Nota del editor: Julian Zelizer, analista político de CNN, es profesor de Historia y Asuntos Públicos en la Universidad de Princeton. Su más reciente libro se llama: “Burning Down the House: Newt Gingrich, The Fall of a Speaker, and the Rise of the New Republican Party”. ” Sígalo en Twitter: @julianzelizer. Las opiniones expresadas en esta columna son propias del autor. Ver más en la sección de opinión en CNNE.com
(CNN) – Esta semana Joe Biden solidificó su control para la nominación demócrata. Con rotundas victorias en Florida, Illinois y Arizona, ha demostrado ser el candidato más formidable de la competencia. En medio de una gran pandemia y crisis económica, los votantes demócratas recurren al exsenador y ex vicepresidente para derrotar al presidente Trump en noviembre.
Bernie Sanders necesita aceptar esa realidad. Después de que su campaña se reúna para evaluar la situación, lo mejor que puede hacer el senador es renunciar.
Hacerlo permitirá que los demócratas se unan como partido y concentren su energía política en ganar las elecciones en 2020. Incluso existe una posibilidad muy real de que cambien el control partidista del Senado. Consecuentemente, la retirada de Sanders permitiría a los votantes demócratas descansar en las primarias restantes para que todos puedan mantener su “distancia social”. Con la nominación cerrada en Biden, no hay necesidad de arriesgarse a hacer algo que pueda ayudar a propagar este virus devastador.
Renunciar sería un acto heroico de un político que tuvo un inmenso impacto en la política estadounidense. Cuando se escriba la historia, el senador Sanders será recordado como una figura enormemente importante a pesar de haber perdido la nominación dos veces y tener un escaso historial legislativo.
El senador Sanders fue fundamental para transformar la agenda política dentro del Partido Demócrata. En la política presidencial, los demócratas habían pasado varias décadas desde la victoria de Ronald Reagan en 1980, moviéndose hacia el centro, en un intento por evitar que se le calificara como demasiado a la izquierda. Incluso el presidente Obama, que impulsó una de las agendas internas más audaces desde la década de 1960, fue extraordinariamente cauteloso en la forma en que enmarcaba sus planes de gobierno y evitaba ideas que pudieran etiquetarse como demasiado radicales. En lugar de un seguro de salud pagado por una entidad única, por ejemplo, la Ley del Cuidado de Salud Accesible, se basó en mecanismos reguladores, mercados en línea y la expansión de programas existentes, como Medicaid, para proporcionar una mejor cobertura.
Sanders rechazó todo eso. Junto con la senadora Elizabeth Warren, ofreció una defensa robusta y vigorosa del gobierno como solución a nuestros problemas. Presionó por Medicare para todos, la universidad gratuita y un New Deal verde, así como otras formas de intervención agresiva del gobierno, sin disculpas. También pidió a los demócratas que recordaran su compromiso histórico con la clase trabajadora estadounidense, exigiendo un salario mínimo más alto y normas de seguridad laboral más estrictas.
En otras palabras, Sanders obligó al partido a debatir estas propuestas en lugar de tener debates sobre los términos definidos por los republicanos. Como resultado, la conversación se desplazó dramáticamente a la izquierda. Incluso el presunto nominado ha adoptado una plataforma que es relativamente liberal en comparación con lo que hemos visto en las elecciones recientes.
Sanders también movilizó a una nueva generación de demócratas en la política de partidos. Creó un movimiento detrás de su campaña, aunque ese movimiento fracasó durante los últimos meses. Aunque gran parte de la atención a menudo se centra en los “Bernie Bros” que se dedican a escandalosos ataques, la mayoría de sus seguidores son estadounidenses más jóvenes desconectados y desconfiados de la política, que ahora ven las posibilidades que nuestra democracia aún puede ofrecer. Sanders los ha entusiasmado con su claridad moral y su pasión contra las estructuras políticas corruptas. Los ha persuadido para que voten, se organicen, donen y piensen que la política vale la pena.
En 2020, la campaña también ha hecho un trabajo notable al lograr el voto latino, un electorado crucial en las próximas décadas. A través de todos estos esfuerzos, Sanders ha generado una emocionante generación de políticos más jóvenes, como Alexandria Ocasio-Cortez, que serán voces importantes del futuro. Lo que los demócratas harán con este movimiento está por verse. Los ha traído al partido y les ha dado a los demócratas la oportunidad de mantenerse comprometidos.
Al mismo tiempo que critica el papel del dinero privado en la política, Sanders también ha ayudado a revolucionar el tema del financiamiento de campañas. Ha demostrado con el ejemplo, que es posible recaudar grandes cantidades de dinero a través de pequeñas donaciones en lugar de grandes donantes. Utilizando el alcance mediático más sofisticado y construyendo una campaña que tomó en serio las bases, ha establecido un modelo permanente para recaudar pequeños montos de dólares en grandes cantidades. Solo en enero recaudó US$ 25 millones y en febrero US$ 46 millones. Utilizando la transmisión en vivo en las redes sociales y las solicitudes en línea, así como la información recopilada en manifestaciones masivas, Sanders ha demostrado que el futuro no tiene que basarse en grandes donantes, incluso sin un sistema de financiación pública.
Pero ahora la competencia ha terminado. Biden es el candidato y, en un momento de crisis genuina y catastrófica, la nación vuelve sus ojos solitarios hacia él. Sanders necesita hacer lo correcto. Tiene que tomar una gran decisión, salir de la contienda y ofrecer un discurso audaz llamando a todos sus seguidores a alinearse con entusiasmo y agresividad detrás del boleto demócrata, sin ninguna reserva o vacilación. Hay demasiado en juego.
Si hace esto ahora y cierra este capítulo de su libro político, se lo considerará el político que hizo más que nadie por revivir la política progresista en EE.UU. tanto dentro como fuera del Partido Demócrata. Él será el independiente y el renegado que movilizó un movimiento detrás de ideas que habían quedado atrás y de nuevas propuestas que nunca tuvieron la oportunidad de ser escuchadas.
Irónicamente, dada la gravedad de la crisis de salud que enfrentamos, Sanders podría incluso vivir para que Medicare para Todos se convierta en ley en el país.