Nota del editor: Jennifer Lee es médica analista de CNN y profesora clínica adjunta de medicina de emergencia en la Universidad George Washington. Síguela @DrJenLee. Las opiniones expresadas en esta columna son suyas. Ver más de la sección de Opinión en CNNE.com.
(CNN) – ¿Todos deberíamos usar mascarillas?
Desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) dicen que no. Sin embargo, en China, Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y República Checa dicen que sí. En algunas partes de China, por ejemplo, es obligatorio usar mascarilla en público. Quienes no lo hacen, son detenidos por la policía y pueden ser multados e incluso arrestados. En Corea del Sur, Taiwán y Hong Kong, las autoridades sanitarias también aconsejan que los ciudadanos usen mascarillas cuando están cerca de otras personas, especialmente en lugares concurridos (es decir, en el metro).
Sin embargo, aquí en Estados Unidos la guía de los CDC sigue siendo: “Si no está enfermo, no necesitas usar una mascarilla, a menos que estés cuidando a alguien enfermo que no puede usar mascarilla”. Además, los CDC continúan manifestando que “las mascarillas pueden escasear y deben guardarse para los trabajadores de la salud”. En línea con esto, el director general de sanidad, tuiteó en febrero: “En serio, ¡dejen de comprar mascarillas!”
Pero a medida que los casos positivos de covid-19 continúan aumentando en Estados Unidos, un número creciente de expertos en salud como Tom Inglesby, director del Centro para la Seguridad de la Salud Johns Hopkins, recomiendan usar mascarillas como un medio para prevenir la proliferación del virus. Además, la administración de Trump ahora está reconsiderando su postura sobre el uso de mascarillas en público como medida preventiva. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, dijo que la Casa Blanca está en una “discusión muy activa” sobre si es necesario recomendarle a los ciudadanos usar mascarillas en algunas circunstancias.
Entonces, ¿las mascarillas son realmente innecesarias o es que no hay suficientes?
Dado que no tenemos suficientes mascarillas faciales, debemos priorizar el suministro a aquellas personas con mayor riesgo de infección, como los trabajadores de la salud y equipos de emergencia. Pero también deberíamos ser honestos con lo que le indicamos a los ciudadanos sanos, para saber si la idea de que no usen mascarillas en público está realmente respaldada por la ciencia o es sólo un intento de prevenir la compra basada en el pánico y de preservar un recurso limitado para los grupos de alto riesgo.
La realidad es que, cuando los ciudadanos se encuentran en espacios públicos, el uso adecuado de mascarillas puede beneficiar la salud pública. Además, cabe señalar que los expertos advierten que si una mascarilla se usa incorrectamente, el usuario puede ser más susceptible al virus ya que puede tocarse la cara con más frecuencia.
En Estados Unidos deben considerar seriamente el uso más extendido de este equipo de protección, además de la higiene de manos y el distanciamiento social.
¿Qué nos dice la ciencia sobre las mascarillas?
Sabemos que el virus se transmite principalmente por las gotas respiratorias producidas cuando una persona infectada tose o estornuda. Las gotas también se pueden generar hablando, riendo, cantando o simplemente exhalando. Pueden caer en la boca o la nariz de las personas que están cerca o ser llevadas a los pulmones, por lo que se les ha pedido a las personas que se mantengan al menos a casi dos metros de distancia entre sí.
También es posible que las gotitas infectadas se transfieran a las superficies y luego se propaguen por contacto cuando otra persona toca la superficie y luego se lleva las manos a los ojos, nariz o boca. Por eso los funcionarios de la salud pública han enfatizado tanto en el lavado frecuente de manos y la limpieza de superficies.
Instituciones como Clínica Mayo sugieren que, cuando una persona infectada con una enfermedad viral respiratoria usa mascarilla, protege a los demás de infectarse porque evita que las gotas lleguen a otras personas. Por otra parte, hemos visto que las personas pueden infectarse con coronavirus y contagiar incluso cuando no tienen síntomas. De hecho, es probable que un número significativo de personas haya sido infectada por aquellos sin síntomas que estaban propagando el virus sin saberlo. Si hubieran usado mascarillas antes de sentirse enfermos, ¿se podría haber minimizado la propagación del virus?
