(CNN Español) – Tras meses de tensión y escalada entre Rusia y Ucrania, con más de 150.000 soldados desplegados en la frontera y reportes de intercambios de fuego entre ucranianos y rebeldes prorrusos en la región de Donbás, Moscú finalmente desafió los pronósticos e invadió: el 24 de febrero de 2022 se anunció el inicio de una “operación militar especial” en Ucrania.
Fue el inicio de una guerra a gran escala que cumple ahora dos años, sin perspectivas de un final en el corto plazo y a medida que aumentan las tensiones.
Días antes de la invasión, Vladimir Putin, presidente de Rusia, había reconocido los territorios separatistas en Ucrania —Donetsk y Luhansk, controlados por rebeldes prorrusos desde 2014— y había anunciado el envío de soldados a Donbás, avivando aún más las tensiones.
Mucho ha pasado en este primer año de guerra: entre ofensivas rusas y contraofensivas ucranianas, varias ciudades han cambiado de manos en los últimos meses, mientras los bombardeos rusos contra la infraestructura de Ucrania persisten.
En febrero Rusia atacó Ucrania desde Belarús, en el norte; desde territorio ruso, en el noreste y este; y desde Crimea, anexada en 2014, en el sur. Pero sus ofensivas en el norte, contra Kyiv, la capital ucraniana, y en el noreste, contra Járkiv, no cumplieron con sus objetivos ante la dura resistencia ucraniana —asistida por las armas enviadas por Occidente— y las fuerzas rusas empezaron a retirarse en marzo. Y en el mar, el crucero de misiles Moskva, buque insignia de la flota rusa en el mar Negro, fue hundido en abril por un misil ucraniano.
Rusia invadió Ucrania: ¿qué ha pasado desde entonces?
Moscú, afectada por las sanciones internacionales —pero al mismo tiempo sobreviviendo pese a estas—, puso entonces en abril su atención en el Donbás, en el este, y en el sur, acotando sus operaciones militares. Allí tuvo éxitos iniciales, como la captura de Jersón, Mariúpol y otras ciudades en el sureste del país.
Pero, tras un período de aparente estancamiento, durante el cual hubo poco movimiento en los frentes, Ucrania lanzó a finales de agosto y principios de septiembre de 2022 dos contraofensivas, en el noreste y el sur, que lograron importantes éxitos, entre ellos recuperar Jersón.
En respuesta a estas ofensivas, Rusia comenzó a bombardear sin pausa la infraestructura energética de Ucrania, cuasando apagones masivos en el país mientras las temperaturas siguen descendiendo a medida que se acerca el invierno y se alistaban las nuevas tropas movilizadas en septiembre por Moscú, a la espera de reanudar su avance hacia el oeste.
En 2023 Ucrania lanzó una nueva ofensiva en el oeste y el sur, pero esta vez no repitió los éxitos de 2022 y el estancamiento del frente pareció afianzarse.
Así, llegó luego el turno de Rusia para lanzar su propia ofensiva a finales de 2023, que avanza aunque lentamente: en febrero de 2024 las tropas ucranianas se retiaron de la ciudad de Avdiivka, en Donetsk, tras meses de duros combates.
En medio de todo esto, fosas comunes fueron halladas en Bucha, al norte de Ucrania, cuando los rusos se retiraron al comienzo de la guerra, y los reportes de matanzas de civiles han ido en aumento al igual que los bombardeos. Según datos de la ONU hasta enero de 2024, hasta ahora han muerto 10.287 civiles y 19.444 resultaron heridos, aunque la cifra real podría ser mayor, y casi 6 millones y medio han huido de sus hogares y se han convertido en refugiados. La cifra de soldados muertos en ambos bandos se desconoce, pero se estiman altas tras dos años de guerra convencional de alta intensidad.
Pero, ¿por qué Rusia decidió invadir Ucrania?
La situación tiene aristas políticas, históricas y estratégicas. Este es un vistazo a cada una de ellas.
La tensa historia entre Ucrania y Rusia
La historia de Ucrania y Rusia está entrelazada y se remonta al menos hasta la Edad Media, en el contexto del Kievan Rus, un estado eslavo oriental. Pero ambos evolucionaron por separado, teniendo cada uno un idioma y cultura, que partía de una raíz común.
