(CNN Español) – Dos países, dos contextos y dos tiempos distintos: las imágenes en agosto de 2021 de la evacuación de la embajada de Estados Unidos en Kabul, Afganistán, y de la desesperación de las personas que no quieren ser dejadas atrás antes el avance de los talibanes, trajo el recuerdo del retiro estadounidense de Saigón, en Vietnam del Sur, en 1975.
Las similitudes entre ambos hechos son muchas. Las diferencias, también.
Saigón, capital de Vietnam del Sur, cayó en abril de 1975, dos años después de que Estados Unidos y Vietnam del Norte firmaran un acuerdo de cese el fuego y de retiro de soldados estadounidenses. A pesar del tiempo transcurrido, la evacuación final de la embajada de EE.UU. y vietnamitas se hizo en forma acelerada y mientras avanzaban las tropas norvietnamitas.
Kabul, capital de Afganistán, cayó el 15 de agosto de 2021 a una velocidad que sorprendió tanto a Estados Unidos como a los aliados de la OTAN, varios meses antes de lo que preveían los informes de inteligencia, según reveló el propio presidente Joe Biden. El expresidente Donald Trump y los talibanes habían acordado en febrero de 2020 un cese el fuego que implicaba la retirada de las fuerzas de EE.UU. antes del 1 de mayo de 2021.
El 14 de abril de 2021, cinco meses antes de que los talibanes llegaran a Kabul, el presidente Joe Biden dio las razones por las que EE.UU. debía cumplir con ese compromiso. “Fuimos a Afganistán en 2001 para erradicar a Al Qaeda, para evitar futuros ataques terroristas contra Estados Unidos planeados desde Afganistán. Nuestro objetivo era claro, la causa era justa”.
“En los últimos 20 años, la amenaza ha proliferado, haciendo metástasis en todo el mundo. Mantener miles de tropas en tierra y concentradas en un solo país con un coste de miles de millones cada año tiene poco sentido para mí y para nuestros líderes”, agregó.
El cronograma de Biden apuntaba a completar la evacuación para el 11 de septiembre, en coincidencia con los 20 años de los ataques terroristas de al Qaeda en 2001. Pero el calendario se basaba en aquellos reportes de inteligencia que preveían cinco meses de margen para salir de Afganistán, tal vez hasta diciembre de 2021, antes de que el Talibán tomara control del país. Parte del error de cálculo, sin duda, fue contar con que el ejército afgano entrenado por EE.UU. iba a oponer resistencia. Sin embargo, en un avance relámpago, los talibanes llegaron a la capital tan solo cuatro meses después de que comenzara el retiro de soldados de EE.UU., desatando una evacuación igual de acelerada y caótica que en Saigón.
¿Se pueden comparar?
“Desafortunadamente las imágenes (de Saigón y Kabul) son idénticas y la situación es similar, aunque en ambos casos, si bien la caída de Vietnam no fue tan rápida, a ambos gobiernos les cayó de sorpresa”, dijo a CNN Eric Rojo, coronel retirado del ejército de Estados Unidos y analista político.
Rojo señaló, sin embargo, que en el caso de Vietnam de Norte la victoria llevó a la creación de una república “a su manera”, “pero en Afganistán no hay un país, muy pocas personas se sienten afganos, son tribus con las que hay trabajar individualmente”.
Gil Troy, profesor de historia en la Universidad McGill especializado en presidencias estadounidenses, dijo en cambio a CNN que las comparaciones histórias son “dispositivos para contar historias, no ecuaciones matemáticas”.
“Así que, no, la caída de Kabul y la caída de Saigón no son lo mismo. Pero sí reflejan un miedo similar a un liderazgo estadounidense incompetente, un olor a debilidad estadounidense, un aire de dejadez estadounidense”.
Las dos guerras más largas de EE.UU.
Vietnam y Afganistán fueron las dos guerras más largas que ha peleado Estados Unidos en su historia. La Guerra de Vietnam duró 20 años –si se toma 1954, la salida de Francia y la llegada de los primeros asesores estadounidenses para ayudar a Vietnam del Sur, como el inicio–. La guerra de Afganistán ha durado hasta la fecha 19 años y 10 meses, desde su inicio en octubre de 2001.
