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Análisis

ANÁLISIS | Estados Unidos y China están en el filo de la navaja por Taiwán antes de una llamada telefónica entre Xi y Biden

Por análisis de Stephen Collinson

(CNN) -- Nadie puede darse el lujo de parecer débil.

El último enfrentamiento de Estados Unidos con China fue provocado por los planes filtrados para una posible visita de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán, y es particularmente peligroso porque está impulsado por la política interna en ambos lados del Pacífico.

La disputa está empeorando las ya malas relaciones entre Estados Unidos y China, a medida que toma forma su lucha de superpotencias del siglo XXI. También complica una llamada prevista para el jueves entre el presidente estadounidense Joe Biden y el líder chino Xi Jinping.

Taiwán ha parecido durante mucho tiempo la chispa más probable de una escalada militar entre EE.U.U. y China.

Bajo la complicada red de acuerdos que rigen las relaciones con Beijing, Washington solo otorga reconocimiento diplomático formal a la República Popular China, pero mantiene vínculos estrechos con Taiwán, una democracia autónoma sobre la cual China reclama soberanía.

La política de ambigüedad estratégica de EE.UU. ha dejado confuso lo que haría si China alguna vez invade Taiwán, en parte para evitar alentar una declaración formal de independencia por parte del gobierno de Taipei. Pero Estados Unidos está obligado por ley a ofrecer a Taiwán los medios para defenderse.

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China ha advertido con vehemencia que tomará medidas "decididas y contundentes" si Pelosi visita. Un ataque a su avión es impensable. Pero hay especulaciones en Washington de que China podría seguir su avión militar estadounidense con aviones de combate o incluso enviar aviones a volar sobre el propio Taiwán, un escenario altamente volátil y lleno de tensión por la posibilidad de un error de cálculo.

Dada esa retórica, sería difícil para China no tomar medidas sin precedentes si Pelosi realiza la visita. Xi tiene poco espacio para una desescalada antes de un congreso nacional del partido a finales de este año, que se espera que confirme su inusual tercer mandato.

Biden, quizás imprudentemente, reveló que el ejército estadounidense no estaba entusiasmado con la visita de Pelosi. Ahora, si convence a la presidenta de la Cámara de que no vaya, será acusado de ceder ante los chinos, una carga que ningún presidente estadounidense puede tolerar, especialmente uno cuyo índice de aprobación se ha desplomado por debajo del 40%.

Pelosi, la tercera figura de mayor rango en el gobierno de EE.UU., ha estado peleando con China sobre los derechos humanos durante 30 años y no es del tipo que se deja intimidar. Con los demócratas en riesgo de perder la Cámara en las elecciones intermedias de noviembre, ella no estará dispuesta a hacer que lo que podría ser una de sus últimas grandes jugadas en el escenario internacional se convierta en una retractación ante Beijing.

La Casa Blanca, deseosa de evitar ofender a un ícono demócrata y consciente de la sensibilidad política de tratar de imponer mano dura a otra rama del gobierno, ha estado hablando con Pelosi entre bastidores sobre los riesgos de su viaje, según informes de CNN.

En el Capitolio, los consejos agresivos provienen de ambos lados del pasillo.

“No debemos permitir que fanfarroneen y dicten a Estados Unidos, la nación más grande del mundo, a dónde debe viajar nuestra presidenta de la Cámara”, dijo el representante demócrata progresista Ro Khanna de California en “The Situation Room” de CNN el martes. “Quiero decir, ¿quiénes son ellos para decir que la presidenta Pelosi no debería ir a Taiwán?”.

El líder de la minoría republicana, Kevin McCarthy, intervino diciendo que Pelosi "no debería dar marcha atrás ahora". También dijo que encabezaría una delegación del Congreso a Taiwán si se convierte en presidente de la Cámara el próximo año, aunque esa visita sería potencialmente menos explosiva que la de Pelosi, ya que Biden podría argumentar a los chinos que los republicanos rivales no representan su política.

Dadas las tensiones políticas en ambos lados, es difícil ver cómo Biden y Xi pueden aliviar la situación.

Las cosas podrían ponerse complicadas si Xi le pide a Biden que evite la visita de Pelosi. Biden no tiene poder para hacer que eso suceda. Pero el líder chino podría ofenderse si la presidenta de la Cámara hace el viaje, lo que fracturaría aún más la confianza.

China, que es cada vez más capaz militarmente, también está observando los llamamientos bipartidistas en el Capitolio para que se abandone la ambigüedad estratégica y para que EE.UU. simplemente declare que defenderá a Taiwán. Biden no ha ayudado exactamente al hacer repetidamente declaraciones que se saltan toda la política, solo para que sus asistentes las echen atrás.

Bonny Lin, directora del Proyecto de Energía de China en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, dijo que lo mejor que podría salir de la llamada es quizás un entendimiento mutuo de lo que exactamente haría China si Pelosi se va.

"Con suerte, hay algo que los chinos puedan darnos en términos de comprender la forma en que China podría responder para que EE.UU. y Taiwán puedan planificar una forma que no genere una mayor escalada en esta dinámica", dijo Lin.

Pero es posible que China aún no sepa cómo respondería, agregó. Y puede que no le interesen medidas que desescalen la situación.

Mucho depende de lo que Pelosi decida hacer.