Manifestante durante una de las manifestaciones en las calles de Quito, Ecuador.

Nota del editor: David Bittan Obadía es abogado escritor, analista de temas políticos e internacionales, columnista del diario El Universal de Venezuela y colaborador de otros medios de comunicación. Ha participado en el Congreso Judío Mundial y es expresidente de la comunidad Judía de Venezuela.

(CNN Español) – El gobierno de Ecuador ha decidido sincerar su economía. Se mantenían del alto precio del petróleo y de la emisión de deuda; económicamente hoy día no es viable, están inmersos en una crisis causada por anteriores administraciones.

Lenín Moreno eliminó el subsidio a los combustibles, lo que implica un aumento de más de un 100% en los precios, pero produce paralelamente un ahorro de más de 1400 millones de dólares por año. Esta medida tan impopular ocasiona una inevitable fractura política: huelga de transportistas y el alzamiento de los gremios indígenas y sindicales.

Lo que vemos en hoy Ecuador no es una manifestación social de descontento; tampoco una protesta pacífica. Los saqueos, el vandalismo, la toma de propiedades, el secuestro de policías y la presencia de infiltrados –similar a los que se ven en Venezuela–, denotan un orquestado plan que busca el rompimiento constitucional. Allí hay “gato encerrado”.

Lenón Moreno señala: “El sátrapa de Maduro, activado con Correa, inician un plan de desestabilización para intentar un golpe de Estado en Ecuador. Lo hacen con el dinero que se han robado. Ellos no quieren la institucionalidad democrática”.

En ocho días de protestas, hay un estado de excepción, 800 detenidos y paros programados. Lenín Moreno debe dialogar con los más afectados por las medidas que estén del lado de la democracia, y conseguir acuerdos; paralelamente debe frenar a los agitadores.

América Latina no puede permitirse que tambaleen más gobiernos cada vez que unos piratas los agiten desde la retaguardia.

Qué envidia da el opositor Guillermo Lasso quien, de manera responsable, declara que las acciones económicas eran necesarias y llama a una mesa de diálogo.

Asimismo, Almagro manifiesta su preocupación porque sabe que tres presidentes de Ecuador han tenido que salir por este tipo de situaciones.

Por su parte, el exppresidedente Correa, autoexilado en Europa y quien enfrenta una serie de juicios por corrupción, apoya el tema pensando que un cambio adelantado de gobierno le pudiera exonerar y, descaradamente, declara: “Yo regresaría si es necesario”.

Lo mejor que le puede pasar a Ecuador, y a toda la región, es que Lenín Moreno supere esto con éxito.