Nueva York (CNN Business) – Las fábricas de Estados Unidos tienen problemas con la cadena de suministro y la escasez de materiales. Ahora, eso se está reflejando en los precios: en junio, los fabricantes registraron el mayor aumento de precios en 42 años.
El índice de precios de la industria manufacturera del Institute for Supply Management subió al 92,1% el mes pasado, lo que supone un aumento de 4,1 puntos porcentuales y el nivel más alto desde julio de 1979. Fue el decimotercer mes consecutivo de aumento de precios en el sector.
“Los plazos de entrega de las materias primas, la escasez generalizada de materiales básicos, el aumento de los precios de las mercancías y las dificultades de transporte de los productos siguen afectando a todos los segmentos de la economía manufacturera”, declaró Timothy Fiore, presidente del comité de prospección empresarial del ISM.
La demanda sigue siendo fuerte, pero los fabricantes tienen dificultades para mantener el ritmo y los precios siguen subiendo.
“Prácticamente todos los materiales básicos e intermedios para la fabricación están registrando subidas de precios como consecuencia de la escasez de productos”, dijo Fiore.
La única materia prima que no se encareció el mes pasado fue la acetona, que se utiliza sobre todo como disolvente para fabricar plásticos y otros productos industriales.
En general, la actividad del sector manufacturero, según el índice de directores de compras, disminuyó en junio. Este índice cayó al 60,6%, lo que supone un descenso de 0,6 puntos porcentuales y está ligeramente por debajo de lo esperado por los economistas. Una desaceleración tan moderada no es una sorpresa si se tienen en cuenta los obstáculos a los que se enfrentan los productores, según afirman los analistas de Action Economics en una nota.
En algún momento, las limitaciones de la oferta empezarán a afectar a la actividad, y aunque la elevada demanda es positiva para la recuperación, el sector se encuentra en una situación delicada.
Todo esto mantiene la presión sobre las métricas de inflación y, por tanto, también sobre la Reserva Federal, cuyo trabajo es mantener los precios estables.
Aunque la Reserva Federal mantiene que se siente cómoda con el aumento de los precios a medida que la economía vuelve a la normalidad, cada dato de un “mayor aumento de los precios desde” provoca escalofríos en los inversores y economistas.
En junio, la Reserva Federal proyectó que subiría las tasas de interés en 2023, aunque algunos funcionarios del banco central incluso piensan que será necesario un aumento el próximo año, sobre todo en respuesta al aumento de los precios. Pero mantener la inflación bajo control es únicamente la mitad del deber de la Reserva Federal: el empleo es la otra parte. Y mientras los precios suben como la espuma, millones de trabajadores siguen sin empleo, lo que complica aún más la labor de la Reserva Federal.