(CNN) – La Convención Nacional Republicana continuó el martes por la noche, con el Partido Republicano liderado por el presidente Donald Trump haciendo un llamado directo a las mujeres a través de una serie de oradoras, incluida la primera dama Melania Trump.
Debajo los que considero los aciertos y los errores de la noche.
Éxitos
* Daniel Cameron: El secretario de Justicia negro de Kentucky de 34 años no era un nombre familiar, ni siquiera en los círculos políticos nacionales, antes del martes por la noche. Es casi seguro que su discurso cambió eso. Cameron, un protegido del líder de la mayoría en el Senado Mitch McConnell y considerado como el principal candidato para eventualmente suceder al senador de Kentucky, fue el orador más eficaz de la convención hasta el momento en lo que respecta a quitarle algo de brillo al candidato demócrata Joe Biden. Aprovechando los comentarios de Biden de que “tú no eres negro” si no lo apoyas, Cameron descargó estas líneas: “Sr. vicepresidente, míreme. Soy negro. No todos somos iguales, señor. No estoy encadenado. Mi mente es mía. Y no puede decirme cómo votar por el color de mi piel”. Wowza. Un giro estelar absoluto de Cameron.
* Melania Trump: La primera dama tiene un rasgo que le falta a su esposo: la empatía. Y fue esa capacidad de identificarse con las luchas, sueños, contratiempos y victorias de la persona promedio lo que salió durante su discurso para cerrar la segunda noche de la convención. A diferencia del resto de los oradores del martes por la noche, Melania Trump reconoció la amenaza continua del coronavirus y los sacrificios que ha requerido de los estadounidenses. (Más sobre el covid, o la ausencia de este en la convención, a continuación). Melania Trump habló sobre su trabajo con los niños. Habló sobre los horrores de la historia de la esclavitud en Estados Unidos mientras relataba un viaje a Ghana. Se presentó a sí misma como viviendo “mi propio sueño americano”. Humanizar a Donald Trump es algo muy difícil de hacer, y él mismo lo hace aún más difícil con sus pronunciamientos y tuits diarios. Pero la primera dama hizo lo que pudo para proyectar el primer mandato de su esposo de la manera más amable posible. (También le ayudó un trasfondo hecho para la televisión: una noche clara, aunque calurosa, en Washington con el recientemente renovado Jardín de las Rosas luciendo absolutamente majestuoso.)
* Tiffany Trump: ¡Qué diferencia hace cuatro años! En 2016, Tiffany Trump, la única hija del matrimonio del presidente con Marla Maples, fue una presencia muy fugaz en la convención republicana de 2016, esencialmente testificando que su padre siempre la había alentado y, bueno, eso fue todo. Su discurso en esta ocasión fue mucho más ambicioso, ya que buscó presentarse como una voz millennial harta de la llamada “cultura de cancelación”. Fue un discurso bien escrito que ella pronunció muy bien. Esta línea, en particular, se destacó: “Nuestra nación sufre al inhibir nuestra diversidad de pensamiento y la inclusión de ideas. Trabajar juntos fuera de nuestras zonas de confort político logrará mucho más”.
* Vacas que se autoordeñan: ¡Las vacas ahora pueden ordeñarse ellas mismas! No supe esto hasta el discurso del martes de Cris Peterson, un productor de leche de Wisconsin y, no en vano, un muy buen orador. ¡Vacas ordeñándose ellas mismas! ¡Qué mundo!
Fallas
* Coronavirus: Podría haber visto la mayor parte del programa de la convención del martes por la noche y haber olvidado por completo que todavía estamos en las garras de una pandemia que ha matado a más de 177.000 estadounidenses y ha enfermado a más de 5,7 millones. El asesor económico de Trump Larry Kudlow mencionó brevemente el virus, pero solo como una razón de por qué la economía se desaceleró. Melania Trump, hay que reconocerlo, dedicó una parte significativa en la primera parte de su discurso a agradecer a los trabajadores de primera línea y a prometer que su esposo no se detendrá hasta que se encuentre una vacuna. Pero aparte de eso, nada. Como un exasesor del presidente George W. Bush le dijo a John Harwood de CNN: “Parte del problema es que la Convención Republicana parece decir, ‘supongamos que el covid terminó y partiremos de ahí’”. ¿Viste a alguien con una máscara el martes por la noche? ¡Yo tampoco!) Las encuestas, como todas las encuestas, sugieren que la mayoría de los votantes del país cree que el covid-19 es el tema más importante en esta elección. Parece muy extraño que la convención actúe esencialmente como si no existiera.
* Mike Pompeo: No solo fue inapropiado que el secretario de Estado diera un discurso en una convención política, sino que el discurso que pronunció estuvo totalmente sin vida. Y fue malo. Pompeo quiere postularse para presidente en el futuro, pero fue significativamente eclipsado por personas como Nikki Haley, Tim Scott y, sí, incluso Donald Trump Jr.
* Pam Bondi: Mira, entiendo que las convenciones son sobre discursos de ra-ra-ra para tu lado y derribar al partido de oposición. Y que se espera cierto nivel de hipérbole y exageración. Pero el discurso del exsecretario de Justicia de la Florida, que se centró en Hunter Biden, estuvo literalmente plagado de falsedades sobre lo que hizo, y no hizo, el hijo menor de Joe Biden en Ucrania y China. Para ser claros: Hunter Biden no debería haber estado en el directorio de una compañía de gas ucraniana mientras su padre era vicepresidente de Estados Unidos. Pero eso no hace que las insinuaciones, y las mentiras descaradas, impulsadas por Bondi sean justas o correctas. Además, ¿un discurso sobre los peligros del nepotismo en una noche en la que el hijo, la hija y la esposa del presidente estaban hablando en la convención? Eh…
* La Ley Hatch: En el espacio de una sola noche de la convención política de su partido, el presidente Trump indultó a un hombre y celebró una ceremonia de naturalización para cinco personas. Hablemos sobre la difuminación –más como eliminación– de las líneas entre los asuntos oficiales y las campañas políticas. Si bien Trump (y el vicepresidente Mike Pence) son inmunes a la Ley Hatch, que restringe gravemente cualquier trabajo político que pueda hacer un miembro de la administración, son los únicos. Por lo tanto, tener al secretario interino de Seguridad Nacional, Chad Wolf, para la ceremonia de naturalización, parece que podría ser una violación de la Ley Hatch. E independientemente de la capacidad de Trump para hacerlo o no, el uso de la Casa Blanca, y los asuntos oficiales que se llevan a cabo en ella, fue, bueno, asqueroso.