Washington (CNN)– La Corte Suprema dijo el miércoles que, a menos que haya una emergencia, la policía debe evaluar caso por caso si los agentes necesitan una orden judicial antes de perseguir a un individuo sospechoso de cometer un delito menor hasta su domicilio.
La jueza Elena Kagan escribió la opinión. Los jueces llegaron a un resultado unánime, pero difirieron en el razonamiento.
“La huida de un sospechoso de haber cometido un delito menor no siempre justifica una entrada sin orden judicial en un domicilio. Un agente debe considerar todas las circunstancias en un caso de persecución para determinar si existe una emergencia policial”, escribió Kagan. “En muchas ocasiones, el oficial tendrá una buena razón para entrar, para evitar daños inminentes por violencia, destrucción de pruebas, o para escapar de la casa. Pero cuando el agente tiene tiempo para conseguir una orden judicial, debe hacerlo, aunque el delincuente haya huido”.
Una decisión de un tribunal inferior dictaminó que no era necesaria una orden judicial en esa circunstancia.
Kagan añadió: “Dado que el Tribunal de Apelación de California aplicó la norma categórica que hoy rechazamos, anulamos su sentencia y devolvemos el caso para que se lleven a cabo nuevos procedimientos que no sean incompatibles con esta opinión”.
En general, las fuerzas del orden deben obtener una orden judicial antes de entrar en el domicilio de una persona, aunque el tribunal ha sostenido que en determinadas circunstancias apremiantes no es necesaria una orden. Si, por ejemplo, un agente se encuentra en una “persecución en caliente” de un conductor o si se necesita ayuda de emergencia, no siempre es necesaria una orden judicial.
El caso que nos ocupa analiza si la excepción categórica a la orden judicial se mantiene si el agente cree que la persona a la que sigue ha cometido un delito menos grave: una falta. Es la primera vez que los jueces analizan el alcance de la doctrina de la “persecución en caliente” cuando se trata de una infracción menor.
En 2016, un patrullero de carretera vio un coche que ponía música a todo volumen y tocaba el claxon sin motivo. El policía, Aaron Weikert, siguió al coche que conducía Arthur Lange, creyendo que podía haber cometido una infracción por ruido. Al llegar a la entrada de su casa, Weikert activó las luces, pero Lange no se detuvo, sino que entró en su propio garaje e intentó cerrar la puerta.
Weikert puso el pie delante del sensor de la puerta del garaje, forzó la puerta para que se volviera a abrir y entró al garaje, persiguiendo a Lange por no haberse detenido cuando las luces de la policía se encendieron. El policía interrogó a Lange sobre sus acciones y, al ver indicios de que Lange estaba intoxicado, ordenó que se le hiciera una prueba de alcoholemia. Posteriormente, Lange fue acusado de conducir bajo los efectos del alcohol y sus abogados solicitaron la supresión de las pruebas en su contra.
En el tribunal, el abogado de Lange, Jeffrey Fisher, dijo a los jueces que la decisión del tribunal inferior era errónea porque “el interés gubernamental en investigar delitos menores no es siempre, ni siquiera normalmente, lo suficientemente fuerte como para respaldar detenciones domiciliarias no sancionadas por agentes judiciales”. Afirmó que solo las emergencias “concretas” permiten el ingreso sin orden judicial. De otro modo, la policía tiene la opción de llamar a la puerta.
En un giro inusual, California no defendió la decisión del tribunal inferior. En cambio, el subprocurador general de California, Sam Harbourt, dijo a los jueces que no debería aplicarse la norma categórica que exige una orden judicial para los delitos menores.