Además, seamos realistas acerca de lo fácil que es estar a menos de dos metros de distancia de los demás cuando estamos en un supermercado o en el transporte público. ¿No valdría la pena tener una capa adicional de protección? Si bien los encuentros breves que implican una interacción mínima con otras personas pueden no ser de alto riesgo, ¿por qué hemos enfatizado más en el lavado de manos y la desinfección de las superficies que en las mascarillas, cuando este virus se transmite principalmente a través de las gotas respiratorias?
La evidencia científica es diversa con respecto a la efectividad de las mascarillas para contener la propagación viral cuando las usan personas sanas.
Algunos estudios no han encontrado un beneficio en esto. Sin embargo, muchos eran limitados porque las personas no usaban las mascarillas tan a menudo como debían. Por el contrario, la propia guía de los CDC para 2017 sobre cómo prevenir la gripe pandémica en la comunidad establece que “el uso de mascarillas por parte de personas sanas podría ser beneficioso en ciertas situaciones (por ejemplo, cuando las personas de alto riesgo de complicaciones no pueden evitar entornos abarrotados o los padres cuidan a los niños enfermos en el hogar). Además, el uso de mascarillas por personas sanas también podría reducir la autoinoculación (por ejemplo, tocarse la nariz con la mano después de tocar una superficie contaminada)”.
La misma lógica debería aplicarse para prevenir la propagación del coronavirus.
También podemos ver las medidas efectivas que se tomaron para retrasar la transmisión comunitaria del SARS en 2003, como un ejemplo de los pasos que se deben tomar hoy. Un estudio en Hong Kong arrojó que usar una mascarilla regularmente en lugares públicos, lavarse las manos con frecuencia y desinfectar el hogar era efectivo para limitar la propagación de ese virus en la comunidad.
Otro estudio realizado en Beijing estableció que en aquellos que usaban mascarilla fuera de sus casas, habían registrado una reducción del 70% en el riesgo de ser diagnosticados con SARS durante el brote, en comparación con aquellos que nunca usaban una mascarilla.
Eso nos trae de vuelta a la escasez. Si usar mascarillas podría ayudar a reducir la propagación del virus, ¿cómo conseguimos más?
Taiwán es un modelo a seguir. Al igual que Estados Unidos, Taiwán atravesó una gran demanda de mascarillas. Antes de la pandemia, la mayoría de las mascarillas vendidas en Taiwán se fabricaban en otros lugares, y más del 90% provenían de China. El mes pasado, el gobierno incrementó masivamente la fabricación privada para que Taiwán pueda hacer millones de mascarillas por día y tenga suficientes mascarillas N95 y trajes protectores para todo su personal médico.
El gobierno taiwanés también facilitó que la gente pudiera comprar mascarillas quirúrgicas, creando un sistema centralizado para administrarlas y enviarlas (cada una se vende por menos de US$ 0,25).
A través de este sistema, más de 2,3 millones de personas tuvieron la posibilidad de comprar 7 millones de máscaras en el transcurso de una sola semana. Es de destacar que Taiwán, un país densamente poblado con 23 millones de personas, a unos 128 kilómetros de la costa de China, al 31 de marzo ha tenido sólo 322 infecciones confirmadas y cinco muertes por coronavirus.
Y Taiwán, en gran parte, no cerró escuelas o negocios y tampoco implementó un bloqueo.
MIRA: Presos en Ciudad de México fabrican miles de mascarillas por el coronavirus
En un esfuerzo por proteger a los ciudadanos con una interrupción mínima de su vida cotidiana, el gobierno de Estados Unidos debe utilizar todas las autoridades, recursos y fuentes de financiación para fabricar o adquirir mascarillas rápidamente y garantizar que se distribuyan primero, de manera racional, a los grupos de mayor riesgo en todo el país. Pero entonces, quizás deberíamos centrar nuestra atención en ayudar al público en general a obtener acceso a las mascarillas. Si Taiwán puede aumentar la fabricación del sector privado en un mes, Estados Unidos también puede hacerlo.
¿Qué podemos hacer mientras tanto?
Si bien existe una investigación limitada sobre la efectividad de las mascarillas caseras hechas de materiales domésticos para bloquear la transmisión de gotas, algunos estudios muestran que es mejor que no usar nada. La próxima vez que vaya al supermercado, es posible que quiera llevar algunos equipos caseros de protección personal.