CNNE 702930 - el huracan dorian ya se fue, pero no la controversia

Nota del editor: Dan Restrepo es abogado, estratega demócrata y colaborador político de CNN. Fue asesor presidencial y director para el Hemisferio Occidental del Consejo Nacional de Seguridad durante la presidencia de Barack Obama.

(CNN en Español) – Un juicio político contra Donald Trump era quizás la única cosa predecible de su presidencia.

Pero las implicaciones políticas de ese juicio no lo son.

Ni se limitan simplemente a implicaciones para el presidente y los demócratas.

La inevitabilidad del juicio viene de la naturaleza de esta presidencia tan particular.

Y no solo por el hecho de que ganó la presidencia por márgenes extremadamente estrechos con la ayuda —solicitada o no— de los servicios de inteligencia de un país hostil a Estados Unidos.

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Ni por el hecho de que cuando se encontró enfrentado con esa realidad, en vez de tomar medidas para asegurar que ningún actor externo pudiera afectar nuestros procesos democráticos en el futuro, lanzó una campaña sostenida contra la investigación independiente de la conducta de su campaña.

Una investigación que a pesar de esos ataques resultó en la condena criminal de varios de sus asesores cercanos. Y una investigación que si no hubiera sido presidente (con protecciones de políticas del Departamento de Justicia de no enjuiciar a un presidente en funciones) hubiera resultado en acusaciones criminales formales en su contra.

La inevitabilidad de este juicio político tiene otras raíces. En mi opinión, nace de una visión de la presidencia como herramienta para beneficio personal. Y los abusos de poder que fluyen de esa visión.

El resumen (aunque muchos lo denominan “transcripción”, no lo es porque desde los tiempos de Richard Nixon las llamadas presidenciales no se graban) de la ahora infame llamada de Trump con el presidente de Ucrania, demuestra una visión instrumentalista de los poderes de gobierno de Estados Unidos.

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Pero instrumentalista a favor no de intereses nacionales sino de intereses personales y políticos del mismo presidente.

Más de una vez el resumen indica que el presidente quería involucrar al Departamento de Justicia y al mismo fiscal general para investigar a un rival político.

También, el resumen y las acciones del gobierno de Trump con respeto a la asistencia militar a Ucrania —un país que resiste la intervención militar de Rusia— durante los últimos meses demuestran que el presidente pareciera que considera la asistencia oficial como una simple herramienta para chantajear a un gobierno extranjero a cambio de un beneficio personal político.

Resulta difícil pensar que esta llamada ocurrió de una manera aislada, en particular cuando el presidente insiste en que no hizo nada inusual o corrupto en ella. Quién sabe cuántas llamadas más de esta naturaleza pueden haber ocurrido.

El tiempo y las investigaciones lanzadas por la Cámara de Representantes para cumplir con su deber institucional y constitucional ayudará a aclarar esto.

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El tiempo también nos dirá mucho sobre las implicaciones políticas. Para Trump, para los demócratas, y para lo que queda del Partido Republicano.

Muchos dirán que jugar a la víctima ayudará a Trump con su base. Y es probable que tendrá ese efecto.

Pero es importante reconocer que es difícil identificar algo que podría hacer el presidente que no le ayudaría con su base. Es una base fanática. Y eso le ayudará a sobrevivir políticamente en el corto plazo.

Pero para tener éxito más allá de no ser el primer presidente en nuestra historia de ser removido de la presidencia por un juicio político exitoso, Trump tiene que hacer más que consolidar su base política.

Su reelección requiere ir sumando votantes a su base. Un propósito que hasta la fecha le ha resultado casi imposible. Es dudoso que un enfoque sostenido sobre los abusos de poder ayudará en esa ampliación.

Cumplir con un deber institucional y constitucional es una garantía de buena política para los demócratas. Les ayudará con su base, que tiene cuestionamientos profundos sobre la legitimidad de este presidente, pero también les podría ayudar con los votantes, que buscan políticos dispuestos a enfatizar principios y país por encima de partido. Finalmente, reforzará el mensaje de que los demócratas son el partido listo para restaurar la dignidad a la presidencia y el estado de derecho para el país.

Las implicaciones políticas más profundas podrían resultar siendo esas para lo que queda del partido Republicano y, por extensión, para el bienestar de una democracia que requiere dos partidos fuertes.

El Partido Republicano y, en particular, esos senadores que enfrentan elecciones el año 2020. Esos senadores en estados como Colorado, Georgia, Maine y Carolina del Norte tendrán que decidir si cuando el juicio pase al Senado, votarán para proteger los abusos del presidente o apoyan principios y país por encima de partido.

Como respondan esos senadores nos dirá mucho sobre el futuro del Partido Republicano y, por extensión, el futuro del país.