(CNN) – A principios de esta semana, les escribimos desde Barbados durante la gira relámpago del príncipe Carlos, cuando la isla caribeña daba sus primeros pasos como república.
Fuimos uno de los varios medios de comunicación invitados a unirse al vuelo del heredero al trono a Bridgetown para cubrir las celebraciones que marcaron el cese de la reina como jefa de Estado.
Para el viaje, el príncipe de Gales voló en el RAF Voyager, un Airbus A330 propiedad del Reino Unido que se utiliza en las visitas oficiales al extranjero de los miembros de la familia real y los ministros del gobierno. Carlos subió recientemente a bordo con su esposa Camilla, duquesa de Cornualles, para su viaje de cuatro días a Jordania y Egipto.
El Reino Unido posee varios aviones Voyager, que normalmente se utilizan para el reabastecimiento de combustible en vuelo y el transporte aéreo estratégico. Sin embargo, uno de los aviones de la flota fue reconvertido en 2016 para el transporte VIP, y este fue nuestra aeronave.
A veces se le llama en broma “Heir Force One” (el “Fuerza Uno del Heredero”), y el año pasado recibió una renovación de 900.000 libras esterlinas (casi US$ 1,2 millones), para repintar el avión de gris militar a los colores de la bandera de la Unión (rojo, blanco y azul).
Por dentro se parece, bueno, a cualquier otro avión de pasajeros. El avión de reabastecimiento fue reformado con asientos de tipo business en las secciones delantera y central, y asientos normales de clase turista en la parte trasera. La prensa que viaja se sienta en la parte de atrás junto con el personal militar que también podría estar en el vuelo.
De acuerdo con los protocolos de la pandemia, actualmente se utilizan mascarillas a bordo y se ha tenido en cuenta el distanciamiento físico a la hora de asignar los asientos a los pasajeros. Y en caso de que te preguntes qué películas había disponibles, te sorprenderá saber que no hay opciones de entretenimiento a bordo ni pantallas en la parte posterior de los reposacabezas.
Las preguntas más frecuentes que nos hacen cuando se enteran de que hemos viajado en avión suelen girar en torno a cómo es la comida. Lamentablemente, la respuesta es bastante aburrida: es bastante similar a la de los vuelos comerciales, con una opción de carne, pescado o vegetariana (aunque quizás un poco más sabrosa de lo normal).
Viajar dentro de la burbuja real es siempre una experiencia interesante, aunque gran parte de ella se pasa esperando una escolta de seguridad para entrar y salir de las zonas seguras.
Por ejemplo, el Voyager tiene su base en RAF Brize Norton, una estación de las fuerzas aéreas en Oxfordshire. Por razones de seguridad, no se puede dejar al personal no militar deambular libremente por la base, por lo que los periodistas deben reunirse y esperar a ser escoltados en grupos.
Lo más destacado de cualquier viaje con los miembros de la familia real son esos momentos imprevistos entre los numerosos compromisos diarios.
El viaje a Barbados fue tan corto que hubo poco tiempo para ver al príncipe Carlos, quien estuvo enfocado en reunirse con las autoridades para las celebraciones de la república y reafirmar la estrecha relación entre los dos países.
Sin embargo, poco después de aterrizar en el Reino Unido el miércoles por la mañana, se acercó a charlar con nosotros durante unos minutos.
Sin mucho ruido o anticipación, el príncipe se acercó a nosotros cuando recogíamos nuestras pertenencias para salir del avión, y se aseguró de saludar a los nuevos miembros de la prensa que viajaban y de dar las gracias al grupo por unirse a la gira. Un gesto sencillo y que no tiene por qué hacer, pero que contribuye en gran medida a mantener la relación con los medios de comunicación.