Nota del editor: Jeffrey Sachs es profesor y director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia. Las opiniones expresadas aquí son las del autor. Ver más artículos de opinión sobre CNNe.com/opinion.
(CNN) – El presidente de Estados, Donald Trump, dijo el martes (abril 14) que iba detener la financiación de la Organización Mundial de la Salud. Acusó al organismo de “mala gestión y encubrimiento” frente a la pandemia de covid-19. Además, agregó que “sus errores han causado muchas muertes”.
Trump está tratando, desesperadamente, de desviar la atención de su propio comportamiento catastrófico. Ha presidido una de las fallas en seguridad más grandes en la historia de Estados Unidos, con muchas más muertes que en Pearl Harbor o el 11 de septiembre.
Mientras el presidente pidió investigar a la Organización Mundial de la salud, la respuesta desastrosa de su propia administración es la que necesita ser evaluada. El objetivo más urgente y práctico debería ser el de convocar a una respuesta federal antes de que posiblemente se pierdan cientos de miles de vidas. El Comité de Supervisión de la Cámara debería analizar de inmediato el manejo de la pandemia por parte de la administración de Trump para que podamos cambiar el rumbo.
En este momento, está claro: el gobierno de Trump falló. Hasta ahora, Estados Unidos registra 26.000 muertes, 79 cada un millón. En Corea del Sur, por el contrario, se registraron 225 muertes, sólo cuatro por millón. El número de muertos en Taiwán es sólo de seis, es decir 0,3 por millón. Y el de Singapur es de diez, dos por millón.
Muchos otros países tienen un registro similar de tasas bajas de mortalidad. Canadá tiene menos de un tercio de la tasa de Estados Unidos, con 24 muertes cada un millón. Algunos países de Europa tienen más fallecimientos por millón que Estados Unidos, pero debemos juzgar nuestro desempeño frente a los países que mejor progresaron e investigar cómo mejorar en Estados Unidos rápidamente, antes de incurrir en una pérdida masiva de vidas.
La evidencia abrumadora es que la administración de Trump recibió repetidas advertencias tempranas sobre una posible pandemia. De hecho, incluso antes de asumir su mandato, Trump recibió advertencias sobre el peligro grave de una pandemia mundial, y dicha amenaza se clasificó entre las amenazas de seguridad más altas que enfrentaría Estados Unidos. La amenaza de pandemias era bien conocida y bien estudiada en las comunidades de inteligencia, militares y científicas.
No hay forma de evitar la realidad de que Trump no pudo procesar esta información y darle instrucciones al gobierno para que responda de manera efectiva como lo hicieron en Taiwán, Singapur, Corea del Sur y otros países.
Esto es lo que sabemos y lo que queda por responder en una investigación exhaustiva de la Cámara:
Primero, que China le informó sobre el brote a la Organización Mundial de la Salud el 31 de diciembre. Según Reuters, el Consejo de Seguridad Nacional también fue notificado sobre el virus casi al mismo tiempo por un agregado de salud estadounidense en Beijing, China. La investigación debe determinar si la Casa Blanca recibió esta información y cuándo, y también cuándo fue que el presidente empezó a recibir estos informes de inteligencia.
Con base en los informes de China el 31 de diciembre, inmediatamente, Taiwán comenzó a controlar las llegadas de los vuelos desde Wuhan, China, donde surgió el coronavirus, sin esperar las pautas de la Organización Mundial de la Salud ni ningún otro consejo. Por su parte, Corea del Sur comenzó a controlar vuelos a partir del 3 de enero.
En Estados Unidos, los controles empezaron el 17 de enero. En el mejor de los casos, fueron desordenados y en el peor, inexistentes. ¿Por qué el gobierno de Estados Unidos no siguió el ejemplo de Taiwán, Corea del Sur y otros países que sí controlaban los vuelos?
El 3 de enero, también según Reuters, Gao Fu, el director del Centro para el Control de Enfermedades de China, llamó al director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, Robert Redfield, para hablar sobre el brote. ¿De qué hablaron? ¿Cuándo le comunicaron los detalles de la llamada a Trump y al Consejo de Seguridad Nacional?