Ambas acabaron con desenlaces similares: el retiro negociado de tropas estadounidenses.
“Lo que me duele es que el mundo lo ve (a Vietnam y Afganistán) como una derrota militar, cuando nunca nos han derrotado militarmente. La derrota es política pero igualmente dolorosa para el país”, dijo Rojo. “Entonces los veteranos dicen ‘¿para qué fuimos?’”.
Para Troy, “la caída de Saigón debería haber sido una imagen útil para mantener alerta al equipo del presidente Biden cuando anunciaron la retirada de Afganistán para no repetir la historia; ahora que han demostrado estar dormidos al volante, se suma a la acusación y a la sensación de desesperación”.
La guerra de Vietnam
Estados Unidos se involucró a mediados de la década de 1950 en el conflicto entre la República de Vietnam, en el sur, y la comunista República Democrática de Vietnam, en el norte.
La participación se limitó en un comienzo al apoyo militar -enviando asesores- y económico a Vietnam del Sur, para evitar que el país fuera derrocado por la guerrilla del Viet Cong, que operaba en el sur con apoyo de Vietnam del Norte y se propagara el comunismo por la región.
En 1964, tras el incidente en el golfo de Tonkin, Estados Unidos envió tropas a Vietnam y comenzó un bombardeo aéreo sin precedentes, lanzando más toneladas de bombas sobre el país que sobre Alemania, Italia y Japón en la Segunda Guerra Mundial.
Pero la intervención militar no logró doblegar a Vietnam del Norte en sus intentos de avanzar sobre el sur, la Guerra de Vietnam –como comenzó a ser conocida– se volvió muy impopular en Estados Unidos, y el ejército de Vietnam el Sur, entrenado y equipado por Occidente, no dio señales de poder enfrentarse a la crisis sin apoyo estadounidense.
En 1973, Estados Unidos y Vietnam del Norte negociaron en París, Francia, un alto el fuego, y en marzo de ese mismo año las últimas tropas estadounidenses salen del país.
La caída de Saigón
Poco después, la guerra entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur se reanudó, y el 30 de abril de 1975 Vietnam del Sur se rindió ante el avance de las tropas del norte.
“Vietnam colapsó porque se tomó la decisión, cuando avanzaba el ejército del norte, de que se replegaran las fuerzas del sur, esperando que el presidente (de EE.UU., Gerald) Ford enviará refuerzos, y no entendieron que EE.UU. ya se había ido”, consideró Rojo.
Ese mismo día Estados Unidos evacuó a toda velocidad el personal de su embajada en Saigón, capital de Vietnam del Sur, y a survietnamitas que temían represalias.
“En Vietnam no hubo un baño de sangre (tras la victoria del norte), como se espera ahora en Afganistán”, dijo Rojo, sobre los temores a represalias de los talibanes contra los funcionarios del gobierno derrocado.
Al respecto, los talibanes han prometido una “amnistía general” para todos los afganos, aunque no se han dado más detalles.
Habían pasado unos 20 años desde la llegada de los primeros asesores estadounidenses a Vietnam del Sur. Cerca de 1,3 millones de soldados de todos los bandos habían muerto, incluyendo a 58.220 soldados estadounidenses, además de un millón de civiles.
La guerra de Afganistán
En octubre de 2001, menos de un mes después de los ataques terroristas del 11 de septiembre, Estados Unidos y sus aliados locales y en la OTAN lanzaron una ofensiva contra el Talibán al considerar que el régimen daba refugio a al Qaeda, y tan pronto como diciembre siguiente expulsaron a los talibanes del poder en Kabul y ocuparon el país en el marco de la Operación Libertad Duradera.
Estados Unidos buscaba a Osama bin Laden, líder de al Qaeda y cerebro detrás de los atentados, que se creía escondido en Afganistán y bajo protección del Talibán.
Entre 2001 y 2014 EE.UU y la OTAN combatieron a las fuerzas talibanes que se habían replegado a zonas rurales, al mismo tiempo entrenando y armando al ejército del nuevo gobierno en Afganistán.
