(CNN) – La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró este miércoles a China oficialmente libre de malaria, lo que la convierte en el primer país de la región del Pacífico Occidental en eliminar esta enfermedad potencialmente mortal en más de 30 años.
La malaria, una enfermedad parasitaria transmitida por la picadura de un mosquito hembra, mata a 400.000 personas al año en todo el mundo, la mayoría niños menores de 5 años, según la OMS. No existe ninguna vacuna autorizada contra esta enfermedad en el mercado, aunque se están desarrollando varias candidatas, y una de ellas ha mostrado niveles de eficacia sin precedentes en los ensayos realizados este año.
Los casos de malaria en China han disminuido considerablemente desde el cambio de siglo. En 2020, después de informar de cuatro años consecutivos de cero casos endémicos, China solicitó una certificación oficial de la OMS de eliminación de la malaria, que le fue concedida esta semana.
“Hoy felicitamos al pueblo de China por librar al país de la malaria”, dijo el miércoles el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en un comunicado. “Su éxito se lo han ganado a pulso y ha sido posible tras décadas de acción específica y sostenida. Con este anuncio, China se une al creciente número de países que están demostrando al mundo que un futuro sin malaria es un objetivo viable”.
Hay 40 países y territorios en todo el mundo que han sido declarados libres de malaria. Los únicos otros países del Pacífico Occidental con esa acreditación son Australia, Singapur y Brunei, dijo la OMS.
La malaria había sido un grave problema para China en la década de 1940, con unos 30 millones de casos anuales. Las autoridades comenzaron a trabajar para detener la propagación de esta enfermedad en la década de 1950, utilizando medicamentos preventivos y medidas para reducir los criaderos de mosquitos.
El problema era tan grave que las tropas comunistas que luchaban en las selvas de Vietnam, plagadas de mosquitos, perdían más soldados por la malaria que por las balas. Para encontrar una solución, el presidente del Partido Comunista Chino, Mao Zedong, lanzó una campaña militar secreta con el nombre de “Proyecto 523” en 1967, durante la convulsa Revolución Cultural.
El científico Tu Youyou formó parte de este proyecto secreto y buscó pistas en textos antiguos y manuales populares, hasta reunir 2.000 posibles remedios. Tras seleccionarlos y probarlos en ratones, descubrió un compuesto que reducía el número de parásitos de la malaria en la sangre de los roedores, un descubrimiento que dio lugar al fármaco artemisinina, la mejor defensa de la humanidad contra la enfermedad hasta la fecha. En 2015 recibió el Premio Nobel de Medicina.
Estos descubrimientos, junto con el desarrollo de herramientas para prevenir la enfermedad, como los mosquiteros tratados con insecticida, ayudaron a reducir el número de casos anuales en China, que alcanzó los 117.000 a finales de 1990. A principios de la década de 2000, el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida aportó financiación adicional, lo que permitió al país aumentar la formación, los medicamentos y los equipos de laboratorio. En 10 años, los casos se redujeron a 5.000 al año.
Los científicos han seguido avanzando en la investigación en los últimos años; una población de la especie de mosquito más invasiva del mundo, también la principal fuente de picaduras y transmisión de enfermedades, fue eliminada casi por completo gracias a un experimento en dos islas de la provincia sureña de Guangdong, según un estudio de 2019.
Aunque China ha sido declarada libre de malaria, la enfermedad aún podría regresar, advirtió la OMS, aunque agregó que el país tiene un fuerte programa de vigilancia y control de la malaria para evitar el restablecimiento de la enfermedad.
La provincia meridional de Yunnan corre un riesgo especialmente alto de que se importen casos, ya que limita con tres países con altas tasas de malaria: Laos, Myanmar y Vietnam. China también cuenta con grandes comunidades de trabajadores migrantes y de la diáspora de África, donde la malaria es endémica, lo que eleva el riesgo de que la enfermedad regrese.