A partir del siglo XVII, grandes porciones de territorio de Ucrania pasaron a formar parte del creciente Imperio Ruso. Mientras que en el siglo XX, con excepción de un breve período de independencia en 1917, Ucrania se incorporó a la Unión Soviética.
La independencia duradera finalmente llegó en 1991, tras la disolución de la URSS, y partir de entonces, Ucrania puso la mirada en Europa y su interés de pertenecer a la OTAN —la alianza militar liderada por Estados Unidos que se había enfrentado durante la Guerra Fría al Pacto de Varsovia— precisamente para asegurar esa independencia. En especial luego de que Ucrania devolviera a Rusia, tras la independencia, las armas nucleares que estaban desplegadas en su territorio en tiempos de la URSS.
Mientras tanto, muchos en Moscú consideran que la historia de Ucrania sigue estando entrelazada con Rusia.
En julio de 2021, el mismo Putin dijo en un largo ensayo que rusos y ucranianos eran “un solo pueblo”. También señaló que Occidente había corrompido a Ucrania y la había sacado de la órbita de Rusia mediante un “cambio de identidad forzado”.
Crimea y Donbás, centros de la crisis y la invasión
En 2013, un histórico acuerdo político y comercial entre Ucrania y la Unión Europea tensó las relaciones con Rusia. El entonces presidente de Ucrania, Víktor Yanukóvich, suspendió las negociaciones —al parecer por presión de Moscú— y durante semanas hubo protestas violentas en Kyiv conocidas como el Euromaidan. En 2014, el parlamento ucraniano acabó destituyendo al presidente, lo cual ha sido descrito como una Revolución en Ucrania y como un “golpe de Estado” por parte de Yanukóvich.
La escalada culminó con el antecedente más directo de la actual crisis: la anexión de Crimea, una península que forma parte de la Ucrania independizada en 1991, por parte de Rusia en 2014 y mientras el país lidiaba con la crisis política. Para justificarlo, Rusia alegó que estaba defendiendo sus intereses y los de los ciudadanos de habla rusa en Crimea, una región con fuertes lealtades hacia Rusia.
Meses después, rebeldes prorrusos se levantaron en la región del Donbás, en el este de Ucrania, y comenzó una guerra civil en la región que continúa hasta ahora y que enfrenta al gobierno ucraniano contra las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Luhansk, apoyadas por Rusia —que se considera su protector—, y en febrero reconoció su independencia, ocho años después.
Crimea, que tiene una gran importancia geopolítica en el Mar Negro y en el pasado fue un punto central para la marina rusa, y el Donbás están en el centro del asunto, y en abril Rusia admitió por primera vez desde el comienzo de la crisis que uno de sus objetivos era controlar el sur de Ucrania para poder conectar estos dos territorios controlados por Moscú desde 2014. La caída de Mariúpol, la principal ciudad entre ambas regiones, ha sido un avance en esta dirección.
“Desde el inicio de la segunda fase de la operación especial (…) una de las tareas del ejército ruso es establecer el control total sobre Donbás y el sur de Ucrania. Esto proporcionará un corredor terrestre a Crimea”, dijo en ese momento el general de división Rustam Minnekaev, comandante en funciones del Distrito Militar Central de Rusia, según TASS, una agencia de noticias estatal rusa.
A finales de septiembre Rusia cimentó aún más este objetivo: tras realizar plebiscitos controversiales y desconocidos por la comunidad internacional, anexó los territorios ocupados de Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Jersón.
Anteriormente, Moscú había dicho que la “operación militar especial” buscaba proteger a las Repúblicas Populares en Donetsk y Luhansk, desnazificar Ucrania —sin aportar evidencias de las acusaciones— y desmilitarizar al país.
La expansión de la OTAN tras la caída de la URSS
Moscú insiste en que no busca una guerra —aún llama a su invasión como “operación militar especial”— y que la responsabilidad de la crisis es de la OTAN, aunque Estados Unidos y sus aliados han dicho que la autoría de la crisis pertenece a Rusia.
“Nos han engañado descaradamente. Cinco oleadas de expansión de la OTAN. Y ahí está: ahora están en Rumania y Polonia, con sistemas de armas”, dijo Putin en diciembre, asegurando en ese momento que Rusia “no quiere acciones militares”. “Pedimos directamente que no haya más movimientos de la OTAN hacia el este. La pelota está en su cancha”.
