(CNN) – Por primera vez, el telescopio espacial Hubble detectó un objeto solitario a la deriva por nuestra galaxia, la Vía Láctea: los restos invisibles y fantasmales de una estrella que tiempo atrás había sido radiante.
Cuando las estrellas lo suficientemente masivas como para empequeñecer a nuestro sol mueren, explotan en una supernova y el núcleo restante es aplastado por su propia gravedad, formando un agujero negro.
A veces, la explosión puede hacer que el agujero negro se ponga en movimiento, lanzándose a través de la galaxia de un lado a otro. Por derecho, debería haber muchos agujeros negros errantes conocidos por los científicos, pero son prácticamente invisibles en el espacio y, por tanto, muy difíciles de descubrir.
Los astrónomos creen que 100 millones de agujeros negros flotantes vagan por nuestra galaxia. Ahora, los investigadores creen haber detectado un objeto de este tipo. La detección se realizó tras dedicar seis años a las observaciones, y los astrónomos pudieron incluso realizar una medición precisa de la masa del objeto cósmico extremo.
El agujero negro se encuentra a 5.000 años luz de distancia, situado en un brazo espiral de la Vía Láctea llamado Carina-Sagittarius.
Esta observación permitió al equipo de investigación estimar que el agujero negro aislado más cercano en relación con la Tierra podría estar a solo 80 años luz de distancia.
Pero si los agujeros negros son esencialmente indistinguibles del vacío del espacio, ¿cómo pudo el Hubble detectarlo?
El fortísimo campo gravitatorio de los agujeros negros deforma el espacio que los rodea, creando condiciones que pueden desviar y amplificar la luz estelar que se alinea detrás de ellos. Este fenómeno se conoce como lente gravitacional. Los telescopios terrestres observan las millones de estrellas que salpican el centro de la Vía Láctea y buscan este brillo efímero, que significa que un objeto grande pasó entre nosotros y la estrella.
El Hubble está perfectamente preparado para seguir estas observaciones. Dos equipos diferentes de investigadores estudiaron las observaciones para determinar la masa del objeto. Ambos estudios han sido aceptados para su publicación en la revista académica The Astrophysical Journal.
Uno de los equipos, dirigido por el astrónomo Kailash Sahu, científico del instrumento Hubble en el Space Telescope Science Institute de Baltimore, determinó que el agujero negro pesaba siete veces la masa de nuestro sol.
El segundo equipo, dirigido por la estudiante de doctorado Casey Lam y Jessica Lu, profesora asociada de astronomía, ambas de la Universidad de California en Berkeley, llegó a un rango de masa menor, entre 1,6 y 4,4 veces la del sol. Según esta estimación, el objeto podría ser un agujero negro o una estrella de neutrones. Las estrellas de neutrones son los restos increíblemente densos de estrellas que han explotado.
“Sea lo que sea, el objeto es el primer remanente estelar oscuro descubierto vagando por la galaxia, sin estar acompañado por otra estrella”, dijo Lam en un comunicado.
El agujero negro detectado por el telescopio Hubble pasó por delante de una estrella de fondo situada a 19.000 años luz de la Tierra en dirección al centro de la galaxia, amplificando su luz estelar durante 270 días. Los astrónomos tuvieron dificultades para determinar su medición porque hay otra estrella brillante muy cerca de la que observaron brillando detrás del agujero negro.
“Es como intentar medir el diminuto movimiento de una luciérnaga junto a una bombilla brillante”, dijo Sahu en un comunicado. “Tuvimos que restar meticulosamente la luz de la estrella brillante cercana para medir con precisión la desviación de la fuente débil”.
El equipo de Sahu cree que el objeto puede estar viajando a una velocidad de 160.000 kilómetros por hora, que es más rápida que la mayoría de las estrellas en esa parte de la galaxia, mientras que el equipo de Lu y Lam llegó a una estimación de 108.000 kilómetros por hora.
Más datos y observaciones del Hubble y más análisis podrían terminar con la discusión sobre la identidad del objeto. Los astrónomos continúan la búsqueda de estas rarezas invisibles, que podrían ayudarles a comprender mejor cómo evolucionan y mueren las estrellas.
“Con la microlente, somos capaces de examinar estos objetos solitarios y compactos y pesarlos. Creo que hemos abierto una nueva ventana a estos objetos oscuros, que no se pueden ver de ninguna otra manera”, dijo Lu.