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00:43 - Fuente: CNN

(CNN) – Los aviones de guerra de China están apuntando contra los aliados de Estados Unidos con sus provocaciones de alto riesgo sobre la región de Asia-Pacífico, aumentando el riesgo de que un incidente se salga de control y pueda desencadenar una guerra.

Esta es la opinión de los analistas que advierten que las maniobras cada vez más agresivas de los aviones de combate chinos —acusados de poner en peligro a los aviones Canadá y Australia y sus tripulaciones en incidentes recientes— son una señal de que Beijing está llevando sus reivindicaciones territoriales a un nuevo y peligroso nivel.

Y es la amenaza de que estas maniobras provocativas se conviertan en un conflicto –posiblemente tras el derribo de un avión de guerra– lo que hará que las miradas se centren en la mayor cumbre de defensa de Asia, el Diálogo de Shangri-La, que comenzó este viernes en Singapur.

Todos estarán observando al secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, y su homólogo chino, Wei Fenghe, quienes hablarán en la conferencia sobre sus visiones de la seguridad en la región, y se espera que se reúnan para mantener conversaciones bilaterales.

Altos funcionarios de defensa de EE.UU. dijeron que Washington se centrará en parte en “poner barandillas de protección a la relación”, dijo un funcionario, al tiempo que pidió mecanismos de comunicación en contexto de crisis más maduros para garantizar que la creciente competencia entre las dos potencias mundiales preeminentes no se convierta en un conflicto.

Un avión militar P-8 Poseidón de las Fuerzas de Defensa australianas. Un avión similar a este fue supuestamente interceptado recientemente por un J-16 chino.

“Una de las reglas básicas que pretendemos establecer con la RPC [República Popular China] es que nosotros vamos a caracterizar nuestra posición y ellos pueden caracterizar la suya”, dijo el funcionario. “Creo que estamos haciendo todo lo posible para garantizar que sea una reunión profesional y sustantiva”.

Los analistas estarán atentos para saber por qué China ha aumentado su agresividad, y si esto representa un nuevo frente en lo que muchos ya denominan un conflicto de “zona gris”.

Peter Layton, miembro del Griffith Asia Institute de Australia, es uno de los muchos que afirman que las recientes acciones de China suponen una “peligrosa” escalada de estas tácticas.

En sus palabras, “es hora de alarmarse, no solo de estar alerta”.

La “zona gris”

Las acciones en la “zona gris” son un término militar para referirse a las acciones coercitivas, destinadas a lograr objetivos políticos nacionales, que no llegan a ser una guerra real.

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Muchos analistas utilizan el término para describir las acciones de Beijing en el mar de China Meridional. China lleva años convirtiendo islas remotas y oscuros arrecifes en zonas disputadas del mar en bases militares fortificadas y pistas de aterrizaje, y también ha sido acusada de utilizar barcos de pesca para pulular por territorios que reclama como propios. China sigue reclamando la gran mayoría de este mar de 2 millones de kilómetros cuadrados de superficie, en el que mantiene disputas territoriales con varios otros países, a pesar de que un histórico tribunal internacional falló en contra de sus reclamaciones en 2016.

Layton, en el blog del Instituto Lowy, dijo que China está ahora avanzando en sus tácticas en la “zona gris” con sus intercepciones “cada vez más agresivas” de aviones pertenecientes a aliados de Estados Unidos.

En mayo, un avión de combate chino J-16 habría interceptado y soltado pequeñas tiras de aluminio utilizadas como señuelo para misiles guiados por radar que pueden ser perjudiciales para un avión perseguidor si ingresan en un motor,  en la trayectoria de un avión de reconocimiento australiano P-8 cerca del mar de China Meridional. Este incidente, calificado de “muy peligroso” por Canberra, que dijo que el material de aluminio esparcido había sido ingerido en el motor del P-8, se produjo después de que Canadá denunciara que en varias ocasiones aviones chinos habían zumbado cerca sus naves de reconocimiento que operaban desde Japón, poniendo en peligro a los aviadores canadienses.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, habla durante una conferencia de prensa en el Pentágono el 28 de enero, en Arlington, Virginia.

Aunque estos incidentes han alarmado a Estados Unidos y a sus aliados, Beijing insiste en que la culpa es de las naciones extranjeras y ha reaccionado airadamente tanto con Australia como con Canadá.

Por ejemplo, esta fue la respuesta del portavoz del Ministerio de Defensa de China, Tan Kefei, a Canberra:

“Cuando el avión australiano amenazó seriamente la soberanía y la seguridad de China, los militares chinos respondieron con medidas profesionales seguras, razonables y legales. La parte australiana ha confundido desde entonces lo correcto y lo incorrecto, y ha difundido repetidamente información errónea para defender y crear confrontación”.

Layton y otros no se lo creen: dicen que China está siguiendo un plan de juego muy deliberado.

Apuntando a los eslabones débiles, pero ¿por qué ahora?

Beijing está utilizando a sus pilotos para hacer provocaciones de alto riesgo, dijo Oriana Skylar Mastro, experta en las Fuerzas Armadas de China y miembro no residente del American Enterprise Institute.