Tras la culminación de la Operación Libertad Duradera en 2014, la presencia militar extranjera se redujo considerablemente, y una pequeña fuerza continuó con la Operación Centinela de la Libertad, centrada en actividades antiterroristas.
La presión por poner fin a la guerra de Afganistán, de extensa duración y cada vez menos popular entre los estadounidenses, creció hasta que en 2020 el presidente Donald Trump inició un diálogo con los talibanes en Doha, Qatar, en el que se comprometió a retirar las últimas tropas estadounidenses a más tardar el 1 de mayo a cambio de garantías de que Afganistán no será usado como base de grupos terroristas y que las tropas estadounidenses no iban a ser atacadas durante la retirada, entre otros puntos.
En abril de 2021 el presidente Joe Biden anuncia su decisión de retirar las tropas estadounidenses de Afganistán antes del 11 de septiembre de 2021. “Es hora de poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos”, dice.
Caos en Kabul
Inmediatamente después los talibanes iniciaron un asalto sobre las principales ciuades del país, a las que tomaron casi sin resistencia de parte del ejército de Afganistán, y el 15 de agosto había llegado a Kabul, la capital, y tomado control de gran parte del territorio, mientra el presidente Ahsraf Ghani abandonaba el país.
En consecuencia, Estados Unidos ha acelerado la evacuación prevista del personal de su embajada, tropas en el terreno y afganos que temen represalias de los talibanes, aunque en medio del caos de la retirada debió enviar algunas tropas de regreso para garantizar la salida de personal estadounidense y de afganos que trabajaron para EE.UU..
Para Rojo, la caída de Kabul no necesariamente será la caída del país, y la guerra continuará ya que hay grupos que ofrecerán resistencia a los talibanes, especialmente en el norte. “Nosotros vemos, como occidentales, que la caída de la capital es la caída del país, pero la guerra continuará”, dijo.
“La violencia va a venir, el talibán es el talibán. Con ellos hay una sola forma, o vivos o muertos”, agregó.
Casi 20 años después de la llegada a Afganistán, 2.442 soldados estadounidenses y 1.144 de diferentes países de la OTAN, además de al menos 3.846 contratistas, han muerto hasta la fecha.
Según estimaciones del Instituto Watson de la Universidad Brown, entre octubre de 2001 y abril de 2021 51.191 insurgentes han muerto en el mismo período en Afganistán, además de entre 47.000 y 71.000 civiles, y entre 66.000 y 73.000 fuerzas de seguridad afganas.
“Las fuerzas armadas están diseñadas para ganar guerras, no para ganar la paz, y el error que cometemos es que seguimos manteniendo a las fuerzas armadas haciendo el trabajo que deben hacer los civiles. Pero ni republicanos ni demócratas han podido ver eso”, dijo Rojo.
Troy destacó, en cambio, que “a nivel internacional parece ser un golpe masivo a la credibilidad estadounidense, hasta el punto de que se está pasando por alto la gran victoria de la guerra afgana (e iraquí): después del 11-S los estadounidenses temían que hubiera muchos atentados posteriores de escala similar”.
“Al llevar la lucha a nuestros adversarios, en su terreno, los valientes soldados estadounidenses ayudaron a evitar numerosas catástrofes y cambiaron los términos del debate”, dijo, agregando que en las próximas elecciones legislativas en Estados Unidos de 2022 “tendremos una mejor idea de si el pueblo estadounidense busca castigarlo a él (Biden) y a los demócratas por lo sucedido, o tiene otras preocupaciones, o entiende que fue una situación sin salida”.
El 16 de abril, cuando los talibanes tomaban Kabul, Biden dijo que respaldaba “firmemente” su decisión y que no había nunca un “buen momento” para una evacuación. Dos días después, aseguró en una entrevista con NBC News que la crisis que se está desarrollando “no era un fracaso”: “Cuando tienes al líder del gobierno de Afganistán subiéndose a un avión y despegando y yendo a otro país. Cuando ves el colapso de las tropas afganas que habíamos entrenado, eso es simplemente lo que pasó”.
Nota del editor: este artículo se publicó originalmente el 19 de agosto de 2021 y ha sido actualizado.