Cuando tenía 66 años, la Dra. Sudha Mahalingam hizo paracaidismo en Uluru, Australia.

(CNN) – Viajar sola no se consideraba seguro, ideal o de moda para las mujeres indias hace 25 años.

Aquellas que viajaban solas a menudo eran criticadas por desafiar las normas culturales y sociales, descartadas como mujeres solteras inflexibles que no se preocupaban por su propia seguridad.

Pero eso no disuadió a la Dra. Sudha Mahalingam. Cuando participó en los viajes de trabajo de su esposo al extranjero, aprovechó las oportunidades para su lado aventurero.

Su esposo, al que no le gustaba explorar, le pedía a Mahalingam que visitara los lugares turísticos con un guía local. Pero a ella no le gustaban los viajes planificados ni los paquetes turísticos.

Dr. Sudha Mahalingam en visita a Machu Picchu, Perú. Cortesía de Sudha Mahalingam

“Los paquetes turísticos son tan predecibles”, le dice a CNN Travel. “Te muestran lo que te quieren mostrar, no lo que tú quieres ver”.

Hace dos décadas, Mahalingam dejó su trabajo en el periodismo impreso convencional y cambió de carrera para dedicarse a la investigación energética. Poco después, comenzó a recibir invitaciones para hablar en conferencias internacionales en países productores de petróleo y el mundo de los viajes se abrió ante ella.

Hoy, a los 70 años, ha visitado 66 países en seis continentes, lo que cuenta en su blog Footloose Indian y en su libro “Los dioses de los viajes deben estar locos”.

Paracaidismo en Australia, senderismo en Borneo

Debido a un horario agitado entre el trabajo y la familia, Mahalingam a menudo no tenía tiempo para organizar su viaje, por lo que la mayoría de sus primeros viajes fueron repentinos y no planeados.

Aterrizó en República Checa sin una visa válida, enfrentó el desafío de encontrar comida vegetariana en China, quedó encerrada accidentalmente en un monumento en Irán y la descubrieron sin la prueba de vacuna contra la fiebre amarilla en el aeropuerto de Nairobi, Kenya.

Mahalingam visitó las Islas Galápagos en Ecuador en 2013. Cortesía de Sudha Mahalingam

Aunque Mahalingam a veces viaja con amigos, hace la mayoría de sus viajes sola.

Su viaje internacional más reciente, para ver lémures en Madagascar en 2019, fue uno de sus momentos de aventura favoritos.

“Era un territorio absolutamente inexplorado, poco turístico y tenía muy pocas instalaciones. Fue un viaje difícil y de la forma que me gusta. Estuve en un bote durante tres días y el bote no tenía baño”, dice Mahalingam de el viaje por el río Tsiribihina hasta Tsingy en la costa occidental de Madagascar.

“Tsingy está lleno de formaciones rocosas irregulares en forma de cuchillas que sobresalen directamente hacia el cielo. Es bastante empinado y muy difícil escalar estas rocas y lacera manos y pies. Pero después de subir al otro lado, ves criaturas que no ves en ningún otro lugar de Madagascar”.

Otra aventura que Mahalingam destaca fue su viaje a Borneo en el Sudeste Asiático.

“Había bichos espeluznantes por todas partes y montones de hojas de un metro de altura. Ponías el pie y no sabías si una serpiente se retorcería alrededor de tu pierna o si un escorpión te picaría. Estaba lloviendo todo el tiempo. También he estado en la selva amazónica, pero fue pan comido en comparación con Borneo”, dice.

Mahalingam también se ha entregado a diferentes deportes de aventura, incluido el buceo y el parapente. También viajó al campamento base del Everest y, cuando tenía 66 años, hizo paracaidismo en Uluru, Australia.

La mujer de 70 años visitó el Tíbet en 2017. Cortesía de Sudha Mahalingam

Sin embargo, no cree que estas actividades sean gran cosa, ya que cualquiera puede hacerlas si tiene el dinero.