Es un juego que Beijing cree que ganará porque no está preocupado por la posibilidad de una escalada, pero sabe que los países occidentales sí lo están, dijo Mastro, añadiendo que los “chinos no creen en la escalada involuntaria.”

“Si hay un derribo, los chinos o quieren hacer una guerra y la harán o no la quieren y no la harán”, dijo. “Desde su punto de vista, no tiene ningún sentido que te empujen a una guerra que no quieres librar”.

“Tienen estos comportamientos de riesgo y luego dicen [a los opositores] que sería más seguro para ustedes si no estuvieran aquí”.

Si ese es el caso, ¿por qué lo están haciendo ahora?

Mastro y otros dijeron que es significativo que China haya elegido hasta ahora a los aliados de EE.UU. –en lugar de al propio país– para esta ronda de provocaciones.

El ministro de Defensa de China, Wei Fenghe.

Hacerlo podría ser su forma de intentar fracturar la coalición de socios del Pacífico formada por EE.UU., dijo Timothy Heath, investigador principal de Defensa Internacional en el grupo de expertos RAND Corp.

Señaló la creciente importancia que Washington otorga a la Quad –su alianza informal con Australia, la India y Japón, que ha celebrado dos cumbres en el último año– y las declaraciones de Estados Unidos sobre la creación de coaliciones para defender a Taiwán, la isla democráticamente autogobernada que Beijing considera parte de su territorio y ha amenazado con tomar por la fuerza si fuera necesario.

“Apuntar a los aliados de EE.UU., como Canadá y Australia, podría ser una forma de sondear los puntos débiles de esas coaliciones y hacer que el público de esos países tome conciencia sobre los peligros de la cooperación militar con EE.UU. contra China”, dijo Heath.

Beijing considera que provocar a esos países es menos arriesgado que hacerlo con Estados Unidos, ya que tienen medios de respuesta más limitados, dijo Mastro.

“[China] no tiene que ir contra Estados Unidos para socavar la posición estadounidense en Asia. Solo tiene que apartar a [sus] aliados”, dijo.

Y es probable que China juegue a largo plazo, según los analistas, utilizando sus tácticas de “zona gris” para ir reduciendo gradualmente la influencia de Estados Unidos.

Layton lo expresó de esta manera: “China espera que las aeronaves militares extranjeras, ante la amenaza constante de colisión o daños, se vean obligadas a abandonar gradualmente el mar de China Meridional. De ser así, con las actividades de China cada vez menos cuestionadas, otros países podrían llegar a aceptar gradualmente, o al menos consentir, las extraordinarias reivindicaciones territoriales de China”.

La teoría de los escuadrones rebeldes

Sin embargo, no todos los observadores están convencidos de que el aumento de la agresión sobre el Pacífico forme parte de un gran plan.

Un avión de combate de la Fuerza Aérea china despega durante ejercicios de entrenamiento, en 2017.

Una de las teorías es que podría ser obra de un piloto o escuadrón rebelde que toma su propia iniciativa en lugar de seguir órdenes de Beijing.

Drew Thompson, exfuncionario del Departamento de Defensa de EE.UU. e investigador principal visitante en la Escuela Lee Kuan Yew de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Singapur, pidió a las autoridades australianas y canadienses que dieran a conocer más detalles de los incidentes aéreos.

Por ejemplo, se podría inferir mucho de los números de cola de los aviones chinos que se dice que han zumbado repetidamente a los aviones canadienses, dijo. Si los números de cola son los mismos o similares en los distintos incidentes, eso podría respaldar la teoría del piloto rebelde, dijo.

Sin embargo, si los números de cola indicaran que se trata de aviones diferentes y escuadrones distintos, entonces “tal vez se trate de algo más que la iniciativa de un piloto individual desorientado que quiere hacer una declaración política”, dijo Thompson.

¿Hacia dónde vamos?

Sea cual sea la motivación de la agresión, Thompson dijo que las posibles soluciones diplomáticas parecían escasas hasta ahora.

“El siguiente paso es hacerlo público y presionar un poco a China”, dijo.

Pero Mastro dijo que intentar avergonzar a China tendría poco efecto, ya que ve la situación con un prisma diferente al de Occidente.

“Sé que decimos que deberían tener los mismos intereses que nosotros… pero no es así”, dijo.
Aun así, Washington y sus aliados deberían hacer saber a Beijing que harán responsable al Partido Comunista chino si sus maniobras se salen de control, dijo Mastro.

“Perdemos el tiempo tratando de averiguar las intenciones chinas”, dijo sobre los países occidentales. [Preguntándonos] si fue a propósito, si no fue a propósito, les damos tantas vueltas”.

Mientras los grandes nombres de la Defensa se reúnen en Singapur este fin de semana, la gran pregunta en la mayoría de los presentes será ésta: cuánto tiempo seguirán Washington y sus aliados dando esas “salidas” antes de decidir endurecer su postura.

Con información de Oren Liebermann.