(CNN) – En medio de los miles de tesoros de la colección de arte de Asia oriental del Museo de Arte de Cincinnati, un pequeño espejo de bronce que data del siglo XV o XVI siempre pareció bastante anodino.
Expuesto por última vez en 2017, este artefacto había pasado gran parte de las décadas anteriores almacenado, donde estaba en un estante de la trastienda junto con otros objetos excluidos de la exhibición pública.
Pero el artefacto tenía un secreto escondido a simple vista.
Mientras investigaba los llamados “espejos mágicos” (espejos antiguos raros que, bajo cierta luz, revelan imágenes o patrones ocultos en sus superficies reflectantes), la curadora de arte de Asia oriental del museo, Hou-mei Sung, vio algo parecido a los ejemplos del período Edo de Japón.
El artículo almacenado en Cincinnati, Ohio, era más pequeño que los que se encuentran en los museos de Tokio, Shanghai y Nueva York. También presentaba un estilo más complejo de escritura china. Sin embargo, Sung recordó que había algo “muy similar” al respecto.
Entonces, la primavera pasada, visitó las bodegas del museo acompañada por una experta en conservación.
“Le pedí que hiciera brillar una luz fuerte y enfocada en el espejo”, dijo Sung en una videollamada desde Cincinnati. “Entonces, ella usó (la linterna de) su teléfono celular y funcionó”.
En la pared frente a ellas estaba la apariencia de una textura en la luz reflejada, no una imagen clara, pero suficiente para justificar una mayor investigación. Luego de experimentos con luces más potentes y enfocadas, el espejo finalmente reveló la imagen de un buda, rayos de luz que emanaban de su forma sentada. La inscripción en la parte posterior del espejo explica quién fue representado: Amitabha, una figura importante en varias escuelas del budismo de Asia oriental.
El descubrimiento convierte al museo en una de las pocas instituciones en el mundo que posee un espejo mágico, según Sung. La curadora solo tiene conocimiento de otros tres, incluido el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
“Estábamos muy emocionados”, dijo Sung.
Un misterio que había perdurado
Antes de la invención de los espejos de vidrio actuales, personas de culturas de todo el mundo usaban el bronce pulido, desde el antiguo Egipto hasta el valle del Indo. El antiguo arte de los espejos mágicos chinos se desarrolló por primera vez durante la dinastía Han, hace unos 2.000 años, aunque también se fabricaron más tarde en Japón.
Para crear el efecto misterioso, los artesanos comenzaron moldeando imágenes, palabras o patrones en un lado de una placa de bronce. Los científicos creen que luego rascaron y rasparon la superficie plana del otro lado, antes de pulirla hasta que se volvió reflectiva como un espejo convencional. Debido a que la placa tenía un grosor variable, debido al diseño en relieve, el proceso creó cambios muy leves en la curvatura en el lado reflejado aparentemente en blanco. Luego se usó una sustancia a base de mercurio para crear tensiones superficiales adicionales que eran invisibles a simple vista pero que coincidían con los patrones elaborados en la parte posterior, según un artículo en la revista Courier de la Unesco.
Cuando la luz del sol golpea la superficie reflectiva de cierta manera, se revelaría una imagen oculta, que coincide con el diseño en la parte posterior, dando la ilusión de que la luz estaba pasando directamente a través del espejo. Por esta razón, se les conoce en chino como espejos “transparentes” o de “penetración de luz”. (Sin embargo, en el caso del descubrimiento del Museo de Arte de Cincinnati, probablemente se soldó una segunda placa de metal en la parte posterior, dejando el Buda en relieve original oculto en el interior).
Los espejos desconcertaron a los científicos occidentales que los encontraron en el siglo XIX. Y si bien su óptica ahora se comprende ampliamente, Sung dijo que los expertos aún no saben con precisión cómo los artesanos trabajaron el metal.
“Por mucho que puedas explicar teóricamente, todo depende del maestro que pule la superficie, lo cual es tremendamente difícil”, dijo Aung. “Es por eso que son tan raros”.
El espejo del museo, que tiene unas medidas de 21,6 centímetros de diámetro, probablemente se usó como adorno religioso y puede haber estado colgado en un templo o en una casa noble. El museo aún debe descifrar si se originó en China o Japón, aunque Sung cree que lo más probable es que sea el primero.
El objeto se registró por primera vez en la colección de arte asiático del museo en 1961, aunque el curador cree que pudo haber sido adquirido mucho antes. También sospecha que otras instituciones y coleccionistas tienen espejos mágicos, pero no se han dado cuenta.
“Encontré muchos en las subastas en línea que tienen un diseño similar al nuestro, pero (las listas de subastas) nunca dicen que son espejos mágicos”, dijo la experta, y agregó: “Creo que podría haber algunos espejos mágicos por ahí y que la gente ni siquiera sabe que son mágicos”.
El espejo estará en exhibición en el Museo de Arte de Cincinnati a partir del 23 de julio.