Londres (CNN) – Esta semana, la monarquía ha recuperado poco a poco la sensación de normalidad, a medida que llega a su fin el prolongado periodo de luto por la muerte de la reina Isabel II.
Y, a su vez, comenzó una nueva era para los nuevos príncipes de Gales.
William y Catalina visitaron Gales esta semana por primera vez desde la muerte de la reina, un importante viaje inicial que probablemente esperan que marque el tono de sus nuevas funciones.
La pareja fue bien recibida. Una gran multitud acudió a aplaudir su llegada a Anglesey y Swansea, donde los miembros de la realeza saludaron a los simpatizantes y visitaron organizaciones benéficas locales.
“La visita de hoy es histórica. Teníamos que estar aquí”, dijo a la agencia de noticias PA Media Rebecca Crompton, cuyo hijo obsequió un ramo de flores a Kate. “En realidad, íbamos de camino al colegio cuando cambié de opinión y decidí traerlo aquí para que tuviera una oportunidad única en la vida”.
Pero a medida que vayan ocupando sus cargos, William y Kate trazarán su propio camino como galeses, príncipe y princesa de una nación que en general apoya la monarquía y la unión, pero que también conserva una fuerte identidad separada del resto de Gran Bretaña.
Su éxito en el papel será de vital importancia para la monarquía, que desea mantener su apoyo firme en todas las partes del Reino Unido, incluso cuando la cuestión de la independencia revolotea en Escocia y, cada vez más, también en Gales.
Hasta donde CNN tiene conocimiento, a pesar de que el entonces príncipe Carlos recibió una gran ceremonia de investidura por parte de la reina cuando se convirtió en príncipe de Gales en 1969, no hay planes de una investidura para Guillermo.
La propia investidura de Carlos en el castillo de Caernarfon fue objeto de protestas por parte de los nacionalistas galeses, que se oponían a un nuevo príncipe de Gales. El título se otorga tradicionalmente al heredero del trono desde el año 1300, poco después de que la corona inglesa se anexara Gales, que limita con el oeste de Inglaterra.
Las dos naciones han mantenido en general una estrecha relación jurídica y política, pero la oposición nacionalista al dominio inglés siempre ha estado presente.
En lugar de una investidura, William y Kate se centrarán en profundizar en la confianza y el respeto del pueblo de Gales a lo largo del tiempo, y planean volver a la nación antes de Navidad.
Al parecer, ese proceso incluye el aprendizaje del idioma. El reverendo Steven Bunting, que recibió a la pareja en la iglesia de Santo Tomás de Swansea el martes, dijo a PA Media: “El príncipe de Gales incluso hablaba de aprender galés, y dijo que había aprendido la palabra ‘paned’ que significa taza de té y ‘bara brith’”, un pan de té tradicional.
“Creo que se está tomando muy, muy en serio lo de ser príncipe de Gales”, dijo Bunting.
William sigue los pasos de su padre, que estudió galés en la Universidad de Aberystwyth. La lengua tradicional ha experimentado un renacimiento en los últimos años, impulsado sobre todo por los jóvenes hablantes, otro símbolo de la cultura diferenciada de la nación.
El apoyo a la independencia también está creciendo entre los tres millones de habitantes de Gales, según han demostrado los estudios, y los políticos de alto nivel de la región llevan mucho tiempo presionando para que se aumente la transferencia de competencias políticas y de toma de decisiones.
Y aunque el nacionalismo no siempre va de la mano del republicanismo, hay indicios de que William y Kate también tendrán que enfrentarse a él.
Algunos manifestantes antimonárquicos se hicieron oír durante la primera visita de Carlos a Cardiff como rey a principios de este mes, y uno de ellos le increpó directamente sobre los impuestos públicos que financian la monarquía. Mientras tanto, una petición en línea para eliminar el título de príncipe de Gales “por respeto a Gales” ha reunido más de 35.000 firmas en tres semanas.
Mantener unidas las naciones del Reino Unido es una prioridad cada vez mayor para los principales partidos políticos británicos, y la realeza desempeña un papel fundamental.
Los profundos lazos de la difunta reina con Escocia se plantearon a menudo como símbolo de la cercanía entre ingleses y escoceses cuando estalló allí la cuestión de la votación sobre la independencia. Tanto la monarquía como Downing Street esperan que William y Kate puedan mantener una relación similar en Gales.
En muchos sentidos, es una posición para la que la pareja está bien preparada. William y Kate vivieron en la pintoresca isla galesa de Anglesey antes del nacimiento de su primer hijo, George, lo que les permitió disfrutar de una vida relativamente normal, lejos de la mirada de los paparazzi.
El príncipe alquiló una casa de campo allí y pudo manejar al trabajo y socializar con sus amigos de la Real Fuerza Aérea, mientras que Kate era vista comprando en el supermercado local, informó CNN en 2011. Su presencia no solía molestar ni impresionar a los lugareños, que se mostraban bastante indiferentes ante sus vecinos reales.
Pero en sus nuevas funciones, y con William ahora como heredero al trono, las cosas serán muy diferentes, y cualquier visita a Gales cobrará mayor importancia.