(CNN) – Cuando a Maven Lore le estaban ajustando su primer juego de colmillos, algo se encendió dentro de él.
“Algo salió a la superficie y todo se sintió bien por una vez en mi vida”, dijo. “Tenía la idea de que había más que solo dientes puntiagudos”.
No supo cómo describir el sentimiento en ese momento; tampoco que eso lo llevaría de Nueva York a Nueva Orleans. Pero ahora sí sabe que fue un “despertar”: su primer contacto con la vida como vampiro.
Lore encontró su lugar en Nueva Orleans y nunca se fue. Ahora, convertido en un artesano de colmillos de acrílico a medida, ha ascendido al papel (que acepta solo a regañadientes) de rey de la corte de vampiros del Big Easy.
“Ser parte de la corte de vampiros de Nueva Orleans implica que todos nos unamos: una victoria de una persona es una victoria para todos nosotros”, dijo. “Nuestra mentalidad es ‘hundirse o nadar’ juntos”.
Los vampiros humanos viven y están bastante lejos de las criaturas ficticias en las que podemos pensar. Sus interpretaciones del vampirismo varían ampliamente: muchos se alimentan de energía y otros lo hacen con encuentros sexuales, pero los hábitos de alimentación y los colmillos son solo los símbolos de una comunidad que es tan diversa como incomprendida por los no vampiros. Es posible que ni siquiera indentifiques que la persona delante tuyo es un vampiro, al menos si estás buscando pistas estereotipadas. No hay restricciones para que los vampiros se identifiquen como tales: no están obligados a la vida nocturna ni a adorar a los vampiros ficticios.
Los vampiros de hoy en día son, en esencia, personas de diferentes orígenes con un objetivo común, la pertenencia, que han encontrado una comunidad con sus compañeros vampiros. Vivir como vampiro es una elección subversiva, un rechazo orgulloso de las normas sociales. Y de esa manera, es una forma de vida que empodera, dijo John Edgar Browning, profesor de artes liberales en el Colegio de Arte y Diseño de Savannah, quien pasó años estudiando las comunidades de vampiros en Nueva Orleans y Buffalo, Nueva York.
“Los vampiros humanos hacen accesible el potencial infinito que existe para exponer y desarmar las categorías represivas y opresivas de las que nace la marginación”, dijo a CNN. “Entonces, en cierto modo, estos vampiros son terapéuticos para nosotros”.
CNN habló con dos gigantes de sus respectivas comunidades, Lore de Nueva Orleans y Merticus, el cofundador de la Alianza de Vampiros de Atlanta Vampire, sobre sus vidas, sus alegrías y los conceptos erróneos sobre el vampirismo que les gustaría que se abandonen de forma permanente.
Buscando una familia, encontrando vampiros
En primer lugar: sí, algunos vampiros de la actualidad consumen sangre, a menudo de donantes que dieron su consentimiento, generalmente seres queridos o parejas, en pequeñas cantidades. Pero muchos se abstienen o condenan esa práctica y en su lugar encuentran su sustento en encuentros sexuales u otras experiencias de las que pueden obtener energía (Lore y Merticus están entre ellos). Cuando los extraños se asustan y le preguntan a Lore si beberá su sangre, él bromea: “No, eso se llama asesinato”.
Si bien los no iniciados suelen estar más interesados en los hábitos de alimentación, Lore dijo que eso no es lo que les importa a los vampiros. (Comparó preguntarle a un vampiro sobre sus hábitos alimenticios con preguntarle a alguien que no es vampiro si come fiambres).
Muchos vampiros no encajan en los arquetipos que el escrito Bram Stoker y compañía han popularizado. Estas son personas que a menudo tienen trabajos como cualquier otra persona: Lore también es diseñador gráfico, DJ y joyero; Merticus es un experto en muebles antiguos.
Y la mayoría de los vampiros humanos ni siquiera es que se sintieron atraídos por la comunidad porque idolatraban a Drácula. En sus estudios etnográficos de vampiros humanos, Browning dijo que descubrió que los miembros de las comunidades de vampiros se sienten atraídos entre sí principalmente por elementos sociales.
“Ni siquiera los llamaría fanáticos de los vampiros, simplemente son personas con una historia compartida desde su adolescencia, una necesidad innata de sangre o de energía, y una necesidad compartida de encontrar a otros como ellos que los acepten”, dijo Browning.
Merticus estaba buscando respuestas sobre otros como él cuando se unió a las salas de chat de vampiros en 1996, después de notar durante años que podía “sacar fuerza de situaciones cargadas”, y luego se dio cuenta de que eso era alimentación psíquica.
“Nunca sentí que mi cuerpo o ni siquiera esta época esté alineado con mi espíritu o alma”, dijo a CNN. “O más sencillo: siempre sentí que había algo diferente en mí que no podía identificar”.
Los amigos que hizo en esas salas de chat todavía están en su vida en la actualidad, y fuera de línea, esas conexiones se han vuelto aún más fuertes.
Lore encontró esas conexiones cuando visitó Nueva Orleans por primera vez hace 24 años, días antes de Halloween. Ha vivido allí desde entonces.
