Nota del editor: Silvina Moschini es emprendedora especializada en la transformación digital del mundo del trabajo. Es fundadora y presidente de TransparentBusiness, una plataforma que permite gestionar equipos remotos de forma transparente. Además, es fundadora y presidenta ejecutiva de SheWorks!, una tienda virtual para contratar mujeres profesionales con modelos flexibles. Las opiniones expresadas en este comentario pertenecen exclusivamente a la autora. Ver más artículos de opinión en CNNE.com/opinion
(CNN Español) – Después de la crisis, llega la oportunidad. Cerramos este 2020 turbulento y exigente con una reflexión sobre sobre las tendencias que definen el futuro y la vida pospandemia.
El filósofo estadounidense William James dijo: “La vida está en las transiciones. No podemos ignorar los momentos centrales de la vida. Tenemos que aceptarlos, ponerles un nombre, compartirlos y, eventualmente, convertirlos en el combustible de nuestra historia”.
En esta transición a un año nuevo –de una década nueva–, a la era poscovid, me gustaría proponer este ejercicio con las enseñanzas que nos dejó 2020. Porque cambiar de año contiene siempre una semilla de esperanza, esta es una buena ocasión para descubrir las oportunidades que dejan al descubierto las crisis y que, bien aprovechadas, construirán un mundo diferente y -ojalá- mejor.
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La tecnología reina
¿Qué hubiera sido de nosotros este año sin internet? Si antes de la pandemia nos parecía un gran invento, ya no quedan dudas de que vivimos en la era de la conectividad y de que la señal de wifi marca el pulso de nuestras vidas. Por razones sanitarias, a principios de este año el mundo entero pasó a depender de la tecnología de la noche a la mañana y todos empezamos a estudiar, trabajar, comprar y hasta relacionarnos a través de dispositivos electrónicos. En los pasados doce meses, el total de personas que se conectaron por primera vez escaló a 346 millones, lo que equivale a un crecimiento del 8% interanual. Más de 8 de cada 10 usuarios móviles declararon que Internet fue esencial para sobrevivir la pandemia, porque les permitió sostener la educación de sus hijos (76%), mantenerse en contacto con amigos y familia (74%) y hasta mejorar su bienestar (43%).
El capital es humano
Por muy conectados que estemos, no somos zombis. La revolución tecnológica le dio a la Inteligencia Artificial un puesto en la mesa de directorio, pero, según el informe Deloitte 2020 Global Human Capital Trends, 60% de los consultados declara que la Inteligencia Artificial se usa más como apoyo que en reemplazo del trabajo de las personas. De hecho, sostiene el estudio, los gerentes del futuro van a coordinar superequipos que combinan el capital humano con la Inteligencia Artificial: mientras la tecnología será la responsable de los datos, la trazabilidad y la transparencia, a las personas se las medirá por sus habilidades blandas: su conectividad, por supuesto, pero también sus aptitudes sociales y emocionales, su adaptabilidad y su resiliencia.
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Remoto es mejor
Entre las disrupciones de 2020, el trabajo remoto se consolidó como uno de los grandes protagonistas de la transición a la nueva normalidad. A tal punto que se ganó su propio eslogan: “Work is where the wifi is” (“El trabajo está donde hay wifi”). Según un informe de World Economic Forum, entre 35% y 40% de los empleados de las economías desarrolladas reportaron que trabajaron desde sus casas en 2020. Dependiendo de la actividad en cuestión, el informe estima que más del 20% de la fuerza laboral podrá seguir trabajando desde el hogar entre tres y cinco días por semana con la misma eficacia que en la oficina. El trabajo remoto reduce los costos de producción, permite acceder al talento a distancia y mantiene los niveles de productividad con horarios flexibles. Además, potencia la concentración, acaba con el eje trabajo-familia y, como reduce los desplazamientos de casa al trabajo y viceversa, protege el medioambiente. En la práctica, el trabajo remoto permite almacenar la información en la nube para que todos los miembros de un equipo estén alineados y puedan supervisar la ejecución de los procesos con transparencia y eficiencia.
El futuro es mujer
Según el reporte Mastercard Index of Women Entrepreneurs, la pandemia de covid-19 impactó negativamente el 87% de las empresas del mundo lideradas por mujeres. Los motivos son varios, desde la desigualdad de género en el acceso tecnológico a la mayoría femenina en los rubros más comprometidos por la recesión. Paradójicamente, el segmento femenino tiene las claves de la recuperación. Son más las mujeres que se han volcado a emprender, incitadas por la independencia y la creatividad que fomenta el trabajo líquido, que no es otra cosa que estructurar el trabajo a partir de tres ideas madres: digitalización, flexibilidad y movilidad. Motivadas por el liderazgo que mejor manejó la pandemia, como el de los gobiernos de Nueva Zelandia, Alemania, Finlandia, Taiwán y Dinamarca -todos a cargo de mujeres-, ellas imponen un modelo confiado y altruista que es punta de lanza en todo el mundo, no solo porque enseña el camino hacia una sociedad más inclusiva y más justa, sino también porque tiene excelentes rendimientos.
Aunque todos estemos ansiosos por dar vuelta la página del almanaque, demorémonos un momento en las enseñanzas valiosas que dejó 2020. A escasos días de que se termine, es importante tomar conciencia de que fue tan grande el cambio, que este fin de año no será como ningún otro porque es la transición al futuro lo que estamos fundando. Es mi deseo que 2021 nos traiga la salud y el optimismo que todos necesitamos para seguir mirando el lado brillante de la vida.