Hungría, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Bulgaria, Rumania y Albania, exmiembros del Pacto de Varsovia, ingresaron en la OTAN entre finales del siglo XX y comienzos del XXI. Mientras que Alemania del Este también pasó a formar parte de la alianza tras la reunificación, en 1990.
Por otro lado, los países bálticos Lituania, Estonia y Letonia, independizados de la URSS en 1991, ingresaron a la OTAN en 2004.
Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, dijo a finales de enero que los países tienen “el derecho a elegir sus propios acuerdos de seguridad”, en referencia a los ingresos en los últimos años a la OTAN, y que “Rusia debe abstenerse de adoptar posturas basadas en la fuerza coercitiva, una retórica agresiva”.
La guerra, al momento, parece estar teniendo resultados mixtos para Rusia en este campo. El ingreso de Ucrania a la OTAN parece imposible en el contexto actual, pero Finlandia, que comparte frontera con Rusia, y Suecia ya presentaron sus solicitudes de ingreso en la Alianza, luego de que la invasión rusa acelerara estos procesos.
¿De qué se acusan Rusia y la OTAN?
Putin acusa a la OTAN de violar el Acta Fundacional de Relaciones Mutuas, Cooperación y Seguridad entre la OTAN y Rusia, firmada en 1997 como marco de referencia entre ambas partes tras la caída de la URSS, al desplegar “sistemas ofensivos de armas en las fronteras de Rusia”, específicamente en Letonia, Lituania, Estonia y Polonia.
La OTAN señala, en cambio, que ha cumplido con el Acta Fundacional, comprometiéndose a no desplegar fuerzas militares permanentes en los nuevos miembros ni tampoco armas nucleares, dos de los pilares del acuerdo, y acusa en cambio a Moscú de incumplimiento.
Los 4.500 soldados desplegados en Letonia, Lituania, Estonia y Polonia son “fuerzas rotativas y defensivas”, según la OTAN, y llegaron como reacción a la anexión rusa de Crimea en 2014.
“Al firmar el Acta Fundacional OTAN-Rusia, Moscú se comprometió a no amenazar ni utilizar la fuerza contra los Aliados de la OTAN ni contra ningún otro Estado. Ha roto este compromiso, con la anexión ilegal e ilegítima de Crimea, territorio de un Estado soberano. Rusia también sigue apoyando a los militantes en el este de Ucrania”, expresa la Alianza en un comunicado oficial.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ha reiterado en varias ocasiones su llamado a la OTAN para que declare una zona de exclusión aérea sobre el país.
Los cambios políticos en Ucrania
Tras independizarse de la Unión Soviética en 1991, Ucrania ha mantenido relaciones tensas con Rusia, que comenzaron a empeorar a comienzos de los 2000.
En 2004 el candidato y ex primer ministro Viktor Yanukóvich, apoyado por Rusia, se impuso ante el opositor Viktor Yushchenko —prooccidente— y ganó las elecciones presidenciales en medio de acusaciones de fraude.
Una ola de manifestaciones avanzó en todo el país. La llamada “Revolución Naranja”, por el color utilizado por los manifestantes y el de la campaña de Yushchenko, sacudió al país, y la Corte Suprema ordenó repetir las elecciones, en las que esta vez ganó Yushchenko.
Yanukóvich fue elegido finalmente presidente en 2010 —Yushchenko obtuvo solo el 5% de los votos—, y en 2013 abandonó los planes de llevar a Ucrania a la Unión Europea por presiones de Rusia, tras lo cual comenzó una nueva ola de protestas.
En febrero de 2014, el Parlamento de Ucrania votó para sacar a Yanukóvich de la presidencia, y asumió el presidente interino Oleksandr Turchynov. Poco después, Rusia anexó Crimea y comenzó el conflicto en Donbás.
Petro Poroshenko fue elegido presidente en 2014 y gobernó hasta 2019, cuando asumió el actual presidente Volodymyr Zelensky. Ambos son considerados prooccidente y contrarios a Moscú.
En este contexto, un cambio de régimen en Ucrania es visto como uno de los posibles objetivos del Kremlin.
Con información de Luke McGee, Anna Chernova, Zachary B. Wolf y Eliza Mackintosh.
Este artículo fue publicado en febrero de 2023 y ha sido actualizado