(CNN Español) – La situación al interior del Gobierno de Argentina sigue tensa desde la derrota electoral de 2021, mientras la inflación y el malestar social crecen. La intención de renuncia de algunos ministros kirchneristas, las cartas críticas de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner al presidente Alberto Fernández, un gabinete reformado, el refinanciamiento del préstamo del FMI, la incertidumbre de la alianza oficialista y las protestas ponen el Gobierno en un momento difícil que deja en evidencia una división ajena a la imagen con la que la administración llegó al poder en 2019.
Así llegó el Gobierno actual al Ejecutivo
En una decisión que desconcertó a muchos y generó alabanzas en otros, la expresidenta de Argentina (2007-2015) Cristina Fernández de Kirchner declinó en ese 2019 presentarse nuevamente como candidata, cuando el entonces Gobierno de Mauricio Macri (Juntos por el Cambio) se encontraba en serias dificultades.
En cambio, eligió a Alberto Fernández, un antiguo colaborador —fue jefe de gabinete en el Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) y luego en el primer año del mandato de Cristina Fernández de Kirchner— que en los últimos años se había convertido en crítico de su gestión, para que liderara la fórmula del Frente de Todos, en la que ella misma sería candidata a la vicepresidencia.
“Le he pedido a Alberto Fernández que encabece la fórmula que integraremos juntos, él como candidato a presidente y yo como candidata a vice. Para participar en las próximas elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias”, dijo en un video publicado en redes sociales.
La boleta Fernández-Fernández triunfó en esas elecciones y la decisión de la expresidenta fue celebrada como una jugada maestra.
Casi tres años después, pocos se atreverían a calificarla de esa manera.
Golpeado por la pandemia de covid-19 y las restricciones impuestas para contenerla, que hundieron a una economía que ya estaba en recesión durante la anterior administración, y bajo la presión constante del préstamo otorgado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) al anterior Gobierno de Macri, el presidente Alberto Fernández vio como día a día caía su popularidad, mientras la inflación subía y la pobreza se mantenía alta.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la pobreza se ubicaba en el segundo semestre de 2021 en el 37,3% de la población, con un 7% de desempleo en el cuarto trimestre de 2021. Los números representan una mejora con respecto a 2020, cuando más se sintieron los efectos de la pandemia de covid-19, pero continúan siendo altos.
Pero la inflación, en cambio, continuó creciendo: en marzo fue de 6,7%, la más alta desde 2002.
En las elecciones de medio término de 2021 el Gobierno argentino recibió una sacudida en las urnas: una de las peores derrotas del peronismo de la que se tenga memoria, y el renacimiento de la oposición nucleada en Juntos por el Cambio, que hasta ese momento no se recuperaba de sus propios errores durante el Gobierno de Macri.
La derrota electoral exacerbó las diferencias entre Cristina Fernández de Kirchner, una líder de izquierda que mantuvo buenas relaciones con Hugo Chávez, Rafael Correa y Luiz Inácio Lula da Silva, y Alberto Fernández, visto como una figura más moderada.
La tensión dentro del Gobierno de Argentina
Un grupo de ministros leales a Fernández de Kirchner ofrecieron su renuncia, que el presidente Fernández no aceptó, y la expresidenta le envió una carta abierta criticando el rumbo.
El Gobierno intentó mantener la unidad reformando parcialmente el gabinete y relanzarse.
Pero cuando llegó el acuerdo para refinanciar el préstamo del FMI —negociado entre el organismo y el ministro de Economía, Martín Guzmán— y evitar el default, el presidente del bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados Máximo Kirchner, hijo de Cristina Fernández de Kirchner, renunció a la presidencia y decidió que no apoyaría el acuerdo, fuertemente criticado por sectores de izquierda.
Una segunda carta de Cristina Fernández de Kirchner muy crítica del FMI ya había profundizado aún más las tensiones, y el gobierno de Alberto Fernández continúa ahora con escaso apoyo de su propia coalición, y mientras la oposición crece: tanto sus rivales naturales en Juntos por el Cambio, como personalidades de derecha como el recién llegado Javier Milei, que sube en las encuestas.
En los últimos meses, mientras se acelera aún más la inflación, el Gobierno anunció sus intenciones de lanzar un impuesto a las “ganancias inesperadas” en el marco de los impactos económicos de la guerra en Ucrania —incluyendo el aumento en los precios de alimentos y combustible—, y los sectores agrícolas del país realizaron una protesta en la ciudad de Buenos Aires.
No fue la única protesta que afectó al Gobierno: las protestas de los “piqueteros”, que cortan calles en Buenos Aires y otras ciudades reclamando ayuda social, están en auge, y a principios de marzo, mientras se debatía en el Congreso el acuerdo del FMI, hubo disturbios entre manifestantes y la policía, y el despacho de Cristina Fernández de Kirchner fue apedreado.
Días después, la vicepresidente un publicó un video mostrando los destrozos y volvió a criticar al FMI: “Siempre actuó como promotor y vehículo de políticas que provocaron pobreza y dolor en el pueblo argentino”.
El camino a las elecciones de 2023
Las elecciones presidenciales en Argentina tendrán lugar en 2023 y en medio de este complejo escenario.
Siguiendo las disposiciones del sistema político argentino, primero se celebrarán las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), una instancia obligatoria en la que los votantes están llamados a elegir entre los precandidatos dentro de una misma fuerza, y luego se celebrarán las elecciones generales.
Aunque falta más de un año para este proceso, las dificultades actuales del Gobierno y la interna abierta han generado una ola de especulaciones.
“Cada uno sabe lo que tiene que hacer y sabe qué intereses tiene que defender, por lo tanto necesito de todos y cada uno de ustedes que estén convencidos, y los que quieren hacerles creer que en el 2023 estamos perdidos, ¡un carajo estamos perdidos!”, dijo Alberto Fernández la semana pasada en un acto político en la ciudad de José C. Paz, de acuerdo con la agencia estatal Télam.