Nota del editor: CNN se ha asociado con el Museo Imperial de la Guerra de Londres en “Life in a Camp”, una exposición especial sobre el campo de refugiados de Moria en Lesbos, Grecia. La actriz Lena Headey, que ha visitado Moria, ha escrito un artículo de opinión que coincide con la inauguración de la exposición. Headey ha colaborado anteriormente con el Comité Internacional de Rescate para llamar la atención sobre la crisis de refugiados europea. Interpretó a Cersei Lannister en la serie de televisión de HBO “Game of Thrones”.
(CNN) – Moria. Un infierno en la tierra. Inmundo, inseguro. Los derechos humanos no existían.
Visité este extenso “centro de recepción” para refugiados en la isla griega de Lesbos dos veces, en 2016 y nuevamente en 2019. En mi segunda visita, la situación en el campo parecía haber alcanzado nuevos niveles de desesperación. Moria ya había duplicado su capacidad prevista y seguía creciendo cada día, alcanzando seis veces su límite.
En ambas visitas fui testigo de la incorporación de nuevas personas de todas las edades, incluidos ancianos y niños pequeños. Uno pensaría que estas personas eran criminales, no seres humanos que habían huido de la guerra y de una amenaza brutal e interminable.
Algunos de ellos pasaron meses durmiendo en catres improvisados con solo mantas plateadas para abrigarse y sentirse cómodos.
No había lugar. La gente estaba apiñada, compartiendo espacio con completos desconocidos. Las mantas se utilizaban como paredes para ofrecer algo de privacidad.
Los baños eran una vergüenza. A menudo se cortaba el agua corriente. No había iluminación por la noche. Las mujeres estaban demasiado asustadas para dejar sus tiendas de campaña, tenían miedo de dejar a sus hijos solos. Había una amenaza persistente de violencia sexual.
No se cumplieron las necesidades más simples del día a día. Conseguir alimentos significaba hacer cola durante horas, solo para recibir la comida más inadecuada que puedas imaginar. Algunos simplemente optaron por mantenerse alejados, evitar la violencia y morir de hambre.
Estar atrapado en el limbo, en condiciones de vida tan espantosas y sin certeza sobre el futuro, tuvo un efecto alarmante en la salud mental de las personas que han estado viviendo en Moria; como defensora de la salud mental, lo que vi en Lesbos resonó profundamente.
Un informe del Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés) del año pasado reveló que más de 60% de los refugiados tratados en el centro de salud mental del IRC en Moria habían considerado el suicidio, y el 30% ya lo había intentado.
Mirar a los ojos a alguien que ha perdido toda esperanza es algo que nunca podrás olvidar.
Podías sentir la naturaleza incendiaria de ese lugar. Furia, pérdida y desesperación: desprotegidos, sin apoyo e inseguros sobre su futuro. Madres mirando a la distancia, sin esperanza, como si ni siquiera pudieran ver a sus propios hijos frente a ellas.
El agujero del infierno que era Moria ahora se ha quemado hasta los cimientos. Pero la crisis no se va. La gente sigue llegando cada semana a las costas de Grecia y otros lugares que necesitan protección; personas que necesitan refugio, comida, amor y reconocimiento.
Conocí a algunas personas extraordinarias en Moria, que fueron muy inspiradoras. Necesitan algo de esperanza. ¿Por qué nos resulta tan difícil ofrecer esto?
El fuego y el caos subsecuente, la pérdida de las pocas posesiones que esta gente tenía, ese pequeño hilo de estabilidad, es absolutamente desgarrador; sin embargo, tal vez, tal vez haga avanzar esto.
Este problema necesita una solución sostenible. Necesitamos ofrecer educación e infraestructura, tenemos que dar la oportunidad a las personas de contribuir, de ser parte de algo. Deberían realizarse esfuerzos sinceros y significativos para mejorar los servicios e instalaciones sobre el terreno para los refugiados, y un esfuerzo serio y humano para ampliar las vías legales en Europa y compartir la responsabilidad en todo el continente.
Después del incendio, tanto Francia como Alemania dijeron que acogerían a más refugiados de Lesbos. Pero una cosa está muy clara. Grecia no puede asumir esto sola. La Unión Europea debe dar un paso al frente.