfatizar los elementos concretos de nuestra visión de la seguridad de la Nación y de la Fuerza Armada, basados en nuestra Constitución:
1. Tenemos la convicción de que a la institución militar le corresponde un papel de primer orden en la construcción de una democracia próspera, justa y plural, como la contenida en la Constitución de 1999.
El artículo 328 establece como parte de la misión de la institución “garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional”.
El aporte que el estamento militar está en condiciones de hacer en las diversas facetas del desarrollo nacional constituye un activo del que la democracia a la que aspiramos no puede prescindir.
Dadas las circunstancias que vive la sociedad es pertinente recordar que esa participación ha de comenzar con que el Estado recupere la exclusividad de la posesión y uso de las armas de la República. Es contrario a la Constitución, a la Fuerza Armada, y a la seguridad de la Nación que una parcialidad política arme grupos irregulares para agredir a quienes no coincidan con su ideología, así como permitir la presencia en el territorio nacional de grupos armados extranjeros.
2. El eje orientador del rol que aspiramos que juegue la Fuerza Armada está contenido en nuestra Constitución: ponerse al servicio de toda la Nación. Por eso es indispensable llevar al más alto grado el nivel de profesionalización de la institución. En ese sentido considero indispensable el mayor respeto de los criterios de mérito, escalafón y capacidad en ascensos, promociones y asignaciones de mando.
La educación militar es una prioridad y debe contar con todo el respaldo necesario. Es preciso que en un nuevo orden democrático se atienda cuidadosamente a la especificidad de los diferentes componentes de la institución militar y a las exigencias que derivan de tal especificidad para sus respectivas guías de planeamiento. No es natural, para poner un ejemplo sencillo, que en el mando de la Armada la oficialidad proveniente de la Flota como tal, no haya ocupado desde hace años la posición de cabecera que le corresponde.
3. Es clave la mayor atención al apresto operacional de la institución. Nuestra visión incluye la inversión necesaria para que la Fuerza Armada cuenten con capacidades de primera línea, sin compromisos exclusivos con ningún país proveedor.
4. Es fundamental la mejora de los aspectos socioeconómicos de la oficialidad y la tropa, y sus familias, duramente golpeadas en su calidad de vida por la crisis que atravesamos. Es nuestro compromiso que la familia militar tenga garantizada la educación, la atención médica, seguridad social, y un nivel de vida acorde con el prestigio de la labor que desempeña. A su vez, debe garantizarse una jubilación digna para los soldados que hayan servido con honor a la patria.
5. Conocemos los cambios que ha experimentado la Fuerza Armada en lo operacional, lo organizativo, y en la formación de sus miembros que han dado lugar a su propia institucionalidad. Todos estos aspectos constituyen una situación de partida que habrá de ser tratada con apego a lo establecido en la Constitución y el respeto propio de los procedimientos de un Estado democrático, de derecho y justicia. En el marco de la consulta y el debate colectivo, abierto y plural propios de una sociedad democrática como la que queremos, consulta y debate en los cuales el mismo estamento militar ha de jugar un papel de primer orden. Así se asegurará que la evolución futura de la institución militar acompañe los avances que en todos los aspectos de la vida nacional se producirán a partir de los cambios políticos urgentes y necesarios por los que estamos luchando.
6. La reforma de la justicia militar es un elemento primordial para garantizar el respeto a nuestra Fuerza Armada. Conocemos las injusticias cometidas contra miembros de la institución y es firme nuestro compromiso de que la retaliación política contra los oficiales y la tropa no vuelva a ocurrir.
Todos los venezolanos somos herederos de la lucha por la independencia encabezada por nuestro Libertador Simón Bolívar.
La institución que está llamada a defender nuestra soberanía bajo estos ideales es la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Rechazamos la injerencia externa, de cualquier procedencia, en nuestra institución militar. Nunca antes la seguridad de la Nación había estado tan amenazada como hoy debido a la corrupción e incompetencia de un régimen sumiso a intereses extranjeros. El momento histórico que vivimos demanda compromiso, grandeza y desprendimiento de todos para recuperar nuestra soberanía, democracia y el bienestar económico y social.
Asumo el reto de impulsar esta agenda de futuro para la institución y convoco a nuestra Fuerza Armada a posicionarse del lado nuestra Constitución Nacional y de la transición pacífica para nuestra República. El momento de actuar es ahora.
La República cuenta con su Fuerza Armada, para la consolidación del cambio democrático al que aspira, y para que juegue el papel positivo y crucial que le corresponde en la construcción de esa Venezuela pujante, democrática, significativa, gloriosa, con la que soñaron los fundadores de la patria.