“Ni siquiera sabía que había una comunidad”, dijo. “Pero eran familia”.
Y ahora, también son su familia. Se ha ganado un papel importante en la escena vampírica de NOLA: además de su negocio de herrero, también es mentor de jóvenes vampiros, un papel con el que tropezó por accidente pero que, no obstante, acepta. Se resiste a que lo llamen “guardián de la paz” entre los vampiros de la zona, aunque sabe que puede aconsejar y resolver discusiones entre miembros.
“Todos queremos llevarnos bien y ser amados, por eso amo a la comunidad de vampiros”, dijo Lore. “No importa de qué raza… de qué género eres. Eres aceptado”.
Lo que la gente no entiende sobre los vampiros
La popularidad de los vampiros ficticios hace que Merticus y los otros deben aclarar constantemente que no son como los chupasangres nocturnos que los entretienen y los aterrorizan. De hecho, dijo Merticus, muchos vampiros humanos “permanecen fuera del ojo público” debido a los muchos conceptos erróneos de lo que significa ser vampiros y el miedo a las represalias de sus conocidos.
Ahora Merticus trabaja para educar a la gente sobre que el vampirismo es una “fusión de atributos físicos, mentales… y espirituales”, y que los vampiros son en gran medida miembros productivos de la sociedad.
El vampirismo a menudo se asocia con lo oculto, y los vampiros ficticios son conocidos por participar en sacrificios humanos entre otros actos espeluznantes. La idea de que la subcultura vampírica “fomenta y tolera tal comportamiento” no es cierta, dijo Merticus. Por otro lado, las comunidades de vampiros humanos dan la bienvenida a miembros de todos los orígenes religiosos.
Ambos vampiros dijeron que se resisten a ser reconocidos únicamente por el hecho de que se identifican como vampiros. Y ciertamente se resisten a los estereotipos estéticos del vampirismo: Merticus comenta que no usa colmillos ni ropa gótica, y Lore describe su estilo nocturno como un cruce entre el traje elegante y el rock and roll de los 80. (Cuando está fabricando colmillos prefiere mantenerse informal).
Sin embargo, afortunadamente, dijo Merticus, todo indica que la representación de los vampiros ficticios va hacia una dirección positiva y multifacética: se acabaron los días de los chupasangres de piel pálida.
“La interpretación de Hollywood del vampiro ha ido transformando al vampiro en algo más humano que un monstruo”, dijo, refiriéndose a Barnabas Collins, el protagonista de la telenovela gótica “Dark Shadows”, la película protagonizada por David Bowie “The Hunger” y la adaptación del clásico de Anne Rice, “Entrevista con el vampiro”.
“La humanidad del vampiro ha tocado la fibra sensible del público”, afirmó Merticus.
Pero esas y otras cualidades vampíricas populares solo intensifican la atención de los medios sobre los vampiros humanos que se encuentran fuera de la pantalla. Merticus dijo que prefiere mantenerse en las “sombras”: muchas casas de vampiros, clanes, organizaciones e individuos se han manejado “bastante bien” sin todo el alboroto.
“Esto es lo que hace que el tapiz de nuestras experiencias colectivas sea tan ricamente gratificante y nos una personalmente a medida que envejecemos juntos”, dijo.
Pero mientras haya interés en los vampiros humanos, Merticus dijo que será un portavoz algo reacio para ellos. Incluso ha llevado a cabo encuestas entre compañeros vampiros para aprender más sobre sus antecedentes, sus hábitos de alimentación y su vida social.
Hay más en la vida que ser vampiro
Tanto Lore como Merticus dicen que el vampirismo no ocupa toda su vida. Ambos tienen relaciones comprometidas con no vampiros, dijeron, y ser vampiro es solo una faceta de lo que son, no su cualidad definitoria.
La Alianza de Vampiros de Atlanta de Merticus se ha convertido en un equipo relativamente pequeño y muy unido de “vampiros envejecidos”, señaló. La vida del vampiro de Georgia es relativamente más tranquila que la de Lore: prefiere escabullirse en restaurantes, bares y eventos culturales en lugar de trabajar y jugar en el insomne centro de Nueva Orleans.
Así como algunos grupos de vampiros en Nueva York son altamente influyentes, casi políticas, y la comunidad de vampiros de Ohio está formada en su mayoría por alimentadores psíquicos, según Merticus, cada casa, aquelarre o corte de vampiros tiene sus propias tradiciones y matices.
“La mayoría de nosotros nos comunicamos incluso si nos acercamos al camino del vampirismo desde diferentes avenidas de creencias y prácticas”, dijo Merticus.
Vampiros de todo tipo, de todo Estados Unidos, quieren apoyar y proteger a las personas que se han convertido en su familia. Como familia, se pelean y no están de acuerdo (ahí es donde interviene Lore, para mediar). Pero el objetivo, dijeron Lore y Merticus, es siempre la unidad.
“La unidad para mí no significa que todos seamos iguales”, afirmó Lore. “Significa unidad de propósito. Todos somos familia a pesar de nuestras diferencias; a veces nos amamos debido a nuestras diferencias”.