São Paulo (CNN) – Pasaron solo 10 días desde que Graciane da Silva, de 28 años, se enfermó hasta el momento en que murió.
Estaba sola cuando falleció en un hospital de Río de Janeiro; su madre, Maria da Penha da Silva Siqueira, piensa en eso a menudo.
“Nunca se nos pasó por la cabeza que le pasaría a ella”, dijo da Silva Siqueira. “Fue demasiado rápido. Este virus no nos deja decir adiós”.
Da Silva, quien dejó un hijo de 4 años, murió de covid-19 en junio del año pasado. En ese momento, la suya fue una muerte un poco más inusual.
Durante la primera fase de la batalla de Brasil contra el coronavirus, eran los adultos mayores los que constituían la mayor parte de los que enfermaban y morían a causa del covid-19.
Pero desde el año nuevo, Brasil ha caído hasta ahora en los peores días de esta pandemia. Las cifras de muertes diarias y de casos han roto todos los récords anteriores.
Y en medio de ese repunte, ha surgido un patrón preocupante: más jóvenes parecen estar enfermando gravemente y muriendo de covid-19, le dijeron médicos a CNN.
La pregunta es por qué: ¿Una nueva variante infecta a más jóvenes y los enferma más? ¿Se están comportando los jóvenes de una manera que los hace más propensos a infectarse? ¿Podría ser una combinación de ambos?
Médicos: Nuestros pacientes son cada vez más jóvenes
En todo el país, los médicos de cuidados intensivos siguen diciendo lo mismo: en esta última ola, sus pacientes son más jóvenes que nunca.
“Tenemos pacientes por lo demás sanos que tienen entre 30 y 50 años y ese es el perfil de la mayoría de los pacientes”, dijo el Dr. Pedro Archer, médico de cuidados intensivos de 33 años en un hospital público de Río de Janeiro. “Ese es el gran diferenciador en esta última ola”.
CNN ha hablado con casi una docena de médicos y enfermeras de cuidados intensivos desde mediados de enero, en varios hospitales de varios estados brasileños. Cada uno dijo que sus camas en unidades de cuidados intensivos (UCI) tienen más jóvenes que nunca.
“El número de infecciones graves es mucho mayor que en la primera ola”, dijo el doctor de cuidados intensivos Luan Matos de Menezes en enero, hablando con CNN cerca de un hospital público en la ciudad amazónica de Manaus. “Se nota que sus condiciones son mucho más críticas”.
El Ministerio de Salud de Brasil publica estadísticas nacionales sobre las edades de las víctimas de covid-19. Un análisis de AFP de los datos de ese ministerio encontró que las personas de 30 a 59 años representaban alrededor del 27% de las muertes por covid-19 en los últimos tres meses, un aumento del 7% con respecto a las cifras anteriores a diciembre.
La AFP también encontró que la proporción de muertes de personas de 60 años o más se redujo en un 7% en ese mismo período. CNN no ha verificado de forma independiente el análisis.
Funcionarios de salud del estado de São Paulo, el estado más poblado de Brasil, dijeron a principios de este mes que el testimonio anecdótico de médicos de todo el país sobre la gravedad de los casos en personas más jóvenes está respaldado por sus datos.
Los funcionarios dijeron que el 60% de los pacientes más jóvenes con covid-19 necesitaban camas en la UCI, una cifra más alta que antes durante la pandemia.
Para los médicos, ver morir a los pacientes más jóvenes es especialmente brutal.
“La muerte de una persona de 30 años es muy, muy dolorosa”, dijo la Dra. María Dolores da Silva, una veterana de 42 años de medicina de cuidados intensivos en São Paulo. “Tienen toda la vida por delante y el covid se los lleva”.
¿De quién es la culpa?
El aumento tanto de casos como de las muertes en las personas más jóvenes ha coincidido con el repunte de al menos una variante de covid-19 en Brasil.
La llamada variante P.1, que según los científicos se originó en Brasil, está ampliamente aceptada como más fácilmente transmisible, hasta 2,2 veces, según un estudio reciente.
De acuerdo con un estudio del 4 de marzo en ocho estados brasileños, realizado por el instituto nacional de investigación en salud Fiocruz, más de la mitad de todos los casos de covid-19 en seis estados estaban “asociados con variantes preocupantes”, incluida la P.1, así como variantes identificadas por primera vez en Reino Unido y Sudáfrica.
Tras aparecer por primera vez a fines del año pasado, varios médicos especularon que la variante P.1 tiene algo que ver con el cambio demográfico entre los enfermos. Pero es demasiado pronto para saber qué papel juega exactamente esta variante.
“Es posible que estas nuevas variantes sean más letales, pero no tenemos datos científicos que lo confirmen”, dijo Jesem Orellana, epidemiólogo brasileño. “Pero lo que sí sabemos es que la variante P.1 es más transmisible y eso juega un papel importante en esta segunda ola”.
Los expertos también señalan un aumento de las fiestas en torno al año nuevo y las celebraciones de Carnaval en la primera parte del año. Es posible que las personas más jóvenes que participan en fiestas simplemente hayan estado más expuestas últimamente.
Los videos de reuniones ilegales son muy fáciles de encontrar en línea y las autoridades en ciudades de todo el país imponen multas y clausuran fiestas todos los fines de semana.
“Tienes un virus mucho más transmisible circulando”, dijo la microbióloga brasileña Natalia Pasternak. “Va a infectar a más personas, incluidos más jóvenes. [El aumento] puede ser simplemente un efecto epidemiológico de tener más personas infectadas al mismo tiempo”.
Y aunque el programa de vacunación de Brasil ha estado plagado de retrasos, avanza lentamente con los adultos mayores como su prioridad. Mientras más personas mayores se vacunen, dicen los expertos, se notarán más los casos y muertes entre los jóvenes.
Es un efecto que Maria da Penha da Silva Siqueira siente de forma aguda casi todos los días. Han pasado nueve meses desde que perdió a su hija siendo demasiado joven, pero a veces, dice, se siente como si fuera ayer.
“Cuando mi nieto, su hijo, ve las estrellas, dice que ella está allí. Esta semana, le dijo a mi hermana que quería visitar el cielo para poder ver a su mamá”.
Marcia Reverdosa y Eduardo Duwe contribuyeron con este reporte.