Le Procope, fundado en 1686

Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades durante varias décadas. Es especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento, productora de cine y columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivamente suyas. Lee más artículos de opinión en cnne.com/opinion.

(CNN Español) – Una vez en París –después de leer sobre el sitio–, me senté a comer en el asiento nombrado en honor a Napoleón Bonaparte, quien siglos antes frecuentaba el restaurante. ¡Y me encantó aquella sensación! Pues es superinteresante que antiguos restaurantes históricos, favoritos de famosos desde siglos atrás, sigan abiertos y conservando su allure, y sus leyendas.

El asiento de Napoleón (¿se imaginan qué increíble?) está a solo una corta distancia del asiento –conservado también como una reliquia– de la novelista Colette. Y todo esto es parte del icónico Le Grand Véfour, situado desde 1784 en el Palais-Royal de París, uno de los restaurantes más históricos del mundo. Y un sitio que ha sido un placer compartido a través de los siglos por personajes tan fabulosos como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Coco Chanel (lo frecuentaba), los príncipes Rainiero y Grace de Mónaco y, en años más recientes, Julio Iglesias, Katy Perry, Naomi Campbell, y David y Victoria Beckham.

También, en París, he comido feliz (y delicioso) en Le Procope, fundado en 1686, uno de los restaurantes más antiguos del mundo (¡donde Napoleón dejó su tricornio que está en exhibición!). Por supuesto, en los grandes cafés parisinos en Saint-Germain-des-Prés, como Les Deux Magots y Café de Flore, que adoraba el legendario Ernest Hemingway y ahora encantan desde Madonna y Beyoncé hasta Fernando Botero o Catherine Deneuve. ¡Me fascina estar allí y ver pasar el mundo que ellos han disfrutado curiosear! ¡Y hay tanta historia –y divertidos chismes históricos– relacionada con esos dos cafés! Por lo que te animo a leer sobre ellos.

Por supuesto, el bello La Tour d’Argent –con una divina vista del río Sena– desde 1582 ha enloquecido a visitantes de todo el mundo, y se dice era casi como el comedor privado del rey Enrique IV, pues lo frecuentaba mucho.

En Nueva York, hay lugares así de icónicos como el cubano Victor’s Café, por más de 50 años favorito de los más célebres cantantes y actores latinoamericanos, desde leyendas como Celia Cruz y Vicente Fernández hasta Enrique Iglesias, Juan Luis Guerra, Jennifer Lopez, Christina Aguilera y Cameron Diaz. El superfamoso bistró francés Balthazar, en el SoHo neoyorquino, por años ha sido, y es, la locura de los famosos y la familia real de Mónaco lo adora, igual que los Beckham, Justin Timberlake y Kate Moss, y cientos de celebridades internacionales, como la reina Rania de Jordania.

¿Otra maravilla histórica en Nueva York y un favorito que frecuento a menudo? El Fraunces Tavern, de 1762, donde en 1783 George Washington dio la despedida a un grupo de sus oficiales y les agradeció por su servicio ¡y donde hay un zapato de su esposa, Martha Washington, que ofreció como regalo a Lady Mary Watts, hija de un general del Ejército de Washington!.

Y hay que mencionar en Nueva York el recién restaurado Serendipity 3 –fundado en 1954– donde Jackie Kennedy, Marilyn Monroe y el propio Andy Warhol disfrutaban su famosos Frozen Hot Chocolate y Mile Long Hot Dog. ¡Y cuando Warhol no tenía dinero pagaba la cuenta con dibujos! Algo parecido hacían algunos pintores que vivían en la Riviera Francesa –como todavía no eran ricos, ni famosos, como Picasso, Calder, Cezanne o Matisse– cuando cenaban en el precioso La Colombe d’Or, en Saint-Paul-de-Vence, y no podían pagar las grandes cuentas “donaban” cuadros, y en el bar y el ecléctico comedor, junto a la piscina, todavía podemos ver muchas de sus obras. Otro lugar histórico maravilloso con un pasado fascinante.

En Madrid, tenemos el antiquísimo Sobrino de Botín donde, desde 1725, han comido su famoso cochinillo desde el gran pintor Francisco de Goya a Ernest Hemingway y varios reyes y reinas de España. Y disfruto mucho recorrer sus recovecos y pequeños salones donde parece estamos en plena España medieval.

Como ven, me encanta sentarme “en el asiento de famosos” y recrear sus gustos y lugares favoritos. E imaginármelos allí en aquellos años. Y pensar cómo era el mundo entonces. Es parte de la vida de celebridades de todos los siglos, que siempre nos ha atraído y fascinado. ¡Algo muy siglo XXI! Y un tipo de celebrity watching, en lugares con largos años de existencia y donde experimentar gran curiosidad por la historia.