Hubo momentos en que se encontró en situaciones peligrosas, incluida una noche en el valle de Cachemira en 1997. Viajó con un extraño, un oficial del ejército que le pidió que la llevara, y después de unas horas presenciaron un vehículo buscaminas que se dirigía hacia ellos desde la dirección opuesta, que había limpiado la carretera de cualquier explosivo potencial.

De camino al aeropuerto al día siguiente, Mahalingam dice que militantes armados dispararon contra el automóvil en el que viajaba.

“El viaje a Cachemira no fue particularmente estresante, pero resultó ser muy diferente de lo que uno hubiera anticipado. En retrospectiva, todo es divertido. El conductor conducía como un loco y nos dispararon”.

“Las balas traspasaron el coche y una impactó el guardabarros. Estaba agachada en la parte de atrás y en realidad me estaba riendo. No me di cuenta de la gravedad de la situación. Fue emocionante. Ahora, cuando miro hacia atrás, creo que tal vez lo que hice fue una tontería”, dice.

Paralizada a causa de la pandemia

Mahalingam, sin embargo, señala que no se estresa fácilmente y siempre busca el elemento divertido en cada viaje.

Viajar también le ha enseñado a creer en la gente y ha reforzado su fe en la humanidad.

Visitar tierras remotas y culturas desconocidas le ha hecho darse cuenta de que hay muchas formas de vivir la vida.

Dice que los aborígenes que conoció en Australia, por ejemplo, viven en armonía con la naturaleza.

Mahalingam dice que sus viajes a menudo son repentinos y no planificados. Cortesía de Sudha Mahalingam

“Tienen un inmenso aprecio por la tierra y respetan a todos los seres vivos y no piensan que los humanos son superiores”, dice.

Visitar una cabaña ghotul y pasar tiempo con las tribus bastar del estado de Chhattisgarh en la India fue otro momento destacado para Mahalingam.

En la tradición ghotul, los niños y niñas de la tribu vienen, trabajan y viven juntos hasta que pueden decidirse por una pareja en particular de por vida, dice.

“Esa fue una forma de vida muy notable. No hay ningún oprobio en probar diferentes parejas y decidirse por la correcta. En la sociedad (india), desaprobamos cualquier contacto entre los sexos, pero aquí respetan lo que es natural y dan tiempo suficiente para florecer”, dice Mahalingam.

Los múltiples viajes de Mahalingam incluyen una visita al campo base de Annapurna en Nepal. Cortesía de Sudha Mahalingam

Alojarse en un monasterio budista zen en Kyoto, visitar las Islas Galápagos, hacer senderismo durante 24 días para llegar a Mustang en Nepal y conocer gente como los drukpa, que viven en condiciones climáticas adversas y, sin embargo, son acogedores y felices, son experiencias que le han dado humildad.

Ahora, ya en sus 70 años, el ansia de viajar de Mahalingam no se ha apagado.

En los últimos meses, debido a las restricciones de viaje de la pandemia mundial, se ha centrado en los viajes nacionales, incluidos muchos viajes por carretera.

“Manejé hasta Goa, que estaba a 16 horas en auto desde Bangalore”, dice. “Desde allí conduje hasta Dandeli y luego hasta Gokarna. Luego, en otro viaje, conduje hasta Belur Halebid, donde hay dos templos de Hoysala, y me quedé allí un par de días. También conduje hasta Hampi, que es a ocho horas en coche desde Bangalore. La semana que viene me voy a Coorg”.

Mientras el mundo reabre por completo, ella quiere entrenar para navegar a bordo de uno de los famosos yates Clipper, una experiencia cara pero única en la vida.

“Hace algunos años, conocí al equipo Clipper en Belfast, Irlanda del Norte, y mientras todavía estoy en forma y puedo, me gustaría hacer una etapa de la Carrera Clipper Round the World”, dice.

Colombia, la Patagonia, Chile y Argentina son otros lugares que Mahalingam espera visitar en el futuro.

“Incluso si viajo a tres lugares cada año durante los próximos 10 años, no tacharé todos los países en mi lista. ¡Son muchos!”, admite.