Según The Washington Post, las agencias de inteligencia de Estados Unidos emitieron informes clasificados en enero y febrero sobre la urgencia que representaba la epidemia. ¿Cuáles fueron las advertencias y, además, hubo recomendaciones específicas hechas por las agencias de inteligencia?
Trump ahora parece creer que Estados Unidos fue engañado por la Organización Mundial de la Salud. ¿En qué aspectos Estados Unidos dependía de las declaraciones y advertencias de este organismo para tomar decisiones, cuando muchos otros países actuaban en base a un contexto de emergencia?
El 23 de enero, el comité de emergencia de la Organización Mundial de la Salud se negó a declarar al covid-19 una emergencia de salud global. Recién tomó la decisión una semana después, el 30 de enero. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos tienen un funcionario de alto rango en el comité del organismo. ¿Cuál fue el consejo del miembro del comité estadounidense en la reunión del 23 de enero? ¿El representante de Estados Unidos pidió que se declarara al covid-19 como una emergencia global? ¿Se discutió la posición de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades con Trump?
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades repartieron en Estados Unidos kits de prueba defectuosos a principios de febrero. La burocracia evitó que el problema se resolviera lo más rápido posible. Otras naciones desarrollaron kits de prueba y se sometieron a testeos a gran escala semanas antes que Estados Unidos. ¿Cómo se explica esta falla elemental de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades?
Al principio del brote, Trump afirmó repetidamente que la pandemia no era una gran amenaza en los Estados Unidos. En la reunión del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el 22 de enero, dijo: “Lo tenemos totalmente bajo control”, engañando no sólo a los estadounidenses sino al mundo entero.
En febrero, afirmó que con el clima cálido de abril, el virus iba a “desaparecer milagrosamente”. Una vez más, contrario a la evidencia científica. Son innumerables las declaraciones equivocadas.
El gobierno nacional y muchos estados han estado librando una batalla desmedida por la escasez de los insumos que se necesitan con urgencia, incluidos los equipos de protección personal, respiradores, kits de prueba y otros elementos médicos básicos. ¿Qué información se utilizó para decidir cómo ayudar a cada estado a adquirir estos equipos médicos esenciales? Trump demoró mucho tiempo en invocar la autoridad de la Ley de Producción de Defensa, haciendo que los gobernadores y alcaldes luchen desesperadamente por la falta de estos suministros. ¿Por qué Trump se negó a utilizar la Ley de Producción de Defensa durante esas semanas críticas?
A partir de ahora, no existe una estrategia nacional unificada sobre cómo reabrir la economía. Por el contrario, Trump y muchos gobernadores están en conflicto sobre cuál es el mejor plan de acción. ¿Qué sistemas y agencias de gestión federal se están utilizando para obtener la mejor información y evidencia sobre cómo proceder y coordinar las acciones entre el gobierno nacional y los estados?
Con urgencia, se necesitan respuestas a estas preguntas. Estados Unidos no actuó a tiempo, no prestó atención a las terribles alertas que sí fueron escuchadas por muchas otras naciones que lograron movilizar suministros de productos vitales y coordinarse a nivel nacional, estatal y local.
Abordar estas preguntas urgentes es responsabilidad de la Comisión de Supervisión de la Cámara, que es la comisión de investigación principal de la Cámara de Representantes. Su jurisdicción legislativa incluye la “economía general, la eficiencia y la gestión de las operaciones y actividades del gobierno, incluidas las adquisiciones federales”, la “relación del gobierno federal con los estados y municipios” y las “reorganizaciones en la rama ejecutiva del gobierno”.
Cientos de miles de vidas estadounidenses están en juego, sin mencionar las millones de vidas en todo el mundo que Estados Unidos debería ayudar a salvar. El Congreso debe investigar y corregir con urgencia las desastrosas fallas del gobierno de Trump en el manejo de esta crisis. No hay tiempo que perder.: