Crédito: Chris Jackson/Getty Images

Nota del editor: Kara Alaimo, profesora asociada de Relaciones Públicas en la Universidad de Hofstra, es la autora de “Pitch, Tweet, or Engage on the Street: How to Practice Global Public Relations and Strategic Communication”. Fue vocera de asuntos internacionales en el Departamento del Tesoro durante el gobierno de Barack Obama. Sígala en Twitter @karaalaimo. Las opiniones expresadas en este artículo son propias de la autora.

(CNN) – Imagínese que alguien se saque un selfi en un restaurante y usted aparece en el fondo. Después sube la foto a Facebook. ¿Sabe que la policía después podría usar esa foto para identificarlo como sospechoso en un crimen?

La posibilidad fue revelada en una investigación reciente de The New York Times sobre una empresa llamada Clearview AI, creadora de una aplicación de reconocimiento facial, que, según asegura su presidente, tiene una base de datos de 3.000 millones de imágenes de personas tomadas de Internet. Los usuarios de la base de datos suben fotos de otras personas para tratar de identificarlas.

Clearview AI, según la investigación de The New York Times, dice que la base de datos se construyó copiando imágenes de sitios web y plataformas de medios sociales, una práctica prohibida, según los términos de servicio de Facebook y de otras redes. The New York Times dice que la aplicación “va mucho más allá de cualquier otra construida por el gobierno de EE.UU. o los gigantes de Silicon Valley”. Twitter, Facebook y Google le enviaron cartas a Clearview AI exigiendo que deje de usar imágenes de sus plataformas.

Pensemos en las implicancias de esta base de datos por un minuto. Cuando CNET -haciendo referencia a la aplicación- tuiteó la pregunta “¿Qué pasaría si un extraño pudiera sacarle una foto en la acera y luego usar una aplicación para averiguar rápidamente su nombre y dirección?” Un usuario de Twitter respondió: “Muchas mujeres morirían. Eso pasaría”.

Exactamente. Imagine, por ejemplo, una aplicación como esta en las manos de un violador serial que pudiera usarla para seguir a una mujer que rechazó una cita con él en un bar. O piense por un segundo sobre un gobierno extranjero que lo usara para identificar a las personas que salen de la sede central de la CIA para poder reclutarlos. O imagínese que un gobierno lo utilice para identificar a manifestantes en una protesta. O un acusado para identificar e intimidar a miembros del jurado. La gran cantidad de posibilidades es escalofriante.

El presidente ejecutivo de Clearview AI, Hoan Ton-That, justificó su base de datos en una entrevista con Donie O’Sullivan de CNN Negocios con el argumento de que solo utiliza fotos que están disponibles públicamente (o lo han estado en el pasado) y que el objetivo es que esa base de datos sea utilizada por la policía para resolver crímenes. Pero ni la policía debería tener acceso a una base de datos con semejante potencial de ser mal utilizada.

Si un organismo de seguridad tiene una necesidad legítima y urgente para usar reconocimiento facial para identificar a un sospechoso, debería obtener permiso de un juez -de la misma manera en que se obtienen órdenes judiciales para realizar allanamientos. Luego, los organismos de seguridad deberían tener permiso de escanear lugares públicos para comparar las imágenes de sospechosos con la de la multitud, tal como lo hace la ciudad de Londres. Pero no deberían utilizar una base de datos de cada imagen pública que esté publicada en Internet.

Si bien Clearview AI no está disponible actualmente al público en general, no existe ninguna ley que evite que esta u otra empresa ofrezcan ese servicio al público en el futuro. También queda la posibilidad de que la base de datos de Clearview AI o las redes sociales pudieran ser hackeadas a fin de obtener acceso a sus funciones de reconocimiento facial -o podrían tomar la decisión de permitir que personas malas utilicen sus capacidades de reconocimiento facial en el futuro con propósitos malvados.

De hecho, Kashmir Hill, la reportera de The New York Times que dio la primicia, dijo en un podcast que “una tecnología como esta en manos del público es un panorama aterrador” porque la gente ya no sería anónima. Hill manifestó que Google y otras grandes empresas de tecnología se han negado desde hace mucho a construir una base de datos como similar a pesar de tener la habilidad de hacerlo. El Times mencionó que el expresidente ejecutivo de Google apuntó que el motivo por el que la compañía nunca desarrolló semejante base de datos fue porque podría ser utilizada “de una manera muy mala”.

Nadie debería poder utilizar nuestros rostros para realizar un reconocimiento facial sin nuestro permiso expreso. Deberíamos tener derecho como individuos y un derecho legal de controlar lo que se hace con nuestros rostros. No hay duda de que existen precedentes para esto. En algunos estados, por ejemplo, sería ilegal que una empresa utilice mi foto para promover un producto sin mi consentimiento. Así que, ¿por qué una empresa debería sacar provecho por usar mi rostro de otras maneras sin mi permiso explícito?

En el estado de Illinois, las empresas tienen que obtener autorización escrita para recolectar escaneos faciales y otras características biométricas que identifican a la gente. Necesitamos una ley nacional que extienda esta protección al resto del país. A fin de utilizar el rostro de una persona con fines de reconocimiento, una empresa debería tener que obtener su firma, para que los usuarios tengan la oportunidad de pensar realmente si quieren permitirlo o no.

Facebook, por ejemplo, que también utiliza la tecnología de reconocimiento facial, le da a los usuarios la opción de apagar el servicio llamado sugerencias de etiquetado. Pero mucha gente probablemente no se da cuenta de esto o no piensa del todo en las consecuencias de no hacerlo. Y las empresas no deberían poder requerir que los usuarios den su consentimiento a que sus rostros sean utilizados de tales maneras como condición para usar sus productos sin obtener firmas, dado que los estudios sugieren que la mayoría de nosotros no leemos las largas declaraciones de privacidad que están repletas de jerga legal.

El hecho de que los rostros de la mayoría de los que utilizamos las redes sociales estén siendo recolectados con fines de lucro va en contra de nuestros derechos humanos y pone en riesgo nuestra seguridad. No debería haber una aplicación para eso.