CNNE 1279218 - semana laboral de cuatro dias- una prueba que da resultados
Cientos de empresas prueban la semana laboral de cuatro días, estos son los resultados
04:54 - Fuente: CNN

(CNN) –  Nunca volveremos a la oficina, al menos no cinco días a la semana.

Eso es lo que sostiene Anne Helen Petersen, autora de “Out of Office: Unlocking the Power and Potential of Hybrid Work”.

“Puedes intentar negociar los acuerdos de flexibilidad ahora o puedes batallar con tus empleados durante los próximos 5 o 10 años, y luego pagarle a un consultor mucho dinero para que te ayude a determinar lo que deberías haber empezado a descifrar hace 5 o 10 años”, me dijo en el más reciente episodio de mi podcast “Downside Up”.

Petersen cree que la pandemia de covid-19 reorientó fundamentalmente nuestra relación con el trabajo de una manera en que las empresas apenas empiezan a comprender en su totalidad.

“[La gente] no quiere que la obliguen a volver a la oficina dos días a la semana y encontrarse con que sus compañeros de trabajo no están en ese momento. Así que vuelven a esta oficina fantasma y les parece totalmente arbitrario responder a los correos electrónicos desde una oficina en lugar de hacerlo desde la comodidad de su casa”, me dijo.

Aunque parezca que la semana laboral de cinco días y 40 horas siempre ha estado con nosotros, en realidad es un invento relativamente nuevo.

Incluso en el siglo XX, por ejemplo, se consideraba normal trabajar los sábados, además de los cinco días habituales de la semana. (¡La Colonia de la Bahía de Massachusetts tenía una jornada laboral mínima de 10 horas!)

Ya en 1866, el Congreso estudió la posibilidad de imponer una semana laboral de 40 horas, pero la legislación se estancó. En 1926, Henry Ford instituyó una semana laboral de 40 horas para sus empleados, creyendo que era la cantidad óptima de tiempo para que alguien trabajara en una semana. En 1938, el Congreso acabó obligando a los empresarios a pagar las horas extraordinarias a los trabajadores que trabajasen más de 44 horas a la semana. La ley se modificó en 1940, reduciendo la semana laboral a un máximo de 40 horas.

Pero la semana laboral de 40 horas fue, y es, violada habitualmente por los empleados asalariados (y sus jefes) que creen que trabajar más es trabajar mejor. “A menudo, trabajar esas horas increíblemente largas es un signo de dedicación, devoción… una señal de que deberías ser ascendido”, dijo Petersen. “Por mucho que la gente hable de la santidad de la semana laboral de 40 horas, no habla del hecho de que ya la hemos incumplido”.

La pandemia, en la que los jefes obligaron a sus empleados a quedarse en casa por miedo a propagar el virus, ha alterado fundamentalmente, según Petersen y otros expertos en el trabajo, la forma en que pensamos sobre la oficina y la semana laboral en general.

“Si lo piensas, el contrato con tu empleado no es solo comprar tiempo”, me dijo Charlotte Lockhart, defensora de la semana laboral de cuatro días. “Estás comprando que hagan algo con ese tiempo: un resultado productivo. No importa si son fabricantes, si trabajan en la hostelería, si trabajan en la sanidad o si trabajan en una oficina, lo que se busca es cómo definimos la productividad dentro de nuestro negocio”.

En otras palabras: trabajar de forma más inteligente, no más duro.

La cuestión que se plantea ahora a los jefes es si quieren presionar para reinstaurar que los empleados acudan a la oficina cinco días a la semana porque así es como lo hacían antes de la pandemia o si quieren explorar activamente la posibilidad de un horario flexible o incluso una semana de cuatro días para adaptarse mejor a las vidas de sus trabajadores.

“No es que eso signifique que todo el mundo tenga que ser totalmente remoto”, explicó Petersen. “Creo que a menudo esta conversación se vuelve muy polarizada o binaria en términos de [si] todo el mundo debería estar siempre en la oficina o todo el mundo debería estar siempre en casa. La mayoría de la gente quiere algo intermedio”.