CNNE 1225821 - funcionarios de trump rechazan afirmaciones sobre fraude electoral
Exfuncionarios del gobierno de Donald Trump rechazan sus afirmaciones sobre el fraude en las elecciones
02:58 - Fuente: CNN

(CNN) – Donald Trump lleva 17 meses fuera de la presidencia.

Pero estos días parece estar de nuevo en todos los medios de comunicación, en todos. Y no es solo el resultado de las convincentes audiencias de la comisión especial que investiga la insurrección del 6 de enero y el papel de Trump en ella.

La ubicuidad de Trump fue particularmente obvia en la cobertura de las elecciones primarias del martes. El prisma a través del cual se vieron la mayoría de las historias del día siguiente en los principales medios de comunicación fue: cómo les fue a los candidatos apoyados por Trump.

La portada de primera página de la edición impresa del diario The Washington Post del miércoles llevaba el titular: “Más de 100 ganadores de las primarias del Partido Republicano apoyaron la ‘gran mentira’”. El subtítulo: “Abrazar las afirmaciones de Trump es parte de la fórmula ganadora”. La noticia también encabezó la página web de inicio del diario durante la mayor parte del día.

Las pantallas de televisión y de los móviles se llenaron el miércoles con banners como: “Grandes victorias en las primarias para los candidatos respaldados por Trump” y “Los candidatos de Trump tienen un éxito desigual durante las primarias en varios estados clave”.

Utilizar los totales de votos en las primarias como un barómetro instantáneo de la influencia de Trump —o falta de ella— tiene sentido en algunos niveles, dicen los analistas. Pero algunos también se preguntan si ese es el mejor tipo de cobertura electoral que podemos ofrecer. ¿Debería ser ese el enfoque principal de los reportajes? ¿Existe el peligro de enmarcar la cobertura de las cruciales elecciones de medio término en términos de Trump?

Y la pregunta más amplia: ¿Cómo es que este fallido candidato de 2020 sigue dominando tanto el panorama mediático y la conversación política nacional en un momento en que la vida estadounidense está llena de tantos desafíos?

“Lo primero acerca de que se mencione tanto a Trump en las elecciones de de mitad de periodo es que es muy inusual. Normalmente pensamos en las elecciones de mitad de periodo como un referéndum sobre el presidente actual”, dijo Robert C. Lieberman, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad John Hopkins y coautor de “Four Threats: The Recurring Crisis of American Democracy”.

Lieberman reconoció que hay una “buena parte” de esa cobertura en términos de los índices de aprobación del presidente Biden y la “difícil situación” en la que se encuentra la economía, “pero tener al expresidente rondando tan de cerca las elecciones de mitad de periodo es inusual”.

Además, gran parte de la cobertura es lo que Lieberman caracterizó despectivamente como un “cuadro de mando de apoyos a Trump”.

Aunque hay razones válidas para una cobertura intensa de Trump en las elecciones de mitad de periodo, esa información de puntaje puede fallarle a los ciudadanos en un momento en que se necesita un periodismo más informado y profundo, según Regina G. Lawrence, decana asociada de la Escuela de Periodismo y Comunicación de la Universidad de Oregon y autora de “When the Press Fails: Political Power and the News Media from Iraq to Katrina”.

“Ha habido un patrón a lo largo de esta temporada de mitad de término de tratar cada carrera republicana como un referéndum sobre la influencia continua de Trump. Eso no deja de ser una buena razón: él ES la figura más importante, de lejos, en el partido republicano”, dijo Lawrence.

Pero ese “fuerte enfoque en Trump corre el riesgo de perder otros temas importantes en esta temporada electoral”, agregó. “Por un lado, se corre el riesgo de perder el ascenso de cualquier candidato que no encaje en ese esquema binario simple. Creo que los votantes de todo el país pueden estar ansiosos por saber más sobre los candidatos y las carreras que giran en torno a algo más que Trump. Así que, en ese sentido, la omnipresencia de Trump es (…) una forma poco útil de informar a la gente sobre un momento realmente complejo de la política estadounidense”.

Tobe Berkovitz, profesor asociado emérito de Publicidad en la Universidad de Boston y veterano de 30 años de asesoramiento en campañas políticas, también considera que este momento de la vida estadounidense exige algo más que centrarse en los apoyos a Trump.

“La mayor parte de la cobertura política, y esto es antes de la era de Donald Trump, ha estado obsesionada con las personalidades, obsesionada con las carreras de caballos, obsesionada con el escándalo en lugar de intentar informar al público sobre los temas”, dijo Berkovitz. “Pero ahora mismo, la gente está pagando más de cinco dólares por galón de gasolina, algunas familias no pueden encontrar leche de fórmula para sus bebés, hay una guerra que todavía está en marcha en Ucrania y la inflación está fuera de control. Uno esperaría que tanto los políticos como los medios de comunicación se centraran más en esto”.

La otra gran razón por la que Trump parece estar en todas partes en nuestras pantallas, por supuesto, son las audiencias del 6 de enero.

Las audiencias centradas en Trump han funcionado bien en términos de cobertura: 20 millones de espectadores en la noche de apertura en horario de máxima audiencia y 11 millones más o menos en la primera sesión de la mañana.

Hay múltiples razones para ese éxito, más allá de que a los espectadores estadounidenses les guste u odien a Trump lo suficiente como para verlo. Una de las razones es la hábil producción. La comisión tomó una sabia decisión al contratar a James Goldston, expresidente de ABC News, como asesor para ayudar a que los procedimientos sean amigables con los medios de comunicación sin comprometer su seriedad.

En cuanto al tono y la estructura, se asemejan a una serie documental de crímenes reales de Netflix, con avances de lo que va a ocurrir en el siguiente episodio y una sensación de estar detrás de las cámaras mientras se está tramando un crimen. Además, hay otro nivel de familiaridad con la fórmula televisiva, pues Trump está siendo representado en el molde del político amoral y despiadado Francis Underwood, interpretado por Kevin Spacey en la ficción “House of Cards”.

Televisar las audiencias es un servicio público en el mejor sentido de la palabra. Necesitamos desesperadamente intentar documentar el peligro que ha supuesto y sigue suponiendo Trump para la democracia. Necesitamos desentrañar cómo se produjo la insurrección. Pero incluso mientras la comisión se dedica a intentar hacerlo, las retransmisiones pueden tener el efecto contrario de realzar su estatura como resultado de su omnipresencia en nuestras pantallas.

“Como hemos aprendido por experiencia, los principales medios de comunicación pueden acabar amplificando los mensajes antidemocráticos incluso cuando no lo pretenden. Prestar una atención desmesurada a Trump añade combustible al ecosistema informativo de la derecha que apoya el movimiento trumpista más amplio y sus elementos antidemocráticos y nacionalistas blancos”, dijo Lawrence.

“Eso no quiere decir que los periodistas no deban cubrir a Trump, sino que pueden encontrar formas más completas de hablar de lo que está en juego ahora mismo, que puede ser la propia democracia”, añadió Lawrence.

Lieberman, quien ha escrito extensamente sobre la democracia, dice que Trump sí es importante para las elecciones intermedias, pero no tanto como una persona que trata de elegir ganadores y perdedores. Lo que importa son las formas en que la mentira que promovió sobre unas elecciones amañadas en 2020 están afectando a las elecciones de hoy, la historia de la que hablaba el diario The Washington Post en su cobertura de la mañana del miércoles.

“Lo que es interesante no es tanto el propio Trump, si no su mensaje de las elecciones robadas que está corriendo a través de muchas de las campañas (…) a nivel local y estatal”, dijo Lieberman. “Eso es lo que me parece alarmante”.